Название | Mujeres universitarias, profesionales y científicas |
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Автор произведения | Ruth López Oseira |
Жанр | Документальная литература |
Серия | |
Издательство | Документальная литература |
Год выпуска | 0 |
isbn | 9789587837919 |
La investigación coincide con estudios de distintos países donde se han encontrado que las mujeres enfrentan una serie de obstáculos en su vida profesional, como la segregación horizontal (tipos de ocupación y brecha salarial), la segregación vertical (difícil acceso a puestos de dirección y poder), una presencia menos consolidada en el mercado laboral, así como dificultad para progresar en sus carreras y hacer compatible la maternidad y el matrimonio con el empleo. También señala que se requieren transformaciones en el espacio doméstico para lograr una mayor equidad y reparto de responsabilidades en este ámbito.
A continuación, la profesora Mónica Reinartz Estrada presenta los resultados de la investigación “Rol educativo de las mujeres en las ciencias agrarias en la Universidad Nacional de Colombia - Sede Medellín 1960-2014”, que en un primer aparte enumera una serie de hechos que permiten contextualizar el acceso de las mujeres a la educación superior en los ámbitos internacional y nacional, para luego referirse al caso concreto del ingreso femenino a la Facultad de Ciencias Agrarias.
En un segundo aparte hace referencia a los porcentajes de hombres y mujeres que tienen título de posgrado y se desempeñan en la docencia y en la investigación en Colombia, enfatizando que el número de profesionales colombianos con estudios de maestría y doctorado es muy inferior a los datos encontrados en otros países. Para la docencia y la investigación reporta que, en términos generales —incluyendo a la Universidad Nacional de Colombia - Sede Medellín—, las mujeres ocupan en mayor proporción categorías de menor prestigio, como auxiliares y asistentes, las cuales tienen menor remuneración.
En otro aparte la autora hace una relación de las publicaciones y muestra que los trabajos hechos por profesoras de la facultad comienzan a divulgarse en los años setenta y aumentan en los siguientes años, lo que se relaciona con el incremento de fondos y de grupos de investigación en la sede, pero llama la atención que la cantidad de artículos de autoría femenina es menor que la de los varones, lo que incide negativamente en los salarios de las primeras.
Finalmente, en el último capítulo Dora Isabel Díaz Susa presenta y analiza la “Política institucional de equidad de género e igualdad de oportunidades para mujeres y hombres en la Universidad Nacional de Colombia”, sancionada a través del Acuerdo 035 de 2012 del Consejo Superior Universitario. Esta política, que tiene el propósito de crear condiciones legales para hacer efectiva la democracia en la institución, fue aprobada después de ochenta años de haberse iniciado el ingreso de las mujeres a dicho claustro y de varias décadas de presión por parte de un sector de la comunidad universitaria.
La autora hace un recuento de los acontecimientos que posibilitaron el acceso de las mujeres a la educación superior y a la Universidad Nacional de Colombia, y hace énfasis en los vínculos con las luchas y demandas emprendidas en las primeras décadas del siglo pasado por los derechos civiles y políticos. Posteriormente se refiere a la creación del Grupo Mujer y Sociedad, de la misma universidad, que inició un debate relacionado con la situación de las mujeres y con las grandes corrientes del feminismo internacional. Este antecedente contribuyó a la institucionalización de los estudios de género y feministas, así como al desarrollo de la normativa de equidad e igualdad en la Universidad Nacional de Colombia.
El capítulo subraya que los estudios de género y de las mujeres representan una importante innovación para la docencia y la investigación, pues proponen ampliar las miradas a partir de experiencias y culturas diversas, aunque todavía encuentran muchos obstáculos. El Acuerdo 035 considera que el enfoque de género es un paradigma de análisis social y un método de identificación de desigualdades y, por lo tanto, debe ser un eje transversal de las políticas de equidad y una estrategia para la transformación del ejercicio institucional. La autora plantea que si bien este es un logro muy importante, es apenas un punto de partida en un espacio donde persisten las inequidades, las exclusiones y restricciones para las mujeres entre la población estudiantil, docente y administrativa.
