Название | El ministerio de las publicaciones |
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Автор произведения | Elena G. de White |
Жанр | Религиозные тексты |
Серия | Biblioteca del hogar cristiano |
Издательство | Религиозные тексты |
Год выпуска | 0 |
isbn | 9789877981087 |
Ayudándose unos a otros.–Debiera demostrarse un interés amplio y profundo en ayudarse unos a otros. El Señor no se complace cuando su pueblo se mantiene separado. Este es uno de los defectos que hay en la casa editora...
Si los hombres y mujeres pudieran ver los problemas que se acarrean por mantenerse independientes y tratan de hacer lo que no saben sin preguntar, actuarían en forma diferente. Si Cristo morara en el corazón de los obreros, procurarían introducir una elevada consagración en todos sus deberes, sean éstos grandes o pequeños. De esta manera serán bendecidos al trabajar de todo corazón para el Señor, elevando sus pensamientos por encima del nivel común de la vida de los negocios. Es el deber de los cristianos pensar en las cosas santas.
Los obreros de la casa editora Echo19 tienen escasa percepción de los métodos adecuados para obtener el éxito. Están trabajando en forma contraproducente unos con otros. La casa editora Echo está enferma desde la cima hasta el fundamento. No habrá vitalidad ni progreso definido hasta que los obreros practiquen los principios cristianos. Estos obreros deben estar cabalmente convertidos a la verdad. La devoción a Dios y el trabajo concienzudo hecho con oración para el Maestro traerá unidad. Cada obrero debe estar en guardia, firmemente decidido a reforzar cada departamento de la casa editora. Debe comprender que es su deber poner cerebro, hueso y músculo en el trabajo para que alcance el éxito (Manuscrito 54, 1899).
Llevando y compartiendo responsabilidad.–Usted, Hno. A, ha tenido fuerzas para llevar algunas responsabilidades. Dios ha aceptado su trabajo enérgico y ha bendecido sus esfuerzos. Aunque ha cometido algunos errores, no hay por qué juzgar mal sus capacidades ni desconfiar de la fortaleza que usted puede encontrar en Dios. Usted no ha estado dispuesto y listo para asumir responsabilidades. Usted tiene inclinación natural a rechazarlas y a elegir una posición más fácil, a escribir y ejercitar la mente en asuntos sin interés especial y vital. Usted está cometiendo un error al confiar en _______ para que le diga lo que debe hacer...
Usted mismo debe averiguar lo que se debe hacer y levantar la carga. Dios lo bendecirá cuando usted lo haga. Debe llevar responsabilidades en la obra de Dios siguiendo su mejor juicio. Pero debe tener cuidado, no sea que su juicio reciba la influencia de las opiniones de otros. Si es evidente que ha cometido errores, tiene el privilegio de convertir esos fracasos en victorias al evitar volver a cometerlos en el futuro. Si se le dice lo que debe hacer, nunca obtendrá la experiencia necesaria para ocupar cargos importantes (T 3:495).
Acción decisiva y no vacilación.–Hno. A, usted es excesivamente lento. Debiera cultivar características opuestas. La causa de Dios exige hombres que puedan ver con rapidez y que actúen instantáneamente en el momento debido y con poder. Si usted espera hasta sopesar las dificultades y aclarar cada duda que encuentra, logrará hacer muy poco. Encontrará obstáculos y dificultades a cada paso, y debe decidir conquistarlos con firme propósito, porque en caso contrario usted será vencido por ellos.
Ocurre a veces que diversos métodos y propósitos, diferentes modos de operación concernientes a la obra de Dios, se encuentran en precario equilibrio en la mente; pero en este mismo punto es donde se necesita el discernimiento más fino. Y si se quiere realizar algún progreso en favor del proyecto que se había aprobado, debe hacerse en el momento oportuno. La mínima oscilación del peso en el platillo de la balanza debiera percibirse y decidir el asunto de inmediato. Las largas demoras cansan a los ángeles. Es aun más excusable efectuar una decisión equivocada de vez en cuando, que estar continuamente en una posición inestable y ser vacilante, inclinarse a veces en una dirección y después en otra. Esta vacilación y duda producen más perplejidad y desdicha que el hecho de actuar a veces con excesiva precipitación.
Se me ha mostrado que las victorias más señaladas y las más terribles derrotas se han producido en el lapso de minutos. Dios requiere prontitud de acción. Las demoras, dudas, vacilaciones e indecisiones suelen dar al enemigo toda la ventaja. Hermano mío, usted debe reformarse. El momento oportuno de las cosas puede decir mucho en favor de la verdad. Con frecuencia se pierden victorias a causa de la dilación. Habrá crisis en esta causa. La pronta decisión y la acción decisiva en el momento debido producirán triunfos gloriosos, mientras que la demora y el descuido