Construir la paz en condiciones adversas. Jefferson Jaramillo Marín

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Название Construir la paz en condiciones adversas
Автор произведения Jefferson Jaramillo Marín
Жанр Социология
Серия
Издательство Социология
Год выпуска 0
isbn 9789587815740



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que había puesto en marcha el Instituto Colombiano de Desarrollo Rural (Incoder) previamente. Un primer paso para construir confianza podría ser la puesta en marcha de un plan de ordenamiento territorial consistente con las realidades del territorio, el cual involucre de manera activa a las comunidades tanto en las etapas consultivas como decisorias y que parta de la buena fe de los pobladores rurales (figura 2).

      La enorme desconexión entre el casco urbano y la zona rural ha limitado la posibilidad de que muchas organizaciones sociales puedan acceder al poder local y, desde ahí, gestionar asuntos de su interés. En efecto, las administraciones locales han estado al servicio de dinámicas clientelistas y controladas por candidatos de los partidos tradicionales. ¿Cómo potenciar órdenes locales para la paz en Colombia? ¿Cómo ampliar la oferta partidista y mejorar la articulación entre organizaciones sociales rurales y el Estado local?

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       Figura 2. Semblanza de La Macarena, según Alfredo Molano

      Fuente: Alfredo Molano Bravo, El Espectador (12 de febrero de 2006, p. 16). Archivo Digital de Prensa del Cinep-PPP.

      NUEVA INSTITUCIONALIDAD PARA LA PAZ Y RECOMPOSICIÓN ORGANIZATIVA (2010-2017)

      El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD, 2010), en su estudio realizado sobre la conflictividad en el Meta, y González et al. (2016) afirman que existen en la actualidad importantes procesos organizativos y de articulación, como la Mesa Humanitaria del Meta, la Corporación de Desarrollo para la Paz del Piedemonte Oriental (Cordepaz)—que es el programa de desarrollo y paz del departamento—, la Coordinación Mesa Meta-Llanos y el Consejo Regional de Empleo. En estos procesos y acciones por la paz han desempeñado un papel importante las organizaciones sociales, las organizaciones eclesiales—a través de sus oficinas de pastoral social—, las organizaciones que trabajan en la defensa de los derechos humanos y las organizaciones de mujeres—como la Asociación el Meta con Mirada de Mujer y las Mujeres Constructoras de Paz—.

      Uno de los mayores logros del territorio, según estos estudios, ha sido la creación de redes y espacios de articulación social, como la Mesa Humanitaria del Meta y Cordepaz. La Mesa Humanitaria del Meta es un escenario construido por la sociedad civil, en el que confluyen distintas iniciativas interesadas en el trabajo por el respeto de los derechos humanos, así como representantes de las comunidades de diferentes municipios. La Mesa forma actores sociales en el conocimiento de los derechos humanos y el derecho internacional humanitario y en la exigibilidad de estos derechos; además, impulsa la formación y el fortalecimiento de redes sociales, hace visibles las iniciativas de paz, entre otras acciones. Por su parte, Cordepaz ha sido el escenario creado para orientar los esfuerzos de construcción e implementación colectiva de un programa de desarrollo y paz para el Meta, con presencia de la institucionalidad privada y la sociedad civil y el apoyo de la cooperación internacional. En ese proceso, Cordepaz ha acompañado a 343 organizaciones sociales de base y comunitarias de dieciocho municipios en su interlocución e incidencia en políticas públicas de paz y desarrollo (González et al., 2016).

      Además de estas estrategias político-organizativas, las cuales han coadyuvado al fortalecimiento y posicionamiento de las organizaciones en la región como representantes de los campesinos, sus líderes emprendieron un proceso de interlocución con sectores de la Iglesia católica y universidades e institutos experimentales del Estado, que trabajaban en alternativas agrícolas, pecuarias y tecnoproductivas apropiadas a las características del ecosistema amazónico, y empezaron a construir, ellos mismos y sus cooperativas, un modelo integral de finca campesina, el cual les permitiera tanto un uso sostenible de la tierra que cultivaban, a través del uso en sus predios de fertilizantes naturales, agua lluvia y energía solar, como aprovechar, de manera idónea y sostenible, el agua y el bosque que los rodeaban (véase la figura 3).

