De uno a cuatro. Paulien Bom

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Название De uno a cuatro
Автор произведения Paulien Bom
Жанр Учебная литература
Серия Colección Vivir con niños
Издательство Учебная литература
Год выпуска 0
isbn 9788412029390



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los pañales

       La ropa de los niños

       Los juegos y los juguetes

       Los niños y los muñecos

       Pintar y modelar

       Las rimas y las canciones

       Contar cuentos y leer en voz alta

       Los niños y las estaciones del año

       La televisión

       La seguridad de los niños

       CONSEJOS PRÁCTICOS PARA CADA UNA DE LAS ETAPAS DE LA PRIMERA INFANCIA

       Del primer año al año y medio

       Del año y medio a los dos años

       Del segundo al tercer año

       Del tercer al cuarto año

       LAS ENFERMEDADES INFANTILES

       El dolor y la fiebre

       El papel del médico de cabecera

       Las enfermedades infantiles más frecuentes

       El trato que necesitan los niños enfermos

       BIBLIOGRAFÍA DE INTERÉS

      La realidad de la infancia es una idea que atraviesa todas las fronteras; a veces la detienen y rechazan, pero siempre continúa su camino

      ∼NELI POSTMAN∼

      ¿QUÉ ES LO MÁS IMPORTANTE EN NUESTRO TRATO CON LOS NIÑOS PEQUEÑOS?

      ¡Todos los niños son distintos! A partir de esta constatación podríamos pensar que hay que renunciar a cualquier principio educativo y dejar que cada situación particular determine nuestro comportamiento como educadores. Sin embargo, es importante ser conscientes de algunos aspectos que tienen validez para todos los niños.

      TODO DESARROLLO, POR MUY INDIVIDUAL QUE SEA, SE BASA EN UNAS LEYES GENERALES.

      CONOCERLAS NOS AYUDA, A LOS PADRES Y A LOS EDUCADORES, A CREAR UN ESPACIO PROTECTOR ALREDEDOR DE LOS NIÑOS Y A NO PERDER LA CALMA EN AQUELLOS MOMENTOS EN LOS QUE PODRÍAMOS SENTIRNOS DESBORDADOS. ASÍ PUES, EN PRIMER LUGAR, NOS CENTRAREMOS EN ALGUNAS COSAS QUE NOS AYUDARÁN A CREAR UN FUNDAMENTO A PARTIR DEL CUAL PODAMOS ADOPTAR MEDIDAS EDUCATIVAS APROPIADAS PARA CADA SITUACIÓN PARTICULAR.

      LOS NIÑOS NECESITAN EL CALOR DEL HOGAR

      Los niños no pueden desarrollarse bien si carecen del “calor de un nido”. Para que ese calor exista, lo más importante de todo es el afecto. Gracias al amor que reciben y a los ánimos que les damos, los niños aprenden a confiar en las personas que tienen a su alrededor, a sentirse seguros y a prestar atención al mundo que les rodea con absoluta confianza.

      Cuando hablamos del “calor del nido” hacemos referencia tanto a la calidez de corazón, a la cordialidad y a la comodidad del hogar para que todos los miembros de la familia se sientan bien en él, como al simple calor corporal, puesto que los niños deben ir vestidos de tal modo que se sientan cómodos y abrigados.

      — LOS LÍMITES Y LA CLARIDAD FORMAN PARTE DEL AMOR —

      Algunas veces nos puede parecer que esta importante tarea de los padres está en contradicción con la de señalar a sus hijos dónde están los límites. Cuando los adultos señalan un límite, deben mostrar determinación y decisión; aparentemente todo lo contrario al amor y a la calidez, que suelen ir asociados con la indulgencia y con la suavidad. Sin embargo, el amor entendido en un sentido amplio también implica ofrecer seguridad y claridad, aunque para ello sea necesario adoptar una conducta decidida que, en ocasiones, puede resultarnos desagradable a los propios padres.

      Al fin y al cabo, para crear un hogar o un nido cálidos se necesita también algo que expresa muy bien un dicho popular australiano: “Lo más bello que le podemos dar a un niño son raíces y alas”. Si desde la infancia les prestamos atención a esos dos ámbitos por igual —transmitiéndoles calor, claridad y seguridad, y ofreciéndoles al mismo tiempo las suficientes posibilidades de descubrir el mundo—, correremos menos riesgos de caer con frecuencia en alguno de los extremos.

      TODO A SU TIEMPO

      Para que los niños tengan un buen desarrollo, es decisivo que puedan recorrer completamente todas sus fases, y que dispongan de tiempo suficiente para cada una de ellas, porque cada nuevo paso en su evolución supone una especie de ruptura y puede considerarse como un pequeño nacimiento.

      Todos sabemos que los embarazos deben tener cierta duración para que los niños nazcan sanos. Si duran más de cuarenta semanas —o menos—, surgen algunos problemas que con frecuencia se hacen evidentes durante el parto.

      El arte de educar consiste en encontrar el término medio preciso entre estimular a los niños demasiado o demasiado poco. Hoy en día existe la tendencia a acelerar el desarrollo de los niños, estimulando sobre todo sus capacidades intelectuales. Sin embargo, eso implica un empobrecimiento de otros ámbitos con sus correspondientes repercusiones, puesto que, al fin y al cabo, durante su vida el ser humano necesitará disponer de otras capacidades, además de las simplemente intelectuales.

      LOS NIÑOS PEQUEÑOS NECESITAN PROTECCIÓN

      El adulto, con la ayuda de su facultad de pensar, puede resumir y ordenar sus percepciones, puede distanciarse del mundo y de ese modo, consigue crear una especie de pared protectora a su alrededor.

      En los niños pequeños, por el contrario, cada una de las impresiones que reciben a través de sus sentidos penetra en su interior y afecta, incluso, a la delicada formación de sus órganos. Los especialistas consideran, por unanimidad, que los tres primeros años de vida constituyen la fase más vulnerable y de mayor influencia en el desarrollo de los niños, tanto en lo que se refiere a su salud física posterior como a su bienestar anímico. Durante esos tres primeros años los niños dependen totalmente de sus padres. Ellos son quienes les proporcionan todo lo que necesitan y los protegen, tan bien como pueden, de estímulos y experiencias no deseados.

      — LOS PRIMEROS AÑOS DEL NIÑO SON DECISIVOS PARA TODA LA VIDA —