Construir la paz en condiciones adversas. Jefferson Jaramillo Marín

Читать онлайн.
Название Construir la paz en condiciones adversas
Автор произведения Jefferson Jaramillo Marín
Жанр Социология
Серия
Издательство Социология
Год выпуска 0
isbn 9789587815740



Скачать книгу

en términos generales, varios tipos de estrategias político-organizativas:

      1. Reflexión comunitaria cotidiana sobre los problemas más relevantes de la región. Esta estrategia, para expresarnos en términos de Stuart Hall (1990, 1996), ha sido un proceso permanente de construcción discursiva de identificación, en el cual las organizaciones campesinas, al tiempo que recuerdan su origen colectivo común, establecen de manera negociada los mecanismos para enfrentar sus más inmediatos problemas y diseñar sus agendas políticas y sociorganizativas.

      2. Cuestionamiento permanente al Estado colombiano. Esta práctica discursiva ha estado orientada a construir su identificación como campesinos excluidos y marginados, así como a erosionar la débil legitimidad que algunos campesinos aún le otorgaban al Estado. De igual manera, pretende afianzar su identificación colectiva a partir de la diferenciación con el otro, en este caso con el Estado, considerado como un ente lesivo para sus intereses comunitarios y representante de los empresarios agrarios que los han segregado. Esta estrategia de construcción de identidad colectiva por la vía de la diferencia ha sido crucial para el empoderamiento social y político de las organizaciones campesinas.

      3. Diseño y dinamización de acciones colectivas, encaminadas a la consolidación de las veredas y municipios, por la vía de la confrontación institucional y extrainstitucional al Estado colombiano. Esta estrategia política de negociación de acciones colectivas y de invención de mecanismos, para constituirse en interlocutores frente a un Estado que los ha desconocido y menospreciado, ha sido fundamental para la interpretación de las protestas y movilizaciones campesinas que han tenido lugar en el área. Entre 1984 y 1987, por ejemplo, los colonos se movilizaron para pedir el reconocimiento legal de sus posesiones de tierra en la reserva de La Macarena, la asignación de créditos y apoyos agrícolas, la construcción de una carretera, la desmilitarización de la reserva o para protestar por el asesinato de los líderes de la Unión Patriótica. Una década después, las marchas campesinas en el Ariari—en 1995 y 1996—y el bloqueo de vías de comunicación respondieron a la corrupción administrativa, el desequilibrio en las inversiones sociales en los municipios y la exigencia de que se cumplieran compromisos del Gobierno sobre construcción de escuelas, puentes y vías y el otorgamiento de incentivos agrícolas.

      Según un estudio sobre el Meta y otras regiones, citado en PNUD (2010), entre 1997 y 2000 se registraron los mayores índices de acciones por la paz, mientras que en el nuevo milenio se presentó una fuerte disminución. Al respecto dice este estudio:

      Las marchas y concentraciones son los tipos de acciones que predominan en la movilización por la paz en el Meta, las cuales se encuentran ligadas a un fuerte nivel de protesta social contra la violencia, el conflicto armado y la violación de los Derechos Humanos y la infracción al Derecho Internacional Humanitario. El segundo tipo de acción más importante en la región son los encuentros, foros o seminarios, relacionados algunos con situaciones de paz negativa y otros con búsqueda de alternativas para la paz y con procesos de negociación. Son también importantes los procesos de concertación ciudadana, las declaraciones de neutralidad o zona de paz. (p. 21)

      4. Alianzas con organizaciones campesinas del orden nacional y con instituciones del orden internacional, con la finalidad de construir una agenda nacional de reivindicaciones sectoriales y coordinar, con otras organizaciones, acciones colectivas intersectoriales y de carácter interregional, nacional e internacional.

