Название | Caída y ascenso de la democracia |
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Автор произведения | David Stasavage |
Жанр | Социология |
Серия | |
Издательство | Социология |
Год выпуска | 0 |
isbn | 9788418895784 |
La teoría de la circunscripción nos presenta dos posibilidades: o el pueblo prescinde de cualquier forma de gobierno o vive con estrecheces en un territorio pequeño donde un gobernante supremo lo explota. Ninguna de estas dos opciones parece muy agradable. Pero los registros históricos también apuntan a una tercera posibilidad: si las presiones de la circunscripción son débiles, aún podría haber un Estado central, pero los gobernantes tendrían que gobernar por consentimiento para evitar la salida de su población.
La evolución de las sociedades nativas en el actual sureste de Estados Unidos nos provee un enfoque más amplio sobre cómo la circunscripción puede conducir a una forma de gobierno más autocrática. Cuando los arqueólogos hablan del periodo anterior al 1000 d. C. en el este de Estados Unidos, se refieren al periodo silvícola. Estos años se caracterizaron por unas comunidades de subsistencia que inicialmente dependieron de los alimentos silvestres, pero que acabaron desarrollando formas de agricultura temprana. Hay evidencia de presiones demográficas considerables, guerras endémicas y escasez de recursos hacia el final de este periodo.23
Desde alrededor del año 1000 d. C., los registros arqueológicos proporcionan evidencia de un drástico cambio cultural en el sureste de Estados Unidos. Las sociedades practicaban entonces una forma de agricultura intensiva del maíz. Había grandes asentamientos con túmulos como los que se ven en Coosa y mayores indicios de jerarquía. Al igual que con los coosa, no tenemos relatos de primera mano sobre cómo se gobernaban exactamente estas sociedades, pero hay evidencia arqueológica que atestigua la jerarquía política.
En el noreste de Estados Unidos no hubo ningún cambio drástico después del 1000 a. C.: el periodo silvícola continuó. Recordemos el modelo de la sociedad hurona que descubrieron los jesuitas franceses en el siglo xvii. El pueblo hurón era agrícola y, al igual que los misisipianos, cultivaba maíz, pero no practicaban una forma de agricultura intensiva. Tenían caciques, pero carecían de la prominencia observada en el sureste, y sabemos que la política era consensuada tanto en el ámbito de la aldea como en niveles superiores.
¿Puede la teoría de la circunscripción ayudar a explicar la diferencia entre las instituciones políticas de los bosques del noreste americano y las del sureste? Y, en ese caso, ¿por qué tuvo lugar la circunscripción en el sureste? La geografía proporciona una posible explicación. Las sociedades misisipianas tendían a ocupar los valles fluviales con ricas tierras agrícolas rodeadas de otras menos adecuadas para el tipo de agricultura intensiva que practicaban. En estas circunstancias, si uno o su familia o su aldea estaban descontentos con su gobernante, les podía resultar difícil marcharse a otro lugar. En los bosques del noreste americano, las aldeas de pueblos como el iroqués y el hurón solían trasladarse en intervalos de entre diez y cuarenta años. Lo requería el tipo de agricultura que practicaban, de modo que el pueblo conservó una opción de salida.
FIGURA 3.2. Densidad de población y gobierno por consejo entre los nativos americanos. La densidad de población representa el número de personas por milla cuadrada. Los datos fueron recopilados por Jorgensen (1980)
Densidad de población y gobierno por consejo
Otra forma de evaluar el impacto de las estrategias de salida es observar la densidad de la población de forma más directa. Es posible que, en las regiones con una mayor densidad de población, la gente tenga menos oportunidades de marcharse, por lo que la democracia temprana habría sido menos probable. En la figura 3.2 se traza la frecuencia del gobierno por consejo entre los grupos nativos americanos cruzando los datos de Jorgensen y la densidad de población calculada. En los niveles muy bajos de densidad de población (menos de una persona por cada cinco millas cuadradas), había gobierno por consejo en alrededor del 40% de los casos. Presumiblemente, la logística de organizar un consejo habría sido más difícil en estas circunstancias. En los niveles más altos de densidad de población (entre 0,2 y 1 persona por milla cuadrada) había gobierno por consejo en más de las tres cuartas partes de los casos. A partir de aquí, con cada aumento sucesivo de la densidad de población se observa una disminución de la probabilidad de un consejo. Al llegar a las cinco personas por milla cuadrada, la probabilidad de la presencia de un consejo no es mayor que en otras zonas menos pobladas. Una vez que la densidad de población supera las veinticinco personas por milla cuadrada, desaparecen los consejos, un dato muy llamativo.
Debemos tener en cuenta que las densidades “altas” en el conjunto de datos de Jorgensen son aquellas con veinticinco personas o más por milla cuadrada. Esto no es una densidad alta según los estándares modernos: veinticinco personas por milla cuadrada es la misma densidad que tiene la actual Nebraska, el octavo estado menos poblado de Estados Unidos. Es lógico que, entre los grupos de nativos americanos, los aumentos de la densidad de población influyan en la gobernanza por consejo, incluso en niveles muy bajos, porque estos pueblos hicieron un uso extensivo de la tierra, también los que practicaban una forma incipiente de agricultura.24 La densidad de población promedio observada en el conjunto de datos sobre los nativos del noroeste americano se acerca a la estimada para el África precolonial, otra región donde, según sostienen los académicos, la baja densidad de población facilitó que la gente intentara marcharse.25 También vemos una relación clara –y similar– entre la densidad de población y la presencia del consejo en las sociedades de la muestra transcultural estándar.26
la democracia militar: cuando los gobernantes necesitaron a su pueblo
Vimos en la sección anterior que, cuando la gente podía recoger sus cosas y marcharse a otro lugar, la democracia temprana se volvía más probable. La otra cara de este problema era que, en algunas circunstancias, la necesidad que tienen los gobernantes de su pueblo es especialmente imperiosa. A lo largo de la historia, las amenazas externas han llevado a los gobernantes a dar voz a su pueblo como compensación por el servicio militar. Esto era particularmente probable cuando la tecnología militar dominante hizo necesario movilizar a un gran número de personas. Lo vimos en Atenas durante el periodo clásico con el Viejo Oligarca: si se necesita a las masas para remar en los barcos, entonces se les debería permitir asistir a la ekklesia e intervenir en ella y ocupar cargos políticos remunerados.
El concepto de “democracia militar” fue inventado por Lewis Henry Morgan, el antropólogo estadounidense pionero citado en el capítulo ii. En su estudio sobre los iroqueses, publicado en 1851, Morgan vio un vínculo obvio entre todos los hombres adultos que participan en la guerra y todos los que también tienen derecho a asistir a los consejos e intervenir en ellos. Morgan abundó en esta idea un cuarto de siglo después, en su libro La sociedad primitiva. En él, analizó una gran variedad de sociedades de Europa y América para plantear que la democracia militar era una etapa temprana del desarrollo político que atravesaron todas las sociedades. Karl Marx y Friedrich Engels se aprovecharon de las conclusiones de Morgan, y el antropólogo británico Herbert Spencer hizo unas afirmaciones similares sobre los orígenes del gobierno por consejo entre los grupos de nativos de las Grandes Llanuras americanas.27
Dentro de las sociedades de la muestra transcultural estándar existe una llamativa correlación entre el prestigio del que disfrutaban los guerreros y la presencia de la democracia temprana. Vemos en la figura 3.3 que cuando a los guerreros se les confería un gran prestigio la probabilidad de tener un gobierno por consejo era de alrededor del doble que cuando no se les confería ninguno concreto. No debemos interpretar