La criptología de la enfermedad. Luis Alejandro Barrera Avellaneda

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Название La criptología de la enfermedad
Автор произведения Luis Alejandro Barrera Avellaneda
Жанр Медицина
Серия
Издательство Медицина
Год выпуска 0
isbn 9789587816488



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extrapolar a enfermedades similares y saca conclusiones que somete en sus escritos al escrutinio de los demás. Fue un científico riguroso, metódico y dedicado a la investigación, a tal punto que en una de sus reseñas biográficas se menciona que se le veía diariamente examinando orinas junto a una ventana, dejando para otros la revisión de los pacientes (5).

      Sir Archibald Garrod llevó la bioquímica y la genética a la cama del paciente. Su legado, más de cien años después, sigue propiciando investigaciones que confirman las teorías de este médico visionario que abrió un campo de la medicina: los errores innatos del metabolismo, cuya lista comprende hoy cerca de mil quinientos desórdenes.

      Sir Archibald Garrod recibió en vida varias distinciones:

      • Vicepresidente de la Royal Society de Londres de 1926 a 1928.

      • Miembro Honorario del Royal College of Physicians.

      • Miembro Honorario de la American Association of Physicians.

      • La Medalla de Oro de la Royal Society of Medicine.

      • Grados honoríficos de las universidades de Padua, Malta, Dublin Aberdeen y Glasgow.

      • Título honorífico de Sir.

      La vida de Garrod se vio ensombrecida por la pérdida de dos de sus hijos en la Primera Guerra Mundial y de otro durante la pandemia de gripe española que sobrevino después de la guerra. Garrod murió después de una corta enfermedad en 1936.

      A comienzos del siglo pasado, Archibald Garrod postuló que los errores innatos del metabolismo (EIM) eran causados por defectos en las enzimas, lo cual se comprobó solo hasta mediados del siglo XX. Afirmó que la mayoría de los errores innatos deberían ser de herencia autosómica recesiva. En efecto, de los cerca de mil EIM que hoy se conocen, más del 95 % de ellos siguen este patrón de herencia. También expresó que escudriñar el daño en el gen era como buscar una aguja en un pajar. Actualmente, sabemos que la mayoría de los EIM son producidos por una mutación en uno de los 300 000 millones de pares de bases, que constituyen el genoma humano y que se pueden identificar con técnicas que se han popularizado y se están usando para el diagnóstico en la mayor parte del mundo aun cuando en la mayoría de los países del así llamado tercer mundo hasta ahora se comienza a popularizar su uso.

      Además, observó agudamente que algunas de estas enfermedades podían ser de aparición tardía. En este aspecto también se anticipó varias décadas; sabemos hoy que muchas de las enfermedades de difícil diagnóstico en el adulto son o parecen corresponder a EIM sin diagnosticar.

      Ciento diez años después de que Garrod propusiera por primera vez en Londres el concepto de errores innatos del metabolismo, podemos afirmar que se anticipó e indicó la ruta que se debe seguir para descubrir y diagnosticar un grupo de enfermedades cuyo estudio ha hecho y sigue haciendo aportes incalculables a las ciencias biológicas y a la medicina. Garrod nos enseñó que somos únicos y que por tanto los médicos y la medicina nos deben tratar como individuos, no como un miembro más de la especie humana.

      En el capítulo 13 de este libro se cotejan algunas de las principales tesis de Garrod con lo que conocemos actualmente sobre la comprensión, diagnóstico y manejo de estas enfermedades, campos en los cuales se han hecho enormes avances, pero cuyo desafío principal, la cura permanente, sigue sin lograrse. Ya en 1914, Garrod, hablando del efecto de la dieta libre de purinas para la gota, recordaba a su audiencia que con ello no se estaba tratando la enfermedad sino procurando modificar los síntomas. Mucho se ha logrado con los tratamientos nutricionales, la terapia de reemplazo enzimático, la reducción de sustrato y las chaperonas farmacológicas, que sirven para detener los síntomas, prolongar la vida y dar un mejor nivel a los pacientes con errores innatos del metabolismo, pero su afirmación de 1914, en esencia, sigue siendo válida.