Relatos sociológicos y sociedad. Claudio Ramos Zincke

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Название Relatos sociológicos y sociedad
Автор произведения Claudio Ramos Zincke
Жанр Социология
Серия
Издательство Социология
Год выпуска 0
isbn 9789563572209



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y de participación social, ocultando la desigualdad y contribuyendo a reproducirla.

      Este relato sobre el mercado, en los años siguientes a su elaboración, tendrá amplia circulación. Fue parte de los relatos que contribuyeron al desgaste de la dictadura, aunque en tal momento no fue probablemente el discurso central. Pero seguirá difundiéndose y enriqueciéndose con otros relatos. Tendrá una larga permanencia como discurso crítico, aunque no dominante. El mismo Moulian apelará a él a fines de los años 1990. A mediados de la década del 2000 comenzará nuevamente a adquirir importancia, ahora no impulsado desde la academia, sino que desde el movimiento estudiantil. En manos de este adquiere el carácter de discurso de combate, confrontacional, con menor argumentación, usado en términos casi exclusivamente normativos y con bajo contenido analítico, como discurso acusatorio y tajantemente condenatorio.

      Desde fines de los años 1970, Brunner se embarca en investigaciones sistemáticas sobre la educación, que algunos años después concentrará fundamentalmente en el nivel de educación superior y que a fines del 2017 reunía más de 250 publicaciones104. Ya en sus textos más teóricos había comenzado a incluir referencias y análisis al tema educacional, pero en los dos textos que publica durante 1979 en la materia lo hace con mucha mayor focalización y con una compleja interpretación y análisis de materiales empíricos, cualitativos y cuantitativos.

      En “El diseño autoritario de la educación en Chile” (1979f) hace una revisión de la situación de la educación desde 1960 hasta el momento en que escribe, es decir hasta 1979. Comienza posicionando la educación en relación a las clases y la cultura, y, como es típico en él, discute enfoques teóricos que estima pertinentes.

      La educación, en los términos de Brunner, “es el conjunto de procesos por medio de los cuales una sociedad elabora y transmite el aprendizaje colectivo de su creatividad” (1979f: 57). En su visión sobre la sociología de la educación, esta ubica sus referentes teóricos en el terreno “donde se entrelazan complejamente hegemonía, creatividad y división social del trabajo”. En otras palabras, su interés es “explicar el papel de la educación por referencia a la economía y el poder, dejando atrás las interpretaciones simplistas que conciben la educación preferentemente como una adquisición individual” (1979f: 3). Sobre esa base, articula planteamientos de Durkheim; Althusser; Baudelot y Establet, Bowles y Gintis; Bourdieu y Bernstein.

      De Bourdieu, quien hasta ahora no había aparecido más que secundariamente en sus obras, Brunner dice que es “quien más ha contribuido al desarrollo de la sociología contemporánea de la educación dentro de la perspectiva que aquí nos interesa” (1979f: 7). Dentro de los planteamientos suyos que incluye menciono un par, en las palabras de Brunner:

      “Aquellos que han adquirido su formación cultural a lo largo de una carrera escolar y académica poseen un sistema de categorías de percepción, lenguaje, pensamiento y apreciación que los distingue netamente de aquellos cuyo único entrenamiento se debe al trabajo y los contactos sociales con sus pares del mismo grupo” (7, 8).

      “Mientras la cultura escolarizada está organizada por referencia a un sistema de obras que la objetivan, la cultura ‘popular’ es eminentemente des-objetivada, y se funda en unas experiencias sociales que […] carecen de verdadera organización y se presentan, por lo mismo, como una vivencia subjetiva, desmembrada, fragmentaria” (Brunner, 1979f: 8).

      El aporte de Bernstein lo ve en continuidad con Bourdieu.

