Y los archivos guardaron sus voces. Judith Riquelme

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Название Y los archivos guardaron sus voces
Автор произведения Judith Riquelme
Жанр Документальная литература
Серия
Издательство Документальная литература
Год выпуска 0
isbn 9789569946851



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Luco tenga algún sesgo antisemita e incluso se podría decir que toma acciones heterodoxas para ayudar a personas, postura en la cual no lo acompaña necesariamente todo el personal de la Embajada9.

      Las instituciones involucradas, que aparecen reiteradamente y cuya acción se muestra a través de algunos ejemplos son, en Italia, la Nunciatura Apostólica en el Vaticano, la Organización Cultural Adam Mickiewicz, la Cruz Roja Polaca en Italia, la Embajada Polaca en la Santa Sede, el Gobierno Polaco en Londres y sus “informales” representantes en Italia, la Legación Polaca en Suiza, Berna, DELASEM10,American Friends Committee11, Joint, Hicem, Hias12 y muchas otras personas privadas o instituciones que ayudaron oficial o clandestinamente. A través de los documentos revisados se puede afirmar que las cartas dan cuenta aun más de lo que no se dice, de lo que no es explícito y en ese período, como en muchos otros, lo legal y lo justo no fueron de la mano. En dictaduras y en guerras, personas degradadas y enjuiciadas por contravenir la ley, en la realidad solamente realizaron acciones en defensa de lo básico y esencial en los derechos humanos.

      Este documento es una investigación, pero procura humanizar los archivos y acercar aquellos tiempos a lectores curiosos, a través de las propias voces de los involucrados. Por ellos se han priorizado las citas, que dan cuenta más precisa de un lenguaje de época. Para facilitar la lectura y la comprensión, se han ubicado al final las a veces muy amplias notas, útiles para situar el contexto, pero además para invitar a nuevas investigaciones. Las fotos tienen el mismo objetivo: iluminar ese pasado que se esfuma como las imágenes en blanco y negro dificultosamente rescatadas.

      EMBAJADA DE CHILE EN ROMA, INTERESES POLACOS: ALGUNOS ANTECEDENTES

      Ramón Briones Luco asume oficialmente como embajador de Chile en Roma el 7 de septiembre de 1939, nombrado por el Presidente Pedro Aguirre Cerda13, quien a su vez asumió la presidencia de Chile el 24 de diciembre de 1938 representando al Frente Popular. En Chile la situación política no es fácil. Pedro Aguirre Cerda había ganado las elecciones con escaso margen en 1938 apoyado por partidos de izquierda y los nacistas y, además de las complicaciones económicas derivadas en parte de la Gran Depresión, en enero de 1939, a menos de dos meses de haber asumido la presidencia, un terremoto asoló el sur del país. Se producen fricciones en la izquierda chilena, especialmente entre el Partido Comunista (PC) y el Partido Socialista (PS), a causa del pacto de la URSS con Hitler, y los partidos de derecha se fortalecen con el éxito del fascismo europeo14. Surgen instituciones como la Asociación de Amigos de Alemania (AAA) y el Movimiento Nacional Socialista15 (MNS), que alcanzan notoriedad e importancia.

      Revisando la correspondencia de los archivos, esa situación la resume con claridad una carta confidencial enviada por el ministro de Relaciones Exteriores y Comercio Abraham Ortega16, a Infante Biggs, encargado de Negocios de la Embajada de Chile en Roma, el 15 de julio de 193917:

      “…Como Ud. ya sabe, el régimen popular instaurado en Chile el ٢٥ de diciembre último ha contado y cuenta en todo momento con el apoyo leal y fervoroso de la inmensa mayoría del país… y que es acentuado día a día por la perfecta comprensión entre el Pueblo y el Ejecutivo…”

       Luego de explicar el significado histórico y los “caracteres de revolución moral” del hecho, indica:

      “…La violenta oposición derechista nacida del deseo de recuperar por cualquier forma el poder que perdieron en las urnas”. Más adelante sigue: “Unidos en torno a sus apetitos comunes, los partidos de derecha y el alessandrismo personalista, han esgrimido todas las armas con el objeto de alterar el proceso constitucional …Desde los órganos de prensa, que les son adictos, por medio de acusaciones constitucionales que carecen de toda seriedad, contra los ministros de Estado, de falsificación de documentos políticos de izquierda, de cargos injustificados por inversiones de fondos y de rumores de toda suerte procuran crear un ‘clima’ de intranquilidad que favoreciera el éxito del complot que fraguaban en las sombras”.

