Название | El Mundo Incinerado |
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Автор произведения | Emilce Strucchi |
Жанр | Языкознание |
Серия | |
Издательство | Языкознание |
Год выпуска | 0 |
isbn | 9789874952318 |
Argumentar a través de otra, como anticipé, será una buena alternativa.
Mientras tanto, en el desierto en que estoy, tengo que decir las incongruencias o algunas paradojas que enloquecen a cualquiera y debo decirlas antes de la incineración completa de este mundo, me ordenaba.
Alguien tiene que plantear (y no sé si pueda endosárselo todo a mi protagonista) esa desagradable cuestión con la que insisten explicándote qué importante es la salud y te muestran personas que no se sabe cómo hacen para mantenerse en pie sin desmayarse o quebrarse con unos cuerpos huesudos de flaquísimos o casi raquíticos (esdrújulamente expresados quedan casi musicales como esqueléticas figuras manejadas por titiriteros). También te dicen qué importante es tu salud de todos modos tenés que trabajar veinte horas diarias para tener muchas y aún muchísimas cosas o hasta tener muy pocas o por qué no casi ninguna entonces igual intentá lograr lo mucho, tratá de tener lo mucho o además sentirte un fracaso por no lograrlo, buscá y rebuscá sin detenerte hasta tener en cantidad o en demasía y además tratá de tomarte este brebaje y yo te aseguro que serás muy y muy feliz. ¡Ya!
Y solo por citar algunas cositas, te transmiten también de múltiples maneras que podés fumarte esto magnífico que te mata te juro que te mata antes de tiempo como a esta calavera de dibujito animado y por qué no bebés hasta tu hartazgo también para ganarte la completa felicidad que es algo muy o súper especial.
Tenés que hacerlo ahora, te decretan. Ahora mismo, en este mismísimo instante. Si no, quedate en la pobreza y que alguien te mantenga.
¡Qué extraordinaria, cuán importante es tu salud! ¿Qué, todavía no lograste alcanzar este auto? Tendrás que aceptar tu parte de frustración y qué decepción sentirás… o cuánta angustia.
Ad infinitum pensaba que al final les importa un carajo mi salud tu salud nuestra salud y la de ellos.
¡Pesimista! me dirán. No hay que dejar entrever posibles juicios de valor, no hay que opinar tan explícitamente ni tampoco autocensurarse.
¿Qué suponías, relatora, que vivías en otro siglo, en otra dimensión o quizás en otro universo? A estamparse sin anestesia contra los agotadores hechos. O la ficción.
Lo que digo no es un invento, es parte de la historia de las aguas y tierras, los seres vivientes hasta las piedras preciosas y los minerales. Mundo encendido. Aire negrísimo. Aire espurio. Puro humo. Fuego del fuego.
Infecundo y mudo devenir.
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Taciturna su boca,
las encías tan blandas de saliva abundante
con aquella lentitud de los labios
(vanos o buscadores)
y la panza abultada por la pena.
Y lo ígneo avanzaba
implacable avanzaba
mientras la angustia oscura en sus ojitos vislumbró algún refugio.
Construyó algún resguardo
donde fraguar una caligrafía exquisita
debajo de aquella roca.
Pero ese rugido estridente se adueñó de los tiempos
y los fuegos pasaron o los hielos pasaron
y quedaron las runas
(silenciosas).
4. DE NOMBRE RIMBOMBANTE
¿Acaso será mejor incorporar un tesoro disimulado en algún escondrijo con mujeres y hombres semi desnudos y alguna persecución con todos sus tiros o algunos asesinatos como me sugirieron, con esos mismos crímenes para resolver? Esta compleja pregunta se me instaló desde el comienzo como una compañía agotadora y permanente en un camino incierto a veces, muy penoso a veces, feliz en ocasiones.
Hasta que me dije, quizás lo aconsejable va a ser presentarla a ella sin más postergación.