Este conjunto de miradas heterogéneas está atravesado por una inquietud compartida relativa a las mujeres en la enseñanza, la producción de conocimientos y el desempeño de las profesiones científicas. Se trata de aproximaciones a un campo vasto del conocimiento, pero puede ser un instrumento útil al esfuerzo por sustentar una universidad incluyente y de calidad que exige este tipo de reflexiones. Una de ellas es que la relación entre mujeres, género y ciencia es un fenómeno de muchas aristas y, aunque algunos indicadores de equidad en el acceso han mejorado, ello no quiere decir que la inequidad se haya superado o los avances obtenidos puedan considerarse una conquista asegurada. Por eso, la equidad de género no debería seguir siendo el resultado de la inercia institucional respecto a los cambios que ocurren en la sociedad, así como no se dejan al azar otras políticas de equidad que toman en cuenta grupos vulnerables en razón de su situación socioeconómica o su identidad étnica.
En la actualidad, cuando las evaluaciones de la calidad en educación, investigación e innovación resaltan la importancia de cultivar una diversidad enriquecedora para alcanzar la excelencia, la Universidad Nacional de Colombia está en condición de liderar la investigación y la innovación mediante procesos que generen equidad, promuevan la diversidad y fortalezcan la democracia. La pregunta por las mujeres y el enfoque de género en ciencia, tecnología e innovación propone una apertura transdisciplinar que impacte en la investigación y la docencia y se pregunte por los sujetos y los contextos que producen esos saberes.
Introducción
La incorporación de las mujeres a las carreras universitarias de ciencias e ingenierías, así como a las profesiones científicas y técnicas en Colombia es producto de cambios sociales y culturales que tuvieron lugar en la segunda mitad del siglo XX. Sin embargo, aún representan una proporción notoriamente baja en las carreras y profesiones de las ciencias exactas, físicas, matemáticas e ingenierías, excepto en las áreas biomédicas. En el país, en general, no ha habido políticas públicas o institucionales que promuevan su incorporación a estas disciplinas.
Aunque la educación universitaria se considera uno de los factores más importantes para erradicar otras discriminaciones y elevar el estatus social y económico, el estancamiento de inclusión de las colombianas en las disciplinas científicas y técnicas pocas veces ha sido objeto de interés académico. Entre las escasas investigaciones dedicadas al tema se pueden contar las realizadas por Luz Gabriela Arango (2006a, 2006b), Patricia Tovar (2008) y Sandra Daza y Tania Pérez (2008). La atención que este tema ha suscitado en Colombia ha tenido un carácter más bien episódico en comparación con la proliferación de estudios que se han producido en otros países.
Investigaciones como la de Lucy Cohen (1971, 2001) o Martha Herrera (1995) han mostrado los rasgos generales del acceso de las colombianas a la educación superior, que se inició en Colombia un poco más tarde que en otros países de la región como Argentina, Uruguay, Chile, México, Brasil o Cuba, donde tuvo lugar en las décadas finales del siglo XIX y primeras del XX (Lavrin, 1995; Miller, 1991). A principios del siglo XX las colombianas no tenían explícitamente prohibido ingresar a carreras universitarias, pero la exclusividad masculina en la educación superior estaba garantizada eficazmente por las costumbres, los valores culturales de género que prescribían roles determinados y las disposiciones académicas institucionales.
El certificado que se otorgaba a las graduadas de enseñanza media no las habilitaba para acceder a la universidad porque sus estudios no abarcaban los contenidos adecuados ni poseían la rigurosidad que se exigía en las instituciones para hombres. Ello se debía a que hasta los años treinta del siglo XX, los establecimientos colombianos de educación secundaria no solo estaban segregados por sexo, sino que también impartían contenidos diferenciados por este criterio. El Decreto 227 de 1933 —que estableció el bachillerato femenino— ordenó establecer un programa académico de bachillerato único y homologable en las instituciones oficiales, femeninas y masculinas, que permanecieron separadas.
Por supuesto, el hecho estuvo precedido y seguido de fuertes polémicas. Como han mostrado las investigaciones históricas, los opositores advirtieron acerca del derrumbe del orden y los valores familiares, la desaparición de la feminidad y otros perjuicios; sin mencionar