Planeamiento Estratégico. Mario José Krieger

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Название Planeamiento Estratégico
Автор произведения Mario José Krieger
Жанр Зарубежная деловая литература
Серия
Издательство Зарубежная деловая литература
Год выпуска 0
isbn 9789870117254



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dejando de lado los procesos de gestión (ejecución, implementación) y control (evaluación), pues forma parte de una recursividad.

      El planeamiento sin viabilidad es una expresión de deseos que puede rayar en la demagogia.

      La ejecución sin plan está influida por la improvisación y pierde sentido el control en su esencia de proceso comparativo.

      Por lo tanto, aproximamos hacia el concepto de planeamiento como un proceso continuo, precedido de pensamiento estratégico que define un futuro probable y asigna los recursos necesarios para alcanzarlo.

      La idea de continuidad se establece como un proceso no lineal sino errático; de este modo, el plan (producto del proceso) se constituye en un instrumento para enmarcar las decisiones y acciones de las personas, una guía de aplicación de las calificaciones de cada uno para alcanzar un objetivo.

      El término “objetivo” es un clásico en Administración. En efecto, a mediados del siglo pasado un autor reconocido internacionalmente, Peter Drucker, formuló una teoría a la que denominó Administración por Objetivos (APO).

      De la heterogeneidad de los individuos componentes (miles en muchos casos) hacia la homogeneidad de los objetivos establecidos, da idea de la complejidad para armonizar ambas dimensiones.

      En esta concepción, el proceso de planeamiento y su producto, el plan toma la forma de un instrumento que permite la cohesión de los participantes alrededor de una idea común.

      Existen dos espacios diferenciados en los procesos de planeamiento: el estratégico y el operativo, que coexisten y mutuamente se realimentan.

      El espacio estratégico se vincula a las definiciones de cierta permanencia en el tiempo (no inmutables, pero sí estables); el espacio operativo está inclinado a la ejecución de operaciones, la concreción de las acciones, a las tareas que producen resultados.

      Separar la estrategia de la operación es imposible, como lo es separar el agua de mar del agua de río: confluyen, convergen y se retroalimentan.

      La estrategia siempre es intencional (no produce resultados), define dónde queremos estar en el futuro, cómo iremos hacia él, por qué ese es el futuro definido y no otro, cómo nos queremos ver y que nos vean; intención, propósitos, razón de ser, definen el sentido de lo que queremos lograr y los argumentos que lo respaldan.

      La operación toma el marco precedente para organizar las acciones necesarias, asignar los recursos y producir los resultados.

      La estrategia es lo genérico, la operación requiere detalle, la estrategia provee el marco general (hasta puede ser atemporal), la operación es el día a día, y así es como se producen los resultados.

      El planeamiento es adjetivado para definir los alcances de sus características y para que pueda ser “administrado” dentro de un marco lógico.

      Así se distingue el Planeamiento Estratégico y el Operativo, el de largo, mediano y corto plazo, el rígido y el flexible, el participativo y el autoritario, y el que da origen al proceso: de adentro hacia fuera o de afuera hacia adentro.

      Todo ello es lo que debe estar integrado en el producto: un plan, tarea compleja al mismo tiempo necesaria para que la organización viabilice su intencionalidad en resultados concretos, gane en eficiencia y cada uno sepa lo que debe hacer, integrado a un conjunto.

      Es de tener en cuenta la diversidad fenoménica como una restricción a resolver cuando de universalizar un modelo o teoría se trate, por lo cual la pertenencia a un momento histórico, a un marco ideológico y a un espacio geográfico es condicionante para el éxito de la planificación.

      La diversidad refiere al mundo contemporáneo, considerando que la actividad humana se desarrolla en fenómenos organizativos que tienen fuerte incidencia socializante por ser fenómenos colectivos, donde las personas participan de diferente forma.

      No obstante la diversidad y extensión fenoménica, al menos pueden establecerse tres espacios organizativos vitales en la evolución biológica de la especie.

      La familia, como micro-organización inicial, la escolaridad como espacio compartido entre pares para la formación y socialización, y el espacio más extendido en el tiempo que refiere al laboral, donde las personas aplican sus calificaciones para proveer a sus necesidades.

      La planificación está presente en forma manifiesta o latente en estos espacios como planificación familiar, planificación escolar y planificación laboral.

      Cada uno de ellos “marca” sustantivamente el futuro personal y social, generando múltiples responsabilidades; no se puede dejar a la deriva o al azar.

      La familia es la principal formadora de valores de las personas al compartir afectos y relaciones de vínculo iniciales, parentales; del funcionamiento de la familia dependerá la cohesión o disociación futura. Este capital humano inicial constituye la loza que permite construir el futuro.

      Por su parte, la escuela, en sentido amplio, a través de sus diferentes instancias sucesivas en el tiempo, es el espacio de participación entre pares, formadora de la personalidad y calificaciones, y espacio de socialización por excelencia, que se agrega como valor al iniciado en la familia.

      A grandes rasgos, estas dos instancias consumen aproximadamente el 25% de la vida de las personas; el 75% restante es compartido entre la actividad laboral y la formación de una nueva familia, que hace recursivo el ciclo de la vida y la construcción de las generaciones.

      Con diferentes grados de incidencia, los procesos de planificación resultan vitales para orientar hacia el futuro la organización social.

      La obra refiere a la convergencia en términos de planificación a una tradicional dicotomía, hoy superada, y si bien no concluida, acerca de la planificación sectorial: pública, privada.

      Los alcances de lo público y de lo privado son difusos e históricamente se asignó al Estado el primer espacio y al privado, todo el resto.

      Esta aproximación nos lleva al tema de las responsabilidades públicas y privadas, e instrumentalmente se ha dividido con incumbencias para lo público e incumbencias para lo privado, siendo los roles tradicionales el bien común para el primero y el interés individual para el segundo.

      Sin embargo, esta dicotomía hoy está cuestionada, y lo público y lo privado se entrelazan en múltiples combinaciones de articulación.

      Los sujetos también se han identificado, lo público es lo que debe hacer el Estado a través de su operador: el gobierno; lo privado es lo que debe hacer el resto, organizaciones de diverso tipo, fundamentalmente empresas y otros agrupamientos (las ONG, por ejemplo).

      Ello requiere habilidades de pensamiento diferenciadas en el sentido de articular lo público y lo privado hacia un punto común.

      Una mixtura (articulación) entre lo público y lo privado, por caso emblemático, los denominados “servicios públicos” de gestión privada.

      La identificación de los servicios públicos, su alcance, extensión y necesidad de ser satisfechos eficientemente para mejorar la calidad de vida de los ciudadanos requiere de diferenciadas aplicaciones de la planificación, se trate del actor Estado (público) o del actor privado (empresa); pero ambos deben alinearse en los objetivos estratégicos básicos y comunes, pues si el primero prioriza el bienestar, el segundo no puede degradarlo buscando mejorar la rentabilidad.

      La dicotomía es perversa y los supuestos intereses contrapuestos deben ser arbitrados en la transparencia del proceso de planificación como un ciclo continuo que va de lo estratégico hacia lo operativo, siendo la gestión el conjunto de acciones para transformar objetivos en resultados.

      Las dimensiones del Estado son diversas en la organización republicana y federal, es decir, desde lo republicano, la división de poderes: Legislativo, Ejecutivo y Judicial, y desde lo federal: Nación, provincias, municipios; lo que implica altos grados de complejidad para armonizar destinos globales para la sociedad, o modelos de país.

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