Lo aconsejable, me alenté, será exteriorizar a Teresita como quien sin lugar a dudas tiene que ser y entonces resulta que es una desconocida e importante licenciada en ciencias geológicas, continué. La estoy viendo. Y por otro lado es una adelantada que ya está bastante grandecita y en tiempos idos se convirtió en experta científica de la atmósfera del hoy global planeta tierra. (Es más Teresa que su diminutivo en realidad, pero una se encariña con los personajes y a veces me da por usar esa forma de nombrarla. Hay muchísimas formas de nombrar y sin embargo parece que nunca alcanzan.)
Si bien podrá costar un poco creerlo sucederá que la convoquen al evento internacional más importante del mundo y esto suena rimbombante; convengamos que aún peor sería afirmar al mejor evento del universo porque eso se parecería demasiado a una exageración y a mí siempre me disgustó ese calificativo. Lo que sí habrá que aceptar de Teresita es su patética condición humana y que la motivarán no sólo sus afanes científicos y por demás benefactores nacidos en la temprana infancia por descuido y para desquicio de su progenitor, sino también sus anhelos amorosos o mejor sería decir desamorosos.
Hace demasiado tiempo que ando sola, se dirá, y deseando enamorarme porque trasladarme con mi soledad a cuestas por tantos lugares donde pululan las parejas por doquier me genera algo así como un maldito hartazgo muy profundo, una envidia que me cuesta mucho ocultar ante ciertas mujerzuelas que, como solía afirmar mi abuela Clotilde, no se merecen amor del bueno. A Clotilde, pensará también Teresa, debo reconocerla como una proveedora de amor que supo prodigarme bondadosos cuidados y abrazos de los mejores pese a los rumores de maltrato que circulaban en aquellos sus tiempos.
¿No correspondería, llegados hasta aquí, aquí hacerle un homenaje a Clotil ya que nunca antes le dediqué un libro a la abuela de una protagonista? Pronto, decidido: “a Clotilde, la abuela de Teresita”.
Qué circunstancia, eh. Ocurren situaciones tan extrañas. No muere ningún personaje por esta digresión. Tendremos que aceptarlo y continuar con la historia, como me enseñó un profesor hace tantos años, si después de todo cada quien carga con sus limitaciones.
Un evento internacional de semejante envergadura, yo pensaba o seguía pensando, podrá reunir a muchas personas entre ellas hombres de un interés particular para nuestra protagonista. También habrá que decidir, me decía, si se incluye como objetivo o uno de los temas centrales el amor que ya se sabe (y ella bien lo sabía, no se pudo hacer la tonta) es capaz de modificar sustancialmente el devenir de una escritura y de la existencia completa porque enamorarse puede llegar a ser algo maravilloso o cuestión poco seria que consuma mucho tiempo y vigor que a su edad no sé si podrá estar a la altura de semejantes exigencias.
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Ya reflexioné y tomé unas cuantas decisiones más con respecto al futuro de Teresita si bien las cosas casi nunca son tan fáciles como aparentan. Ahora bien, ¿por qué anticiparse, quién puede adelantarse tanto a los acontecimientos por más deseos incumplidos que reconozca en su vida? Jules Verne o George Orwell. Tarea más que compleja, completa y de gran perfección. Ya cumplieron ese excelso propósito anticipatorio con impecable estilo. Está hecho. Y si hay que llorar prefiero hacerlo en privado, en la intimidad de mi oficina con la cabeza entre los brazos sobre mi escritorio o cuando me voy a dormir. Y les aseguro que me cuesta bastante dormir pero en cambio lloro con cierta facilidad.
Este mundo nos hace llorar tantas veces.
En su humilde caso, ella, antes de seguir y llegar a destino primero tendrá que cavilar sobre el viaje que ya de por sí va a producirle más de un problemita.
El congreso se desarrollará en la prestigiosa Universidad de Helsinki. Eso es seguro. En cuál otra podría ser si Finlandia tiene ese privilegiado centro de estudio y es el lugar por excelencia