Название | Cuatro héroes para salvar el mundo |
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Автор произведения | Juan Carlos Gruttulini |
Жанр | Языкознание |
Серия | |
Издательство | Языкознание |
Год выпуска | 0 |
isbn | 9789878718378 |
Los Dracules fueron cerrando el círculo alrededor de los chicos, dispuestos a dar el golpe final; Los jóvenes se preparaban para defender sus vidas a toda costa.
Y comenzó una lucha desigual, donde la brutalidad de los salvajes, se iba imponiendo a los valientes jóvenes, que viéndose superados comenzaron a retroceder, temiendo lo peor.
Fue en ese momento, que se escucharon fuertes ruidos provenientes del pasillo por donde habían ingresado los jóvenes; Instintivamente todos miraron hacia ese lado y lo que vieron los paralizo del asombro. .
Un grupo de caballeros, con sus esqueléticos cuerpos vestidos con ropas dañadas por el tiempo, armaduras y escudos oxidados, pero empuñando brillantes espadas, levantadas y listas para la batalla, ingresaron al recinto a paso firme.
Los Dracules inmediatamente reaccionaron y se dividieron en dos grupos, unos siguieron peleando con los chicos y los demás se lanzaron contra los caballeros; Estos al verlos venir, se prepararon y comenzó un combate cuerpo a cuerpo, de una violencia terrible.
Los Dracules golpeaban sin piedad, con sus lanzas y garrotes, pero los caballeros fueron demostrando a través de los minutos de lucha, que ellos estaban bien entrenados para la batalla y mientras peleaban algo sorprendente y milagroso iba ocurriendo, sus caras y sus cuerpos se iban encarnando, dándoles otra vez la presencia de juventud y a través de esa renovada fuerza, comenzaron hacer estragos en las filas de los salvajes, hasta no dejar ninguno en pie.
Mientras tanto, los cuatro valientes viendo la ayuda inesperada que les había llegado, atacaron con todas sus fuerzas e hicieron despliegue de sus artes marciales, derribando a todos los que se atrevían acercarse a ellos.
Los caballeros, una vez que vencieron al grupo que los había atacado, se unieron a los chicos y entre todos terminaron con los salvajes que quedaban.
Cuando volvió la tranquilidad al lugar, Maxi se dirigió al líder de los guerreros. — ¡Gracias por la ayuda que nos brindaron!... Sin ustedes, no hubiéramos logrado vencer, a toda esta cantidad de salvajes que nos atacaron, ¿Pero quienes son ustedes y como aparecieron tan oportunamente ?
El líder se levanto el yelmo y con una sonrisa responde muy cortésmente. – ¡Ustedes nos convocaron cuando pidieron la ayuda!... Permítanme que me presente, soy Sir Wilson y junto a ellos, somos los caballeros de la mesa redonda, defensores del rey y del castillo... Y les quiero decir, que ustedes también son unos valientes y lo demostraron en esta pelea.
Maxi desorientado le responde. – Disculpe mi atrevimiento... Pero la verdad, no sé cómo hacer la pregunta para no ofenderlo.
Pregunte lo que guste, joven guerrero, entre los compañeros de lucha, no tienen que quedar dudas. – Responde Sr. Wilson.
Sebastián, que era más frontal para entablar una conversación, hace la pregunta tan comprometida. – Disculpe Sr. Sir ¿ Pero nos puede explicar, como puede ser que hace unos minutos atrás, ustedes estaban en los sarcófagos bien muertitos y ahora pelearon como leones y están con un aspecto tan saludable, como si el tiempo no les hubiera pasado ?
Sir Wilson los mira y les dice. – Queridos amigos, esa es una larga y triste historia.
Sebastián, apurado le ruega. – Le pido por favor, que nos diga que sucedió... No nos podemos quedar con esta intriga.
Agustín apoyando el pedido, le dice. — ¡Sí!, Sr. Wilson! Explíquenos como fueron los hechos... Total, después de esta pelea, no creo que venga nadie más y mientras usted nos relata la historia, todos aprovechamos a descansar y reponer fuerzas.
