¡No valga la redundancia!. Juan Domingo Argüelles

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Название ¡No valga la redundancia!
Автор произведения Juan Domingo Argüelles
Жанр Учебная литература
Серия Studio
Издательство Учебная литература
Год выпуска 0
isbn 9786075572475



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en este tema, exhiben su ignorancia con los sinsentidos o con las rebuznancias, lo mismo en internet que en publicaciones impresas, incluso en ámbitos profesionales.

      En un boletín de la Dirección de Comunicación Social de la UNAM leemos acerca de una investigación que lleva a cabo una postdoctorante acerca de cómo los insectos invasores afectan el entorno, y ahí nos enteramos, en voz de la investigadora (porque su declaración está entrecomillada), que la catarina arlequín es parte de los

       “pequeños insectos invertebrados con patas articuladas, como las arañas o las chinches”.

      Sabemos que las arañas no son insectos, sino arácnidos, y sabemos que sí lo son las chinches y las catarinas o mariquitas; sabemos también que tienen las patas articuladas, pero también debemos saber, y no se nos debe olvidar, que no hay “insectos vertebrados”: ¡todos son invertebrados! y, por lo tanto, es redundante calificarlos como “invertebrados”. El día que los investigadores encuentren un “insecto vertebrado”, ese día cambiará para siempre el mundo de la investigación entomológica. La investigadora quiso decir, y no la ayudaron en esto los redactores y correctores del boletín de la UNAM, que el artrópodo coleóptero (“caja o estuche con alas”: esto es científica y poéticamente un “coleóptero) al que ha dedicado su atención, la mariquita o catarina arlequín, pertenece a los

       pequeños insectos, y punto, pues no hay que buscarles huesos a los insectos ni patas a las culebras.

       Van otros ejemplos de estas rebuznancias y sinsentidos que abundan en el ámbito mismo de la ciencia: “Científicos españoles descubren una nueva especie de insecto invertebrado” (ya hemos dicho que la noticia sería que descubrieran un insecto vertebrado), “descarga ahora la foto de insecto invertebrado”, “un insecto invertebrado de cuerpo redondo, color rojo y puntos negros”, “un investigador de la Universidad de Alcalá, Vicente Ortuño, junto con miembros del Museo Natural de Valencia han descubierto en cuevas de Castellón y Tarragona un nuevo insecto invertebrado”, “saltamontes: insecto invertebrado, de cuerpo alargado”, “es descrita como una especie de insecto invertebrado”, “es un insecto invertebrado que posee alas cubiertas de escamas”, “molusco invertebrado protegido por una concha”, “una nueva especie de molusco invertebrado de la familia de las babosas marinas”, “la jibia es un molusco invertebrado” (y quien escribió esto es un molusco vertebrado), “este molusco invertebrado madura sexualmente a los seis, siete u ocho meses de vida” (¡ni modo que de muerte!), “el calamar gigante es un molusco invertebrado”, “el limaco es un molusco invertebrado descendiente del caracol”, “insectos invertebrados fácilmente identificables”, “disfruta de la muestra gratuita de insectos invertebrados exóticos vivos en el Zoo de Barcelona”, “pequeños insectos invertebrados con patas articuladas”, “insectos vertebrados e invertebrados” (¡olé!), “tipos principales de insectos vertebrados”, “los insectos vertebrados y los hongos” (más bien: cuando alguien consume cierto tipo de hongos puede ver insectos vertebrados y moluscos con chanclas), “vive en lugares esteparios, tierras cultivadas, praderas y se alimenta de pequeños insectos vertebrados” (¡vaya adivinanza sin respuesta!), “las arañas forman parte del grupo de artrópodos invertebrados”, “un equipo internacional de científicos ha descubierto los restos más antiguos hasta el momento de artrópodos invertebrados”, “los artrópodos invertebrados segmentados”, “estos son moluscos invertebrados que se separaron de sus antiguos antepasados” (¡ah, chingá!), “moluscos invertebrados de cuerpo suave que usualmente tienen conchas o caparazones”, “artrópodo invertebrado de pequeño tamaño”, “el mosquito es un artrópodo invertebrado muy numeroso en toda la Tierra”, “también son unos artrópodos vertebrados”, “los moluscos vertebrados e invertebrados” y, como siempre hay algo peor, “conservó elementos en gusano de insecto vertebrado y genomas de levadura”.

