Leyendo a Freud desde un diván lacaniano. Osvaldo Delgado

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Название Leyendo a Freud desde un diván lacaniano
Автор произведения Osvaldo Delgado
Жанр Документальная литература
Серия
Издательство Документальная литература
Год выпуска 0
isbn 9789878372587



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engarzan finalmente en un conjunto epistémico y político por el cual nos vamos deslizando hasta quedar un poco aguijoneados, conmovidos, por la profundidad, valentía y agudeza de su pluma.

      Una experiencia de lectura que nos lleva por distintas zonas, donde cada una abre nuevas ventanas del hermoso edificio psicoanalítico que Osvaldo construyó. Este es un libro para un lector deseante, para escribir en sus márgenes, para construirlo junto con su autor. Quienes lo lean se encontrarán con reflexiones, elucidaciones teóricas, trazos clínicos, y con las preguntas de alguien que ha dedicado su vida al psicoanálisis y a su transmisión.

      Género y sexuación, derechos humanos, segregación, síntoma, goce, sacrificio, la ética del psicoanálisis, la posición herética. Cada uno de estos nudos evidencian la enunciación de quien escribe, al tiempo que discurren sólidamente fundamentados con las referencias bibliográficas que generosamente se despliegan al final.

      Y tal vez, por eso, Osvaldo concluye este texto de presentación de su libro con el fenómeno de la segregación. Ya que es en la “Proposición del 9 de octubre de 1967” donde, junto con su doctrina del pase, Lacan formula la cuestión de los campos de concentración y de la “expansión” cada vez más dura de los “procesos de segregación”. Se trata del nudo, del advenimiento del nuevo analista y analista ciudadano, señala lúcidamente Osvaldo Delgado. Cuestión que está en el núcleo del psicoanálisis, en intensión y en extensión. De eso se trata este libro, de leer los diversos temas que propone, con toda la productividad vivificante de la que es posible el corpus psicoanalítico.

      Este es un libro para estudiar y también para disfrutar. Se puede empezar por cualquier parte, como en un análisis. Sin embargo, termina de una manera singular. Su autor le ha reservado el final del libro al actor Lautaro Delgado Tymruk. Le cede la palabra a su análisis sobre Kryptonita, la novela de Oyola, llevada al cine por el director Nicanor Loreti. La novela habla del amor, al tiempo que deconstruye a los héroes del colonialismo cultural. “Los super poderes son poéticos, solo saben arreglárselas, como cualquier vecino pobre”, nos advierte Osvaldo Delgado.

      Así, dice, el agujero se “traga” toda la escena de los superhéroes. Solo queda un agujero, nada más que una figuración de la garganta de Irma. Fin de la película. Entonces, la salida de este libro, como no podía ser de otra manera, para alguien que lee a Freud desde su diván, desde lo que ha sido su propia experiencia analítica, será por la vía del arte y del amor.

      Queridos lectores, leer a Freud desde el diván lacaniano de Osvaldo Delgado, desde sus investigaciones y desde su propia operación de lectura singular, no será, les anticipo, sin las huellas duraderas de su trabajo, con la posibilidad además de producir en nosotros mismos un saber nuevo, a partir de lo que fue leído.

      1- Lacan, J., Seminario 25, “Momento de concluir” (1975). Inédito.

      2- Miller, J.-A., El ultimísimo Lacan, Paidós, Buenos Aires, 2014, p. 230.

PRIMERA PARTE De la pulsión de muerte al goce

       I.

      ¿No es acaso el texto “La transitoriedad” el testimonio anticipado de aquello con lo que Freud escandalizaría a sus discípulos?

      Efectivamente, “La transitoriedad” o “Lo perecedero” según las traducciones, da cuenta del desgarramiento de ese hombre de paz, de saber, de cultura universal; por lo que estaba por acontecer como crueldad y matanza sin límites en Europa.

      Todo se inclinaba hacia la catástrofe, en la cual sus hijos participarían en las trincheras del frente de batalla.

      El amor de Freud por sus hijas e hijos, se confrontaría con la tragedia que nos viene legada desde Grecia: el sacrificio de los hijos.

      El hombre que en la más absoluta soledad había inventado el psicoanalista, un objeto inédito en la cultura moderna. Produjo una hendidura imposible de suturar en el ideal de la razón: el inconsciente.

      Ese mismo hombre había dado cuenta que en la sexualidad existía un imposible, que no podía ser colmado con ningún concepto.

      En esa gran época, según la pertinente investigación de Silvia Tubert, se van a producir acontecimientos de una envergadura social, científica y cultural, con una potencia inédita.

      Einstein inventa la teoría de la relatividad, Pessoa conmueve el mundo literario, Wittgenstein construye su lógica matemática, Schoenberg produce la música atonal, Joyce escribe Ulises, Picasso conmueve la lógica pictórica, los bolcheviques realizan la Revolución de Octubre. También comienzan a gestarse las primeras manifestaciones segregativas que el gran director Ingmar Bergman desplegó en su genial film “El huevo de la serpiente”.

      Ya se había encontrado, en la clínica que sostenía, con los impasses que le generaba el forzamiento que hacía respecto del principio de placer.

      ¿Por qué le costó tanto dar el paso hacia el concepto de pulsión de muerte?

      Él lo dice: titubeó, vaciló; “la bruja adivinante” y el “phantasieren” no lo visitaban por la noche. ¿Era solo por el estatuto que podríamos llamar deconstructivo, que eso implicaría?

      Freud, que se caracterizó por su valentía y osadía intelectual, no podía dar ese salto. ¿Por qué tanta angustia si ya había dado varios pasos fundamentales, con la postulación del inconsciente, con la caída de la escena traumática, con la construcción temprana de la fantasía del padre gozador?

      ¿Cómo es posible que desde esa fantasía vaya a llegar a formular al padre como normativo?

      Estas consideraciones, según mi lectura, implican forzar el principio de placer,