      5. Configuración de gobernanzas híbridas. Pese al déficit estatal que caracteriza al municipio, existen múltiples modalidades de regulación social, que son precisamente las que han dado lugar a la configuración de aquello que se denominan gobernanzas o gobernabilidades híbridas (González, 2016; Péclard y Mechoulan, 2015; González et al., 2016; South, 2018), es decir, las diversas formas como la autoridad surge en contextos de conflicto como resultado de la interacción entre diferentes jurisdicciones institucionales (formales e informales), diseñadas, sostenidas y transformadas por agentes individuales y colectivos de diverso tipo (estatales, comunitarios y armados), según los recursos de poder a su disposición. González et al. (2016) consideran que, para poder comprender el lugar ocupado por estas organizaciones e indagar si son mecanismos potentes o no de gobernanza local, es necesario examinar: 1) las historias particulares de configuración de los territorios; 2) los patrones de organización y movilización de las comunidades en esos territorios; y 3) el desenlace del conflicto armado.

      Apoyándonos en Sidney Tarrow (2011), se puede afirmar que las organizaciones campesinas de La Macarena, con su trabajo continuo y perseverante, han logrado consolidar y mantener un movimiento social que reúne cuatro características fundamentales:

      A. Solidaridad social. Las organizaciones campesinas han impulsado el trabajo organizativo desde las veredas, donde se originaron los primeros lazos de solidaridad y nacieron los primeros procesos organizativos de la región.

      B. Interacción sostenida. Las veredas, vistas como espacios socioculturales, han sido los espacios donde se tejen las redes sociales que dinamizan el futuro de la acción colectiva. En estos espacios los campesinos han construido sus procesos identitarios, se han descubierto como el producto del menosprecio del que han sido objeto por el Estado colombiano y han forjado sus interacciones sociales en la lucha por el reconocimiento y la integración socioeconómica y política.

      C. Propósitos comunes. Los participantes de las marchas y protestas campesinas han estado siempre impulsados por el propósito conjunto de sustituir la producción de coca por economías locales sostenibles, las cuales les permitan a ellos y a la región conquistar una estabilidad socioeconómica y ambiental, así como una integración favorable a las dinámicas nacionales.

      D. Demandas colectivas. Las organizaciones campesinas han logrado estructurar propuestas de desarrollo avaladas colectivamente, en las que, al tiempo que recogen las principales necesidades y prioridades del conjunto de la población campesina de la región, incorporan nuevas demandas que involucran a los nuevos pobladores y núcleos urbanos.

      Desde nuestra lógica interpretativa son varios los elementos transversales constitutivos de estas formas organizativas que ameritan mayor exploración etnográfica. En otros procesos investigativos hemos avanzado en mostrar la importancia de estos elementos para la investigación con organizaciones, los cuales queremos destacar aquí como necesarios de continuar abordando en la investigación sobre esta y otras zonas del país (Jaramillo, Castro y Ortiz, 2018):

      Cohesión. Es necesario indagar con más densidad analítica y perspectiva veredal por la respuesta cohesiva de las organizaciones a la fractura y ruptura que produce la violencia, a los dispositivos de generación del miedo, a la intimidación y a sus consecuencias, como los asesinatos de personas miembros de su comunidad, la pérdida de bienes, el desplazamiento forzado, el despojo de territorios y el bloqueo organizativo. Existe mucho supuesto teórico en torno a que estas situaciones han sido el marco para la reafirmación comunitaria u organizativa, desde unas prácticas de identificación que les permitan construir sentidos de lo común, permanecer y pervivir.

      Legitimidad. Habitualmente se considera que en estas organizaciones existe un reconocimiento intrínseco a sus decisiones y marcos de acción, probablemente en virtud de su vínculo cultural, de sus esquemas de percepción y acción compartidos, del reconocimiento del trabajo; sin embargo, explorar etnográficamente este factor resulta relevante, en la medida que permite comprender la legitimidad en los momentos de toma de decisiones trascendentales en el devenir comunitario.

      Reafirmación constante. Comúnmente se asume en la literatura que estas formas organizativas cuentan con la capacidad de reconstruirse, reafirmarse, reexistir y enriquecerse continuamente frente o en la adversidad. Aun así, se debe seguir indagando sobre qué es lo que garantiza a las comunidades organizarse y responder de forma oportuna y subvertora a las necesidades internas, al contexto, y actuar frente a las contingencias críticas y a la diversidad de actores.

      Autonomía. Sin mucha crítica, se concibe que estas formas organizativas tienen una capacidad para construir normas y procedimientos propios desde los que se