       En Google: 125 000 resultados de “insecto invertebrado”; 70 800 de “molusco invertebrado”; 26 300 de “insectos invertebrados”; 11 400 de “insectos vertebrados”; 6 610 de “artrópodos invertebrados”; 5 140 de “moluscos invertebrados”; 2 060 de “artrópodo invertebrado”; 1 820 de “artrópodos vertebrados”; 1 530 de “moluscos vertebrados”; 1 000 de “insecto vertebrado”.

      22. asiduidad, asiduo, bastante, ¿bastante asiduidad?, ¿bastante asiduo?, ¿bastante frecuente?, frecuente, mucha, ¿mucha asiduidad?, mucho, muy, ¿muy asiduo?, ¿muy frecuente?, poca, ¿poca asiduidad?, poco, ¿poco asiduo?, ¿poco frecuente?

      ¿Puede ser poca o escasa la “asiduidad”? Veamos su significado. El sustantivo femenino “asiduidad” (del latín assiduĭtas, assiduitātis) significa “frecuencia, puntualidad o aplicación constante a algo” (DRAE). Ejemplo: Asiste a los conciertos con asiduidad. Cabe precisar que el adjetivo “constante” significa, en la cuarta acepción del DRAE, “continuamente reiterado”. En cuanto al adjetivo y sustantivo “asiduo” (del latín assiduus), María Moliner lo define del siguiente modo: “Se aplica al que asiste o concurre con frecuencia y constancia a cierto sitio”. Ejemplo: Fulano es un asiduo de nuestra tertulia. Precisa Moliner que “aplicado a un nombre de agente o de acción, significa que hace o se hace con frecuencia y constancia la acción de que se trata”. Ejemplos: Un asiduo colaborador del periódico, Sus asiduas visitas. De ahí el adverbio “asiduamente”: “con asiduidad”, esto es, “frecuentemente”, pues el adjetivo “frecuente” (del latín frequens, frequentis) significa “repetido a menudo”. Visto lo anterior, las expresiones “bastante asiduidad”, “bastante asiduo”, “bastante frecuente” y “mucha asiduidad”, “muy asiduo” y “muy frecuente” son, sin duda, redundantes, en tanto que “poca asiduidad”, “poco asiduo” y “poco frecuente” constituyen sinsentidos. Lo que es “asiduo” es “frecuente”, y lo “frecuente” es lo que se repite a menudo, de manera reiterada. En buen español, basta y sobra con decir “asiduamente”, “asiduidad”, “asiduo” y “frecuente”. Añadir una intensidad (“bastante”, “mucho”) o una atenuación (“escaso”, “poco”) a estos términos es incurrir en disparates. Las redundancias y sinsentidos con estos términos son propios del ámbito culto de la lengua, y hasta los redactores del Compendio ilustrado y azaroso de todo lo que quiso siempre saber sobre la lengua española yerran con su “bastante asiduidad”, como si dijéramos “bastante frecuente”. Las líneas aéreas califican de “frecuentes” a los “viajeros” cuando abordan el avión con asiduidad, es decir, con frecuencia, más allá de que, incluso entre los “frecuentes”, unos viajen más que otros. Pongámonos de acuerdo: lo que no es “frecuente” no puede ser “poco frecuente”, sino “infrecuente” (del latín infrĕquens, infrequentis), adjetivo que significa “que no es frecuente” (DRAE), y lo que es “frecuente” es “asiduo”, con lo cual quedan descartados los adjetivos “bastante”, “mucho” y “poco” como modificadores de “asiduo” y “frecuente”, cuyos significados ya contienen, por definición, su carácter de “repetición a menudo” o “continuamente reiterado”.

      En el diario mexicano Excélsior leemos el siguiente encabezado:

       “Salvan en el IMSS a una bebé con malformación poco frecuente”.

      Quiso informar el diario que

       en el IMSS salvan a una bebé con una malformación infrecuente o rara.

       Hemos visto que lo que no es frecuente es infrecuente y que lo que es frecuente y asiduo ocurre, sin duda, a