Amor a cambio de felicidad. Matut DrawbE

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Название Amor a cambio de felicidad
Автор произведения Matut DrawbE
Жанр Языкознание
Серия
Издательство Языкознание
Год выпуска 0
isbn 9788418996672



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de su habitación a contemplar la luna. Clavó su mirada en el horizonte. Pensaba si ese apuesto muchacho estaría haciendo lo mismo, se sentía de maravilla, quería volver a verlo, quería saber más de él.

      Por un instante, la joven ya no quería irse lejos. Su mente olvidó todos sus sueños y solo pensaba en Marco Martell.

      Por otra parte, Marco había alquilado una habitación en la ciudad ya que no tuvo tiempo de regresar a su pueblo. El muchacho que había deslumbrado a la joven más codiciada de la ciudad era de un pueblo de las afueras de la gran ciudad: Valle Escondido era el nombre de su pueblo natal, un lugar de encanto, de montañas verdes, ríos que corrían y a su paso dejaban escuchar un sonido relajante y tranquilizador, adornado por hermosas flores y aves con un cantar espectacular, pueblo de muchas tradiciones y de gente trabajadora, unida y de gran corazón. En este pueblo las mujeres se dedicaban a la cosecha de flores que luego vendían en Pueblo Nuevo, mientras que los hombres se dedicaban a la fabricación de carruajes de lujo para los señores adinerados. Venían personas de muy lejos por un carruaje, ya que los trabajos eran con mucho detalle y de una excelente calidad. Marco no conoció a su padre. Según se cuenta en Valle Escondido, este era un Casanova, y nunca se dedicó a la actividad económica del pueblo, nunca se casó con la madre de Marco, se dice que huyó a la gran ciudad y se casó con una viuda la cual le proveía de todas sus necesidades sin tener que trabajar.

      Al joven Marco tampoco le gustaba trabajar en el negocio de los carruajes, su abuelo era muy conocido por su buena labor en este campo. Marco se crio con su mamá y sus abuelos maternos a quienes amaba por encima de todo. Él era muy admirado por toda una población, ya que nunca fue a una escuela y tampoco había pisado una universidad y, aun así, era el más conocedor del pueblo. Resulta que al pueblo llegaban muchas visitas de la ciudad a conocer los manantiales o pasar la noche en cabañas que estaban cerca del bosque. Marco conoció a Mateo, un muchacho apuesto, refinado y muy educado; este llegó al pueblo con el objetivo de escribir sobre la actividad económica del lugar. Era para un trabajo de literatura de la universidad y necesitaba un guía muy activo. Y Marco, de doce años, se ofreció a ayudar al muchacho. Cuando este preguntó cuánto se pagaba por un guía eficiente, Marco sonrió, lo volvió a observar y le dijo:

      —¿Me podría enseñar a leer?

      Mateo se impresionó y enseguida le dijo que sí. Desde ese momento, al aprender a leer Marco no dejaba de hojear diferentes libros que le llenaron de conocimiento y sabiduría, de hecho, él se dedicaba a conseguir los libros para la escuela de su pueblo, y así mismo vender libros los fines de semana en el día de plaza en la ciudad de Pueblo Nuevo. Esto le generaba ganancias para ayudar a su familia y a vivir sin que le faltase nada. Mateo era el proveedor de sus libros, los mismos que Marco leía para recomendarlos de acuerdo con los gustos de sus clientes. Marco tenía una meta, y esta era poder actuar en el teatro de la gran ciudad, ciudad que no conocía, solo se la había mencionado su amigo Mateo quien vivía ahí, y le narraba a través de cartas las obras que se llevaban a cabo en la gran ciudad.

      Por eso leía mucho y a menudo practicaba frente a un espejo solo, imaginando una escena de algunas de las obras que disfrutaba de los libros.

Illustration

      Capítulo 3

      En la habitación

      Marco no dejaba pasar un día sin leer, pero mientras estaba en la habitación que alquiló, no se concentraba, situación que le parecía rara. Llegó a pensar que tenía fiebre o que estaba por padecer algún tipo de enfermedad, pero sin pensar, se levantó de súbito, dejando en la pequeña mesa el libro que leía, y se aproximó al balcón de la habitación. Observó la luna y de repente recordó el rostro de Martha, y pensó: «¿Por qué te recuerdo?». Acto seguido, Marco sintió cerca el olor del perfume de Martha, quería contemplar la belleza de la luna tomado de la mano de la joven, veía el rostro en su mente como la escena en la plaza; de momento quería verla, quería hablar con ella, ya no quería estar en la habitación. De repente, Marco cogió su abrigo y dejó la pensión. Salió decidido a buscar a la joven.