      En la actualidad existe la Corporación por la Defensa Ambiental y el Desarrollo Sostenible en el AMEM (Corpoamem), que es una organización social de segundo nivel, en la cual se encuentran asociadas la mayoría de las asociaciones campesinas del AMEM. En el momento de su constitución, en abril de 2013, las organizaciones campesinas representaban a 460 juntas de acción comunal del territorio. Entre las asociaciones se encuentran la Asociación Campesina de Trabajadores Agrícolas y Defensores del Medio Ambiente (Asocamtradema); la Asociación Campesina de Pequeños y Medianos Productores del Río Cafre (Agrocafre), en el municipio de Puerto Rico, departamento del Meta; la Asociación de Campesinos Productores del Bajo Ariari (Asocamproariari); la Asociación Campesina de Trabajadores de la Región del Guayabero (Ascatragua), constituida en junio de 2011; la Cooperativa de Agricultores del Guaviare (Cooagroguaviare); la Corporación de Trabajadores Campesinos Agropecuarios Ambientales de los Llanos del Yarí (Corpoayarí); la Asociación de Trabajadores Campesinos Ambientalistas de los Parques Tinigua y Macarena (Acatamu), del municipio de La Uribe; la Asociación de Campesinas y Campesinos Trabajadores del Alto Ariari (Atcari); la Asociación de Campesinos del Municipio de Vistahermosa y San Juan de Arama (Aspromacarena); la Asociación Campesina para la Agricultura Agroecológica y el Comercio Justo en la Cuenca del Río Güejar (Agrogüejar), y la Ascal-G.

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       Figura 3. Las asociaciones campesinas ambientales como semilleros de paz

      Fuente: Corporación Grupo Semillas Colombia. Sergio Borda León, “Organización campesina y el ordenamiento de la región de La Macarena: los colonos del interfluvio Lozada-Guayabero”, (2017). Recuperado de https://www.semillas.org.co/apc-aa-files/353467686e6667686b6c676668f16c6c/ ascalg-asociacin-campesina-ambiental.pdf.

      Lo que se busca con esta estrategia ecológica es romper con la dependencia de la economía crematística y crear estrategias de resistencia económica más autárquicas, las cuales les permitan sobrevivir con dignidad y conservar su autonomía como campesinos en un ecosistema de selva húmeda tropical, que después de varios años han empezado a entender, manejar e incorporar a su racionalidad económico-productiva.

      Joan Martínez Allier (2002) llama este proceso el ecologismo de los pobres y se refiere a este como una ideología y una práctica popular que, por un lado, busca la preservación de los recursos naturales en la esfera de la economía moral y, por otro lado, sirve como mecanismo económico que defiende la biodiversidad y hace un uso razonable de los flujos de energía y materia; se trata, de acuerdo con este autor, de una tendencia ideológica y política que se presenta como una modernidad alternativa y desconfía del llamado “progreso social y científico”, erigido sobre la lógica del costo-beneficio.

      Las organizaciones campesinas de la Amazonía occidental colombiana se han caracterizado por ser perseverantes en sus luchas y recomponerse luego de los fuertes golpes que la economía de mercado y la política represiva del Estado colombiano les han propinado. Han sido prolíficos en ideas y han sabido reconfigurar en su propio beneficio las propuestas económicas que han llegado a la región, así como encontrar salidas a las encrucijadas políticas y económicas en que se han visto involucradas. Sus líderes han planteado, desde que llegaron a la región, que están construyendo la nueva Colombia, ya que la existente los ha menospreciado y segregado en términos políticos y económicos. Desde sus inicios, han tenido la idea de consolidar un modelo de desarrollo que los incluya y que ellos mismos puedan conducir (Offe, 1997).

      Según el estudio de González et al. (2016), en La Macarena se evidencia la fortaleza de las organizaciones sociales de base; sin embargo, señala este estudio, los desafíos y riesgos que existen tanto en el interior de