Redes de innovación como factor de desarrollo. Daniel Goya

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Название Redes de innovación como factor de desarrollo
Автор произведения Daniel Goya
Жанр Зарубежная деловая литература
Серия
Издательство Зарубежная деловая литература
Год выпуска 0
isbn 9789561708952



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figura 3.3 muestra la relación entre el porcentaje de empresas que cooperan para innovar el año 2000 y el PIB per cápita el año 2003. Si bien hay ciertas consideraciones metodológicas; quizás sería mejor observar el cambio en el PIB para una mejor interpretación, y el autor no comenta nada sobre la dirección de la causalidad. Pero independiente de estas consideraciones, hay dos interpretaciones posibles, ambas importantes. La primera es que cuando los países tienen economías más grandes y desarrolladas las firmas deben empezar a cooperar para lograr cosas más complejas en materias de conocimiento e innovación. La segunda, es que el hecho de cooperar para innovar, puede tener un efecto positivo a mediano plazo –hay que notar la dimensión temporal en el gráfico– en el PIB per cápita.

      A continuación se revisará brevemente la relación de los países en desarrollo con la competitividad, luego se estudiará el caso de Latinoamérica en general y Chile en particular, y por último, se hará referencia a países que han sido exitosos en dar el “salto” al desarrollo.

      La heterogeneidad de los países en desarrollo hace difícil su caracterización, pero se pueden definir por oposición, tal como se hacía antiguamente con los países subdesarrollados, los cuales eran los que no lograron industrializarse. Ahora los países “en desarrollo” son “los que no logran hacer de la generación, transmisión y uso del conocimiento un vector fundamental de crecimiento económico y progreso social” (Arocena y Sutz, 2002), o sea, los que no logran hacer la transición a la sociedad del conocimiento, que se estudiará en el capítulo siguiente.

      McArthur y Sachs en su capítulo sobre el avance tecnológico y las distintas etapas del desarrollo, en el Reporte de Competitividad Global 2001-2002, distinguen entre tres etapas. En la primera, los países muy pobres, con bajos niveles de salud y educación, no van a competir en base a la innovación tecnológica7, sino que su objetivo será atraer inversiones de capital, y evitar la salida de su propio capital.

      En la etapa siguiente de desarrollo, el objetivo principal es acelerar el proceso de difusión tecnológica hacia el país, atrayendo inversión extranjera directa de alto nivel tecnológico. Para los países más avanzados, en la última etapa antes de lograr saltar a ser una “economía núcleo” el objetivo es la transición de difusión tecnológica a innovación tecnológica (McArthur y Sachs, 2002).

      Estas tres etapas se basan en el trabajo de Porter (1990), en que habla del paso de una economía basada en los recursos a una basada en el conocimiento. Mientras las economías se desarrollan, también lo hacen sus bases estructurales de ventaja competitiva, pasando de la exportación de commodities y una mano de obra no calificada (etapa de recursos), a innovar en al menos algunos sectores de la frontera tecnológica global (etapa de innovación). Para llegar a esto primero hay que pasar por la etapa de absorción de tecnología y de inserción en los mercados globales, lo que requiere una fuerte inversión (etapa de inversión, o de eficiencia, según el reporte 2005-2006). Para esta evolución todos los actores de la economía nacional deben evolucionar de manera paralela, si alguno no lo hace, la economía no podrá pasar a la etapa siguiente.

      Por ejemplo, para dar el salto de absorción a creación de tecnología, se requiere un Estado que potencie la investigación y la educación, y que permita la existencia de mercados de capitales y condiciones apropiadas para el nacimiento de startups basadas en tecnología. Al tiempo que el Estado garantiza estas condiciones, las empresas deben pasar a una estructura menos jerárquica, con redes flexibles que faciliten la innovación y la adaptación, y deben invertir permanentemente en la capacitación de su mano de obra. La aparición de clusters también parece ser importante en esta etapa, ya que fomentan una mezcla de cooperación y competencia, y tienden a desarrollar un mejor mercado de mano de obra especializada. Los clusters, además, permiten la diferenciación de los países, estableciendo cuáles serán las industrias en las que será un líder tecnológico a nivel mundial.