      “El argumento central de Bernstein es que el niño adquiere a través del desarrollo del lenguaje, del aprendizaje de su uso, un conjunto de reglas (código) que traduce los requerimientos de la estructura social y de su grupo de referencia […]. En otros términos, el niño adquiere un conocimiento práctico de la estructura social por medio del desarrollo de su capacidad para comunicarse en las diversas situaciones que forman su vida cotidiana. De esta manera, es a través de la relación familiar que, originariamente, el niño adquiere un específico código y las correspondientes competencias comunicativas, elementos ambos que moldean su potencial cognitivo, su percepción, su orientación social y, por ende, su propia capacidad de aprendizaje posterior […]. La educación juega, en la concepción de Bernstein, un papel central. Pues la educación, operando sobre la base de esos códigos primarios adquiridos por el alumno, los re-contextualiza en conformidad con los principios que organizan la comunicación y las prácticas escolares, que Bernstein analiza como diversas modalidades de clasificación y enmarcamiento del conocimiento educacional […]. En último análisis, lo que Bernstein postula es que a través de la relación pedagógica contextualizada por un determinado sistema de clasificación y enmarcamiento, el alumno percibe e internaliza, respectivamente, una estructura de poder (que es la que subyace al enmarcamiento) […]. En este esquema […], la lucha de clases en el plano de la cultura y, en general, el conflicto cultural, se libran en torno de los sistemas de clasificación y enmarcamiento y de sus relaciones. Pues estos son los portadores, en última instancia, de las relaciones de poder y las formas de control”. Constituyen “la estructura profunda del campo cultural en disputa” (Brunner, 1979f: 9, 10, 12).

      Brunner usa estos referentes teóricos para “orientarse” en el estudio de la realidad educacional chilena, para lo cual, en sus palabras, “constituyen una suerte de sistema de señales que facilita el aterrizaje” (Brunner, 1979f: 13).

      Es con esos elementos que Brunner aborda, en este artículo, la educación en sus conexiones con la reproducción cultural de la sociedad. Para ello, apela a datos sobre educación y estratificación social provenientes de diversas investigaciones nacionales, entre las que destacan las de Schiefelbein, Hamuy, Raczynski y Núñez.

      En la interpretación que hace Brunner del desarrollo educacional en Chile, su eje, particularmente a partir de los años 1960, “es la específica dinámica de clases sociales que tiene lugar dentro del Estado de compromiso. En efecto, la educación jugará durante el período de modernización capitalista un papel básico en la transformación de la estructura de clases, con relativa autonomía respecto al movimiento de la base económica del país. El peso creciente que van adquiriendo las clases no propietarias en la sociedad se convierte, a través del papel mediador y redistributivo del Estado, en el principal motor de la expansión educacional […]. En ese cuadro histórico, la redistribución del excedente socialmente producido se realiza bajo la forma de una ampliación políticamente negociada de los servicios públicos […]” (Brunner, 1979f: 14, 15).

      Con esa base histórica, la educación es concebida “como una modalidad de participación en la sociedad”. Esto contrasta con las “interpretaciones clásicas sobre el crecimiento de los sistemas de enseñanza”, que ven tal crecimiento vinculado a las demandas de una división del trabajo crecientemente compleja, para la que se requiere seleccionar y colocar a los individuos (Brunner, 1979f: 15).

      La explicación para el crecimiento de la educación está, entonces, en el dinamismo social y político y no en el proceso económico. “Por esta vía, […], el sistema educacional se expande presionando él mismo sobre la división social del trabajo, y generando, a estímulo de su propia oferta, la demanda por individuos educados que necesitan encontrar empleo. La prematura tercerización de la economía chilena tiene que ver, entre otros factores, con ese crecimiento peculiar de la educación chilena, y con el hecho que los principales promotores del mismo son los grupos sociales ligados al sector servicios” (Brunner, 1979f: 19). Todo esto tiene efectos en la “movilidad estructural de una proporción importante de la población activa, en el sentido que sectores sociales completos lograron mejorar su perfil educativo” (Brunner, 1979f: 25). Así, la educación en Chile, hasta 1973, juega un papel central en la generación y constitución de la sociedad civil y de su peculiar organización cultural y política.

      El mismo Brunner sintetiza las peculiaridades de esta “superestructura educacional”: (1) “Operaba con relativa independencia de la estructura económica del país. De esta forma, puede decirse que la educación contribuyó poderosamente a diversificar y volver más compleja la estratificación de la sociedad civil. […]”. (2) Pudo sostenerse por la canalización de parte importante del ingreso público por vía del Estado a satisfacer