      Era del conocimiento de todos dónde vivía el alcalde de la ciudad. Ya entrada la noche, al estar a unos pasos de la casa donde vivía la joven, el muchacho reaccionó, se detuvo, y dijo:

      —¿Qué estoy haciendo? ¿Acaso he perdido la cordura? ¿Qué me he creído para que me reciban a esta hora en una casa decente?

      Sin embargo, el joven siguió caminando. Sin darse cuenta, ya estaba enfrente de la entrada principal de la casa, y desde esa posición observaba la casa, imaginando que la joven podía salir, saludarlo e ir a caminar, pero esto era casi imposible. Martha ya dormía, y aunque no fuese así, por ningún motivo iba a pasar eso, ya que la casa estaba rodeada por guardias que darían alarma en caso que esto llegase a pasar. Pero algo sucedió. Mario, mientras fumaba un cigarrillo en el balcón, se dio cuenta de la presencia de alguien fuera de la casa, por lo que se sorprendió y trató de reconocer a la persona; por un momento dudó, pero después de contemplarlo por algunos segundos acertó, y dijo:

      —¿Marco Martell? ¡No lo puedo creer!

      Cuando Mario bajó de su habitación y corrió desenfrenadamente hasta las afueras de su casa, Marco ya no estaba.

      —¿Será que me estoy volviendo loco? ¿Qué querría? ¿Busca a mi hermana?

      Enseguida, el joven Mario pensó que al día siguiente le comentaría a su hermana, y a su vez saldría de la duda y buscaría a Marco por toda la ciudad.

      Por otro lado, Marco llegó a la habitación, abrió la puerta, entró y la cerró de golpe recostándose en ella. Pensaba en lo que le había pasado, el porqué de tomar la decisión repentina y carente de cordura, el hecho de ir a buscar a la joven hermosa que había conocido esa misma tarde. Suspiraba con lentitud y su rostro irradiaba felicidad. Marco se fue a la cama y al siguiente día despertó muy temprano, ya que le era necesario viajar a su pueblo.

      Mientras caminaba deprisa a tomar un carruaje que lo llevase a casa, doblando al final de la calle tropezó con don Celso.

      —Muchacho, ten mucho cuidado, estropearás mi traje.

      —Disculpe, señor, llevo un poco de prisa, no fue mi intención, lo lamento.

      —Jóvenes insolentes —vociferó el acaudalado señor.

      Por otro lado, en la casa de los Cortez, Mario despertó temprano y bajó para acompañar a sus padres a tomar el desayuno en el hermoso jardín de la casa.

      —Vaya, me agrada verte despierto tan temprano. ¿A que debemos el honor? —dijo el padre del muchacho.

      —Ya, no lo molestes, ¿cómo amaneciste, mi cielo? Ven, siéntate a mi lado, hace mucho tiempo que no desayunabas con nosotros —intervino la madre.

      —¡Bien, madre, amanecí muy bien! Buenos días, padre, la verdad no dormí muy bien, de hecho, creo que no dormí.

      —Te necesito hijo mío en mi oficina. Sobre las diez y cuarenta y cinco, nos reuniremos con algunos colegas para finiquitar algunos asuntos que convienen a la familia, no me dejes mal.

      —Allí estaré, padre.

      Mario de repente se quedó mudo, pensando en la noche anterior. Tenía dudas de que la persona que estaba frente a su casa fuese Marco Martell.

      Cuando Mario terminó su desayuno se dirigió de manera apresurada a su habitación, se dio una ducha rápida, y corrió a tocar la puerta de la habitación de su hermana.

      —Hermana, abre la puerta, apresúrate.

      —¿Qué pasa, te volviste loco? Me asustas.

      Mario le comentó a su hermana el extraño suceso de la noche anterior. Esto sorprendió a la joven que, de inmediato, le propuso a su hermano ir en busca del joven y corroborar dicha versión para estar seguros de los hechos y, de paso, averiguar