      Los clusters además pueden ayudar a orientar el crecimiento económico de un país hacia las industrias donde este tiene una ventaja comparativa; independiente de en qué etapa de crecimiento se encuentra una economía, debe logar crecimiento basado en la innovación en las industrias en las que naturalmente posee ventajas.

      El Reporte de Competitividad ejemplifica con Argentina el caso de un país que tenía, hace cuarenta años, todo el potencial para pasar a ser una economía desarrollada, pero no logró desarrollar su capacidad tecnológica. Por otra parte, destacan Islandia, Irlanda, Hong Kong, Corea, Singapur y Taiwán, países que lograron dar un gran salto en capacidad innovativa, pero aun no todos completan la transición de crecer en base a la difusión a crecer en base a la innovación. Otro caso destacado es el de Noruega, que sube casi 10 posiciones en el ranking debido a su inversión en desarrollo de TIC’s.

      Pero estos son todos países que ya han alcanzado el desarrollo o están ya situados en el punto de inflexión para lograrlo, algo muy lejano a la realidad local.

      La situación de Latinoamérica en relación a competitividad y desarrollo no es en general muy alentadora, y aunque muchos países muestran significativas mejoras con respecto a la “década perdida” de los ’80, la velocidad con que se progresa no es suficiente para competir en los mercados globales, algo que se hace evidente al ver que Europa Central y Oriental, junto con India, China y algunas economías del Este asiático, todos superan el promedio de la región por amplios márgenes, y en todos los ámbitos (López-Claros et al., 2006). La excepción es Chile, que se sitúa bien en prácticamente todos los rankings, pero aun así sigue teniendo desafíos inmensos que se analizarán en la sección siguiente.

      El “Latin America Competitiveness Review 2006” analiza punto por punto los resultados de América Latina en el Reporte de Competitividad Global 2005-2006, comparándola con otras economías emergentes (las nombradas en el párrafo anterior). Saltando los aspectos macroeconómicos y algunos de infraestructura, se analizarán los más directamente relacionados al tema de la innovación, la preparación tecnológica, la sofisticación de los negocios, y los elementos del índice de competitividad asociados directamente con la innovación.

      En relación a la preparación tecnológica, se observa en general una baja penetración de TIC’s, pero al mismo tiempo una preocupación constante de los distintos gobiernos por el tema, que durante los ’90 lo fueron introduciendo en sus agendas. Uno de los inconvenientes para mejorar en el tema son los deficientes marcos regulatorios.

      La sofisticación de los negocios analiza, a nivel de la firma, las capacidades competitivas. Se observan relativamente buenas capacidades de marketing (café colombiano, vino chileno, etc.), pero un bajo control de la distribución de los productos, y un bajo nivel de certificación internacional –8% de empresas con certificación ISO, en comparación a un 17% en el Sudeste asiático– y que los clusters, aunque son relativamente numerosos, tienen problemas para innovar y para escalar en la cadena de valor global. Las razones para esto parecen ser la poca habilidad de la mano de obra, la baja capacidad de absorción8, y la baja cantidad y calidad de conexiones entre firmas, que se rehúsan a cooperar con sus pares (Albaladejo, 2001, citado por López-Claros et al., 2006). Otro problema es la productividad de la mano de obra, que es significativamente menor que la de otras economías emergentes, y, según un estudio de McKinsey (1993), esto es causado por mala administración y no por falta de habilidad de los trabajadores. Un punto a favor de la sofisticación de los negocios en la región es la aparición de multinacionales latinoamericanas, principalmente brasileras, chilenas, mexicanas y argentinas.

      En las variables relacionadas con innovación, la región está especialmente mal. A pesar de tener un nivel de preparación tecnológica similar a India y China, sus puntajes en innovación son respectivamente de 2.8, 3.9, 3.6 (en una escala de 0 a 7), lo que se explica esencialmente por mejores instituciones de investigación, mayores niveles de inversión en I+D, y mayor disponibilidad de mano de obra calificada. Como expresan en el mismo informe, “El cultivar un ambiente que conduzca a la innovación no es responsabilidad exclusiva del gobierno, sino que es compartida por el sector privado y las universidades e instituciones de investigación”.

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