Название | Leyendo a Freud desde un diván lacaniano |
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Автор произведения | Osvaldo Delgado |
Жанр | Документальная литература |
Серия | |
Издательство | Документальная литература |
Год выпуска | 0 |
isbn | 9789878372587 |
Es ese ideal lo que lo lleva a denegar lo que le dice su hijo Martin desde el frente de la guerra.
Por todo esto, el texto “Más allá del principio de placer” es el “pase” de Sigmund Freud. El atravesamiento del fantasma de la bienaventuranza y la caída del ideal del principio de placer.
Atravesamiento que lo va a llevar finalmente al resto irreductible, llamado fragmento de agresión libre en “Análisis terminable e interminable”. Y a postular finalmente ante lo que vacilaba, retrocedía, esquivaba: la compulsión de repetición.
Compulsión que hace caer la supuesta seguridad de cualquier ideal, y agujerea para siempre el ordenamiento de la ley paternal.
El Nombre del Padre, como lo formuló tempranamente Lacan, siempre reveló su impostura ante la compulsión de repetición.
El texto “Más allá del principio de placer”, “separó las aguas” en el postfreudismo. Aquellos que se formaron en ese “pase” de Freud son los que pudieron dar cuenta del concepto de goce, y orientar la clínica en relación a lo real.
Ciertamente, Freud ya había formulado en varias oportunidades lo que a partir de 1920 planteó como anticipaciones. La experiencia de dolor en el “Proyecto…”, la fuente in- dependiente de desprendimiento de displacer, la dimensión compulsiva en la obsesión de las psiconeurosis de defen- sa, los sueños punitivos, los fragmentos de vida real que siempre fueron displacenteros, etc. Sin embargo, no daba el paso.
El primero en “Más allá del principio de placer”, fue dado por la precisa, rigurosa y actual articulación de la angustia, el miedo y el terror; enmarcados en una nueva doctrina del trauma.
Es en ese punto donde cae la vieja juntura de la función del sueño y el cumplimiento de deseo. Es ahí donde se precipita el acto que estaba en suspenso. Escribe Freud: “O bien tendríamos que pensar en las enigmáticas tendencias masoquistas del yo”.
Esto lo cambia todo, se trata de “tendencias más originarias que el principio de placer en independientes de él”.
Sin esta afirmación, no sería posible sostener el concepto prínceps llamado “compulsión de repetición”.
Concepto que va a inaugurar la tercera y última etapa de la doctrina de la orientación clínica, y le va a permitir dar cuenta del fundamento de las catástrofes sociales.
Se trata del “sesgo demoníaco” del más allá del principio de placer. Este es el núcleo del reverso del psicoanálisis en Lacan. Jacques Lacan lo dice con total claridad en el Seminario 17: “Lo que precisa (Freud) de la repetición es el goce, término que le corresponde en propiedad”. (4)
Efectivamente, le corresponde.
Ciertamente, el concepto de goce tendrá un destino más complejo en la última enseñanza de Lacan, fundamentalmente a partir de Seminario 20, pero ya he destacado la cuestión de la divisoria de aguas fundamental en el postfreudismo.
Esto es lo que denomino atrevidamente el “pase” de Freud, sin desconocer por ello que el pase como tal le corresponde con propiedad a Lacan.
Y es en la “Proposición del 9 de octubre de 1967” donde, junto con su doctrina del Pase, nos formula la cuestión de los campos de concentración y de la “expansión” cada vez más dura de los “procesos de segregación”. Se trata del nudo: advenimiento del nuevo analista y analista ciudadano. Cuestión que está en el núcleo del psicoanálisis en intención y en extensión.
II. Bibliografía
Freud, S., “La transitoriedad” (1915), en Obras completas, López Ballesteros, Buenos Aires, 1989.
Lacan, J., El Seminario, Libro 17, El reverso del psicoanálisis, Paidós, Buenos Aires, 2008.
Lacan, J., “Proposición del 9 de octubre de 1967 sobre el psicoanalista de la Escuela”, en Otros escritos, Paidós, Buenos Aires, 2006.
1- Freud, S., “La transitoriedad” (1915), en Obras completas, López Ballesteros, Madrid, 1989, p. 2120.
2- Ibíd., p. 2119.
3- Freud, S., “Consideraciones de actualidad sobre la guerra y la muerte” (1915), en Obras completas, López Ballesteros, Madrid, 1989, p. 2117.
4- Lacan, J., El Seminario, Libro 17, El reverso del psicoanálisis, Paidós, Buenos Aires, 2008, p. 48.
El destino de dos cartas
“[…] porque quiero salir algún día a la calle, y que sea pronto, y no morirme”.
El beso de la mujer araña, Manuel Puig
Martin escribe dos cartas a su padre en octubre de 1918, desde el campo de batalla de la Primera Guerra Mundial. Una guerra apocalíptica, contemporánea con la “gripe española”, pandémica.
Ambos acontecimientos provocaron miles de muertes, que producían al joven una profunda desazón y un marcado pesimismo por el futuro. A esto se le sumaba una gran angustia por la estadía de su familia en Viena, donde se producirían prontamente acontecimientos trágicos.
Al final de la guerra Martin estuvo desaparecido, sin que se supiera si estaba vivo o muerto.
El joven, en medio de la tragedia que vivía, pudo felicitar a su padre por el acontecimiento del Congreso de Psicoanálisis, después de varios años en Budapest.
Sigmund Freud, padre de Martin, luego del congreso –donde expuso el brillante texto “Los caminos de la terapia analítica”– le envía una carta a su hijo, a la cual éste responde: “Tienes razón al sostener que me he curtido, que ya no necesito tanto para vivir, y que tengo voluntad suficiente para asumir cualquier trabajo que me alimente a mí y a una mujer que se me quiera fiar”.
Freud, en la conferencia mencionada, ya había situado con total precisión, adelantándose menos de dos años al gran giro de 1920, respecto a la cuestión de la autodestrucción y la satisfacción que ella implicaba.
Pero ya había salvado al padre, y el límite fálico le impedía dar cuenta de lo femenino. Para eso había que invertir los dos tiempos de “Tótem y tabú”. El segundo es primero lógicamente, y el primero es un efecto de esto. Salvar al padre al precio del sacrificio del hijo, como lo afirmó Lacan.
Martin le dice que no al sacrificio. Le responde al padre: “Esa fortaleza posterior supuesta, sería posible, pero para ello es necesario e imprescindible a dicho fin, de que regrese a casa con las cuatro extremidades, los cinco sentidos y una mente serena, además de una buena porción de salud, todas cosas con las que no contaría si en el ínterin alguien, sea quien fuera, me colgara, acribillara, masacrara o me apresara”.
En definitiva, agregó: “Padre, ¿no ves que estoy ardiendo?” Dos años después Freud produce el “Más allá del principio de placer”. Toda guerra es el asesinato de los hijos.
Martin se dirige a la denegación de Sigmund. Denegación en perspectiva con el famoso sueño “se ruega cerrar los ojos”. Conmoción de la visión y el objeto mirada. Retorno del objeto al cuerpo como manifestación de la angustia traumática, en la misma perspectiva que la denegación subrayada anteriormente.
La pandemia actual implica, entre otras cosas, una caída de las identificaciones, por lo tanto de la conceptualización del inconsciente es la política, que velaba el agujero estructural causa del sujeto.
Varios