Metodología y técnicas de atletismo. Joan Rius Sant

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Название Metodología y técnicas de atletismo
Автор произведения Joan Rius Sant
Жанр Сделай Сам
Серия Atletismo
Издательство Сделай Сам
Год выпуска 0
isbn 9788499108094



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      En la competición de los saltos horizontales, todos los saltadores realizan tres intentos; los ocho mejores tienen opción a pasar a la mejora. La clasificación se hace considerando el mejor salto de todos los realizados por cada atleta.

      Para que una marca sea válida la velocidad del viento no puede superar los dos metros por segundo. No obstante, en una competición para decidir los puestos no se tiene en consideración la velocidad del viento. Se puede dar la paradoja de que un saltador consiga batir el récord del mundo en un campeonato y quedar segundo. En este caso el vencedor de la prueba habría saltado más pero con viento superior al legal. Uno se llevaría el campeonato y el otro el récord.

      En la competición de los saltos verticales cada atleta puede hacer dos saltos consecutivos nulos; al tercer nulo consecutivo queda eliminado. La altura del listón va subiendo a medida que los saltadores la superan, rehúsan o hacen tres saltos nulos sobre las alturas prefijadas.

      Características de los saltadores. Los saltadores poseen una tipología longilínea; son altos y delgados. En su estructura muscular aparece una alta proporción de fibras de contracción rápida. La fuerza reactiva, la velocidad, la fuerza elástica y la flexibilidad, junto con un alto grado de coordinación, son sus cualidades físicas predominantes.

      Los sistemas de entrenamiento fundamentales son semejantes a los empleados por los vallistas. Los saltadores con pértiga hacen un intenso trabajo de acrobacia.

       Estructura del salto

      En todos los saltos aparecen unas fases comunes:

      La fase de aceleración. Todos los saltos se inician con la carrera de aceleración. Se pretende llegar a la batida a la máxima velocidad. En el salto de altura la velocidad no llega a ser la máxima posible y sí la máxima controlable.

      En todos saltos horizontales y en la pértiga la carrera es recta; en la altura tiene una fase en línea recta para finalmente hacer una curva.

      La batida. Es la fase fundamental del salto, comienza en los penúltimos apoyos antes de la batida (bote) propiamente y finaliza cuando el pie abandona el suelo.

      En la batida el saltador pretende transformar la energía cinética que lleva su cuerpo acelerado horizontalmente en energía potencial. Las piernas y los pies actúan como un muelle, por un lado frenan la velocidad horizontal y por otro catapultan el cuerpo hacia arriba.

      Las últimas zancadas de la carrera antes de la batida se caracterizan por aumentar la frecuencia y empujar adelante las caderas. Entre los principiantes o los saltadores con un mal aprendizaje técnico, en estos últimos pasos se provoca una acción de frenado.

      En todas las batidas el pie entra activo, de metatarso, traccionando adelante y arrastrando adelante y arriba las caderas. La pierna de batida apenas se doblará por la rodilla. Si la rodilla cede, el salto es raso.

      La fase de vuelo. Una vez que el pie abandona el suelo, la trayectoria del centro de gravedad en el aire no se puede modificar (excepto en el salto con pértiga, en el que el saltador mantiene el apoyo en el suelo mientras está agarrando la pértiga). Todas las evoluciones que se hacen en el aire tienen como objetivo colocar los diferentes segmentos corporales.

      Franqueo y caída. En los saltos horizontales se busca colocar las piernas y el tronco de la mejor forma para un aterrizaje lo más eficaz posible. En el salto de altura y de pértiga se pretende que ningún segmento corporal golpee el listón cuando el centro de gravedad lo ha superado.

      Campeonas mundiales como Niurca Montalvo o Marion Jones pierden muchos centímetros en la caída al foso, no colocan las partes del cuerpo de forma adecuada y marcan la arena mucho más cerca de la tabla de batida que otros saltadores con mejor técnica de caída y de nivel inferior al suyo.