Sir Wilson sonríe y les contesta. – Queridos amigos, me convencieron, les voy a relatar los acontecimientos, tal y como fueron. —Medita unos instantes buscando como comenzar la narración; Pero primero se sentó sobre una roca para estar más cómodo, los chicos siguiendo su ejemplo, hicieron lo mismo y comenzó su relato. – Hace muchos, pero muchos años atrás... Pero no recuerdo con exactitud cuántos años pasaron, vivíamos en un país, gobernado por un rey muy sabio y generoso con su pueblo; Cada uno de nosotros. – Señalando a los presentes. –Pertenecía a la nobleza; Yo tenía mi castillo en el que vivía junto a mi mujer y mis hijos y en los alrededores vivían la gente que trabajaban los campos, pero que estaban bajo mis dominios... En iguales condiciones estaban los demás caballeros, pero todos dependíamos del rey y a él nos debíamos; Durante muchos años vivimos felices, pero desgraciadamente esa felicidad, un día llego a su fin... Un gran ejercito de barbaros infieles estaban arrasando a los países vecinos, llevando la muerte y la destrucción con ellos.
El rey, que era un valiente guerrero, demostrado en muchos combates anteriores, llamo a todos sus caballeros para organizar la defensa del país y salir al ataque del enemigo; Con un gran ejercito bien entrenado, se puso a la cabeza del mismo, para iniciar el viaje hacia una lucha, de la cual no sabía si iba a volver... —Sir Wilson hizo una pausa en el relato y sus ojos brillaron, como si las imágenes de lo que estaba relatando las estuviera viviendo nuevamente; Y continuo explicando. – El rey, que como dije anteriormente era muy sabio, nos dejó a nosotros, los caballeros de la mesa redonda y a un pequeño ejército de cruzados para defender el lugar; Antes de partir me puso a cargo de todo y nos hizo jurar que defenderíamos al castillo y a su familia con nuestras vidas... Yo le respondí, que la única forma de que llegarían hasta su familia, seria sobre nuestros cadáveres; El rey sabiendo que lo que decíamos era la pura verdad, subió a su hermoso caballo blanco, miro a su ejército listo para emprender el viaje, mientras los emblemas de la Santa Iglesia y los estandarte de su escudo de armas flameaban en las primeras filas y sin decir nada más, dio la orden de partir y emprendió su largo viaje hacia lo impredecible.
Ya habían pasado tres semanas desde la partida del rey y todo transcurría en paz y armonía en el castillo e incluso habíamos aflojado un poco la tensión en la vigilancia y ese fue un terrible error de parte nuestra; Una noche, una horda de barbaros, comandados por una joven hechicera, de cabellos largos hasta la cintura, vestida como las amazonas y montando un brioso caballo negro, lograron introducirse en el castillo a fuerza de espadas, matando a los descuidados cruzados que custodiaban la entrada; Cuando reaccionamos, tuvimos una batalla feroz, donde caían heridos o muertos de ambos bandos... Cuando logre ubicar a la líder hechicera, me batí a duelo con ella, que era una formidable esgrimista, demostrando su gran maestría con la espada y a su vez, porque era la líder de esos infieles. Cuando con una estocada logre herirla de muerte y cayó al suelo, automáticamente, como si un rayo les hubiera caído encima a los barbaros, detuvieron la lucha y se rindieron... Pero fue en ese momento, que la hechicera al sentirse morir, con los últimos suspiro de vida nos maldijo.
—Ustedes. Me quitan la vida, pero yo los maldigo a una vida eterna, sus cuerpos y sus almas no descansaran nunca, así como me vencieron, siendo los custodios de este castillo, así serán los custodios eternamente, hasta que caiga la última piedra de este lugar, los maldigo a que sean los muertos vivos, hasta el fin de los días.
Y diciendo esta palabras, cerró los ojos y falleció, pero para sorpresa de todos los que estábamos allí, como por arte de magia, su cuerpo comenzó a envejecer rápidamente, hasta ser un esqueleto, luego convirtiéndose en polvo y desaparecer por el viento de la noche.
Cuando regreso el rey con su ejército, después de haber derrotado a los barbaros, se encontró con la triste noticia, de que nosotros habíamos muerto en forma repentina, sin saber nadie los motivos por el que fallecimos; La reina le relata, como luchamos para defenderla a ella y al castillo y el rey agradecido por nuestra valentía y lealtad, ordeno que nuestros cuerpos fueran depositados en la criptas, lugar destinado a los nobles del palacio... Y la maldición se cumplió, cada vez que el castillo está en riesgo o alguien solicita nuestra ayuda, salimos de nuestro sueño eterno a luchar... Pero por esos misterios de la vida o por la gracia del Sr. Cuando estamos luchando, nuestros cuerpos se vuelven a reencarnar, pero ese efecto dura hasta que termina la batalla o a veces un tiempo más y luego volvemos a ser lo que somos, unos cadáveres.
Sebastián que estaba al lado de Maxi, le dice al oído. – Mejor no les decimos en que siglo estamos.