Historia de la estrategia militar. Jeremy Black

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Название Historia de la estrategia militar
Автор произведения Jeremy Black
Жанр Документальная литература
Серия
Издательство Документальная литература
Год выпуска 0
isbn 9788432152924



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saqueo, opciones que fueron relevantes en todo el mundo y durante la mayor parte de la historia militar (de hecho, llegan hasta el presente[43]). Este debate ha contribuido a iluminar conflictos y gobernantes concretos. Se han analizado las opciones tomadas en cuanto a objetivos y métodos, por ejemplo, por qué durante la Segunda cruzada se atacó Damasco y no Alepo en 1148, un análisis que advierte lúcidamente sobre el peligro de resultar confundido «por cálculos propios de la actualidad de los intereses estratégicos que no pueden ser reconciliados con las realidades del siglo XII»[44]. Al invadir Francia en la década de 1340 y 1350, durante la guerra de los Cien Años (1337-1453), Eduardo II de Inglaterra trató de desgastar a su enemigo devastando los campos. He ahí un ejemplo de estrategia como, al menos en parte, la extensión del pensamiento táctico, pero también de usar la guerra como beneficio en sí mismo, y también de cómo demostrar a los súbditos de un enemigo que su señor no podía protegerlos, de modo que lo mejor que harían sería cambiar de bando[45]. Se vieron los mismos objetivos y procesos en otras áreas, por ejemplo, en la India, incluso en el siglo XVIII, a medida que se formaban nuevos gobiernos durante el declive del Imperio mogol[46].

      Los aspectos pragmáticos de la guerra, relacionados con su alimentación y su capacidad de traslado, eran los requisitos dominantes. Así, la tierra quemada fue un método, a la vez táctico, operativo y estratégico, para impedir el avance del enemigo con efecto disuasorio. La tierra quemada fue empleada por ejemplo por los safávidas contra los otomanos (Turquía) en la invasión de Irán e Irak en 1514, y su éxito explica por qué los safávidas se equivocaron al exponerse en la batalla de Chaldiran, donde fueron derrotados por Selim I. No obstante, este fue incapaz de explotar la victoria. La tierra quemada también funcionó para los tártaros de Crimea para frustrar las invasiones rusas de la década de 1680.

      En el caso de las contiendas de los cruzados, Saladino en 1187 supo tentar al mal dirigido ejército de Jerusalén a un área sin agua en la que pudo pelear según sus condiciones y destruir a sus oponentes en la batalla de Hattin. Además, en parte debido a la cuestión del suministro, Ricardo I de Inglaterra, un factor clave en la Tercera Cruzada, impulsó poco después la estrategia de invadir Egipto (que dominaba Palestina y Jerusalén), en vez de dirigirse a Jerusalén de frente. La misma estrategia se siguió en el siglo XIII, señaladamente por parte de Luis IX: Egipto era considerado un componente clave del Imperio ayubí, y se organizaron dos expediciones, en 1218-1221 y 1248-1250, resultando ambas inicialmente exitosas, aunque luego fracasaran estrepitosamente, especialmente la segunda. Posteriormente, tras la pérdida de la Tierra Santa en 1291, algunas propuestas para su recuperación, que incluían el bloqueo de Egipto como primer paso, fueron bastante sofisticadas, aunque los gobernantes europeos no fueron capaces de cooperar suficientemente para implementar su estrategia. En términos más generales, las ideas modernas de lo que fue estratégicamente importante deberían emplearse con cuidado al juzgar la estrategia seguida en las cruzadas, porque había factores políticos y desde luego religiosos en liza.

      Al mismo tiempo, se desarrolló la cultura estratégica mongola, experimentando una transición, en el siglo XIII, hacia los ataques a las ciudades, especialmente en China. Tal transición estuvo ligada a reformas administrativas que permitieron un diferente nivel de organización y fuerzas de ocupación. En parte, tal proceso implicó hacer uso de las regiones conquistadas, particularmente China. Como resultado, se desarrolló una forma híbrida de conflicto armado, en la que la hibridación se manifestó en términos estratégicos, operativos y tácticos.

      Un aspecto diferente de la efectividad mongola invita a ser considerado cuando de elucidar la mejor forma de tratar la estrategia se trata. Si los oponentes se negaban a aceptar sus condiciones, los mongoles empleaban el terror, masacrando a muchos para intimidar a otros. Esta política tal vez incrementase la resistencia, aunque también incitaba a la rendición. En general, cuando tenía éxito recababa apoyos y mantenía la cohesión, y ambos son resultados estratégicos importantes.