      En el salto de altura y de pértiga sucede algo semejante. Hay saltadores que elevan el centro de gravedad tan sólo unos centímetros por encima de la altura del listón. Otros como Sotomayor, en finales de campeonatos del mundo, llegan a elevar el centro de gravedad (en alturas máximas) hasta diez centímetros por encima de la altura del listón.

       Distancia real y distancia oficial

      En los saltos atléticos hay que diferenciar entre la distancia que se ha alcanzado en un salto y la distancia que figurará oficialmente como resultado de la competición.

      En los saltos horizontales, la medición se hace desde el límite de la tabla de batida con la plastilina. Si un saltador bate a diez o quince centímetros de la tabla, el salto oficial será diez o quince centímetros menor que el salto real. Este condicionamiento reglamentario obliga a que los saltadores talonen con gran precisión la carrera a fin de acercar al máximo el salto real al salto oficial.

      Cuando Bob Beamon batió el, quizás más mítico, récord del mundo de salto de longitud en los JJ.OO. de México de 1968 con 8,90 m, se dieron muchas circunstancias favorables: la velocidad del viento era la máxima permitida; la presión atmosférica, muy baja, y la altura, casi tres mil metros en México, D.F. (menor gravedad que a nivel del mar). Pero además el saltador entró a toda velocidad, sin mirar referencias de carrera y coincidió milimétricamente el punto de batida con el límite del nulo. El salto real y el salto oficial coincidieron. Posiblemente haya muchos saltadores que hayan saltado una distancia real superior al récord vigente o al saltador ganador de la competición, pero la distancia oficial ha resultado inferior.

      En los saltos verticales la altura alcanzada realmente viene dictada por la colocación del listón. Puede darse el caso de que el atleta sobre una altura × pase todo el cuerpo cinco o diez centímetros por encima del listón. Pero a la siguiente altura, cuando el listón ha subido unos centímetros, sea incapaz de repetir el salto igual que en la altura inferior y lo derribe. De nada sirve pasar diez centímetros sobre el listón situado a dos metros si cuando se coloca a dos metros y cinco centímetros se derriba. En los saltos verticales la capacidad para afrontar una altura sin miedo es determinante en el salto. El buen saltador es el que es capaz de hacer el mejor salto con el listón situado a la mayor altura. Hay un trabajo psicológico y de control de la ansiedad importante. Esta diferencia es semejante a la eficacia de marcar un penalti cuando se gana por tres goles o cuando es en el último segundo del partido y se pierde por un gol.

       El talonamiento

      Talonar es el conjunto de acciones dirigidas a medir y poner referencias en la carrera del saltador. En longitud y triple el punto de batida viene condicionado por la tabla de batida. En el salto con pértiga el punto de batida lo determina la longitud de la pértiga y en altura, el propio atleta en función de la técnica.

      Para que el talonamiento sea eficaz, el atleta debe tener una técnica de carrera estabilizada y un buen sentido del ritmo.

      Para talonar, es necesario conocer la longitud de carrera óptima.

      Esta operación se puede iniciar fuera del pasillo de saltos; consiste en salir de un punto concreto de la pista y batir cuando se hayan dado las zancadas correspondientes. Una vez hecha esta operación, se traslada la distancia entre el punto de salida y el de batida al pasillo de saltos y se va ajustando la distancia.

      Los saltadores de nivel suelen poner referencias a media carrera a fin de poder rectificarla en la segunda mitad. No obstante, hay quienes prefieren salir con una sola referencia a fin de no distraerse.

      En función del estado de forma utilizan una carrera más larga o más corta. Los pertiguistas además condicionan su talonamiento en función de dónde agarren la pértiga.

      En el salto de altura el talonamiento en más complejo puesto que comienza en recta y termina en curva. Lo que obliga a que el saltador ponga más referencias.

      Las marcas del talonamiento son pequeños tacos provistos de un clavo que se fijan en la pista. La organización debe facilitar las señales a cada atleta.

      El tipo de pista y las condiciones meteorológicas pueden alterar al talonamiento. Antes de cada competición el atleta medirá su carrera