Название | Metodología y técnicas de atletismo |
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Автор произведения | Joan Rius Sant |
Жанр | Сделай Сам |
Серия | Atletismo |
Издательство | Сделай Сам |
Год выпуска | 0 |
isbn | 9788499108094 |
Los primeros apoyos.
La eficacia de la salida depende de la velocidad de reacción, de la fuerza explosiva y de la técnica.
No hay que confundir la velocidad de reacción con la velocidad de salir de los tacos. La velocidad de reacción es el tiempo que transcurre desde el disparo hasta que el pie inicia la acción de empuje; a partir de este instante es la fuerza explosiva la que interviene. El tiempo de reacción oscila en torno a los 0,150 seg.
En los JJ.OO. de Seúl, Ben Jonson impresionó al mundo con su salida. Paradójicamente no era el atleta con mejor velocidad de reacción, pese a que era, con diferencia, quien salía antes de los tacos. Jonson gozaba más de fuerza explosiva que de velocidad de reacción.
• La carrera lanzada
La carrera lanzada en velocidad, tras los primeros apoyos después de la salida, no presenta modificaciones respecto a la técnica de carrera general. Simplemente se caracteriza por una amplitud y frecuencia mayores; el ángulo de tándem es mayor y el tiempo de contacto del pie en el suelo, menor.
La carrera lanzada.
Las salidas en curva
La diferencia de las salidas en curva, los 200 m y los 400 m, estriba fundamentalmente en la colocación de los tacos de salida en el suelo. Se situarán en la parte más exterior de la calle en un ángulo adecuado para tomar por el camino más corto la curva.
Las carreras de 200 m
Pese a ser el doble de los 100 m es una carera de estructura técnica similar. Exceptuando algunos corredores de gran masa muscular, alta frecuencia, especialistas en los 60 m en pista cubierta, la mayoría de los corredores de 100 m suelen correr bien los 200 m y viceversa.
Durante la primera parte de la carrera en curva el corredor se inclinará hacia el interior de la curva. Procurará hacerlo lo más pegado a la línea interior de la calle a fin de hacer el recorrido lo más corto posible.
Desde el punto de vista energético, las carreras de 200 m lisos utilizan la vía energética anaeróbica láctica en mayor medida que en la carrera de 100 m lisos. No obstante, hasta el final de la carrera la presencia de ácido láctico no comienza a ser importante para mantener el altísimo ritmo de carrera y la velocidad en los últimos metros de carrera baja moderadamente.
El tiempo que obtiene un atleta en los 200 m es algo inferior al doble de la marca en 100 m. La pérdida de velocidad de los últimos metros de carrera en los 200 m es menor que la que se pierde en la salida. El atleta de 200 m solamente sale una vez.
Las carreras de 400 m lisos
Es una de las carreras más duras del atletismo por cuanto se debe poseer una gran velocidad y una gran capacidad para mantenerla. Esto supone que el corredor de 400 m ha de ser un velocista que además debe gozar de una importante potencia anaeróbica láctica. Para correr esta prueba se requieren entrenamientos muchísimo más duros que para correr 100 y 200 m.
Es fundamental el control del ritmo en esta carrera. Se podría afirmar que entre atletas de niveles semejantes no gana quien es capaz de correr más deprisa al final, sino quien pierde menos velocidad en los últimos metros.
Según Pascua Piqueras, en una carrera de 400 m lisos en la que se haga un tiempo de 46”, los parciales de cada 100 m serían los siguientes: 11”50, 10”60, 11”34 y 12”56.
Un caso es el de dos atletas con tipología semejante, con unas marcas similares en 200 m, con la misma capacidad aeróbica en las pruebas de esfuerzo y valores equivalentes de fuerza explosiva. Aparentemente ambos deberían hacer marcas semejantes en 400 m lisos, pero el atleta A corría en 50” mientras que el atleta B no bajaba de 51”5. ¿Dónde estaba la causa de esta diferencia de marcas?
La respuesta la encontramos en las pruebas de lactatos. Tras esfuerzos intensos anaeróbicos, el atleta A generó mucho más ácido láctico que el atleta B. La capacidad para generar y tolerar altas concentraciones de ácido láctico son determinantes en el resultado de los 400 m lisos.
La formación de un corredor de 400 m es mucho más larga que la de un corredor de 100 m, puesto que los entrenamientos son muy duros y requieren un proceso de adaptación mucho mayor. El tiempo de recuperación de muchos entrenamientos es mayor que en los entrenamientos de velocistas y mediofondistas. Hay que ser precavidos y no quemar etapas en la formación de jóvenes promesas de 400 m lisos.
Las carreras de mediofondo
Los corredores de mediofondo tienen una mayor capacidad aeróbica y menor anaeróbica láctica que los velocistas de 400 m. El número de fibras de contracción rápida es menor que en los velocistas; estas diferencias se acrecientan a medida que aumenta la distancia de la prueba.
Los mediofondistas desarrollarán fundamentalmente la potencia aeróbica, la capacidad anaeróbica láctica y la resistencia a la fuerza. En el entrenamiento moderno de los mediofondistas y fondistas se trabaja la fuerza máxima, la elástica y la reactividad del pie. Durante toda la temporada se ejecuta diariamente trabajo de transferencia a la técnica y a la carrera.
La tipología de los corredores se caracteriza por una relación (ratio) talla-peso muy baja, con medias que oscilan entre 0,38 y 0,34 en los hombres, y 0,32 y 0,30 en las mujeres. La ratio disminuyen a medida que aumenta la distancia. La edad óptima de los corredores crece igualmente con la distancia, entre los 25 años para los 800 m y los 27 años para los 10.000.
En los 800 m lisos se corre por calles la primera curva, posteriormente los atletas toman calle libre. El ritmo de carrera depende mucho de la táctica que cada corredor emplee. Generalmente en las carreras donde se busca una buena marca se corren los primeros 400 m algo más rápidos que los segundos, aunque hay tantos ritmos como corredores.
Los 1.500 m lisos se corren por calle libre desde el principio. Estas carreras tienen un importante componente táctico. Básicamente se pueden encontrar dos modelos básicos.
El primer modelo es la carrera eminentemente táctica en la que se corren los primeros dos tercios de carrera muy lentos y a falta de 500 m (en los 1.500) o 300 (en los 800) comienzan las escaramuzas y tirones. En esta situación cada atleta debe jugar su baza de lanzar el ataque largo y conseguir no pinchar en la última recta o dejar marchar los primeros e intentar alcanzarlos con el cambio de ritmo final.
El segundo modelo es la carrera a ritmo alto desde los primeros metros. No obstante, en los 800 m los primeros 400 m suelen ser algo más rápidos que los segundos.
En las carreras de mediofondo, y especialmente en los 800 m, en la última recta se pueden alterar muchísimo las posiciones. Pese a ser una carrera de alto contenido aeróbico, la aparición de altas concentraciones de ácido láctico muscular pueden parar literalmente al atleta y pasar de la cabeza al último puesto.
En estas carreras existen dos tipos de atletas de alto nivel. Los atletas de ritmo, como la turca Suleya, el suizo Boucher o la mozambiqueña Moutola, desde el primer metro quieren imponer su ritmo fuerte y descolgar a sus adversarios o agotar precozmente a quienes intenten seguirlos. En el polo opuesto están quienes se mantienen exageradamente a la zaga esperando los últimos 200 m para cambiar el ritmo, como el ruso Borzakowski o en los años 1970 el norteamericano Wootle.
Sin embargo, el atleta