      Ortega finaliza señalando que se ha desbaratado el complot y que la vía del país se desarrolla en forma normal, pidiendo a Infante Biggs que procure deshacer cualquier campaña contra el gobierno. Infante Biggs responde por oficio confidencial del 29 de julio de 193918.

       “Es precaución primordial, tanto de esta Embajada como la de las oficinas consulares, evitar por todos los medios a su alcance la propagación de cualquier rumor o falsa noticia que pueda ir en perjuicio de la Republica…” Y agrega: “Otro factor también nos ha favorecido: la prensa europea está muy ocupada en ventilar los asuntos y complicaciones de este continente y no tiene interés en dar cabida en sus columnas a informaciones que además irían a demostrar al italiano que en otros países han triunfado otras doctrinas diferentes al fascismo”.

      En síntesis, en Italia prefieren no saber qué pasa allá y además tienen otras preocupaciones. Abraham Ortega, el 1 de septiembre de 193919 le envía una segunda carta a Infante Biggs, relatando muy detalladamente el conato de golpe organizado el 25 de agosto por los exgenerales Herrera e Ibáñez, su sofocación y el apoyo multitudinario a Aguirre Cerda.

      Hasta ese momento, en Italia, como lo señala Rafael Nocera,

      “entre los diplomáticos chilenos, en general, independientemente del embajador de turno, se mantuvo una buena opinión del régimen fascista y del Duce. Sin embargo, a partir de la llegada al poder del Frente Popular en 1938, se aprecia una inversión de esa tendencia, reflejando la diferente orientación política de las fuerzas del poder en Chile. Los elogios, la fascinación, dejan lugar a análisis más puntuales y críticos” … “En la lectura de los documentos del bienio 1939-1940 se observa que el embajador en Roma, Ramón Briones Luco, cuyo cargo comenzó oficialmente en el momento del estallido de la guerra, describe latamente los acontecimientos italianos, poniendo especial énfasis en los posibles movimientos del régimen fascista en el plano internacional”20.

      Sobre Polonia, las cartas de Raúl Infante Biggs ilustran la coyuntura, vista desde la Embajada de Chile: el 18 y 25 de agosto de 1939 informa que “la situación se ha vuelto a complicar por el problema de Danzig”, comenta los pactos Hitler-Stalin, la declaración de Polonia acerca de la amenaza de agresión contra el Corredor y contra Danzig, y en Italia el llamado a reclutamiento militar, requisición de camiones, detención de vapores… todas consideradas como “medidas de precaución” … Infante Biggs concluye que “Italia no desea participar en una guerra”21. El 28 de septiembre de 1939 informa al ministro de Relaciones Exteriores sobre la repartición de Polonia, citando a Gayda en el Giornale d´Italia quien dice “La Polonia ya ha sido liquidada, nada excepcional se ha verificado en el frente occidental, entonces, ¿por qué continuar la guerra?”22

      Posteriormente, en un informe confidencial, el 13 de octubre de 1939, Raúl Infante Biggs presenta una síntesis de los discursos de Hitler, Daladier y Chamberlain. Sobre Hitler señala que éste “dice y pide”:

      La Polonia de Versalles se ha terminado. Las fronteras alemana-soviéticas están definidas. Podría surgir un “Estado-tampón polaco” en la parte asignada a Alemania. “La instauración de un estado polaco no dependería ni de polacos ni de terceras potencias sino exclusivamente de Alemania. Así pues, nada de conferencias para resolver los problemas polacos…”

      Acerca de las minorías, Infante Biggs acota del discurso de Hitler:

      “El asunto de las minorías será solucionado con un traslado de grupos nacionales, de manera que resulten líneas de demarcación mejores que las de hoy. Para el problema hebreo, se podrían hacer tentativas de solución”.

      Daladier, en palabras de Infante Biggs, responde:

       “Limitándose a exponer como argumento principal que la Francia no piensa discutir con el Reich… que, si la Polonia no interesaba a los franceses, interesaba a los propios polacos, a los cuales la Alemania no tenía derecho alguno a atacar… Francia e Inglaterra combaten por liberar completamente a la Europa del dominio de las fuerzas…”

      Chamberlain por su parte, siempre citado por Infante Biggs, señala:

      “Deseo resumir la actitud del gobierno británico en la forma siguiente: Hitler hasta ahora ha rechazado todas