La sociedad de castas. Agustín Pániker Vilaplana

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Название La sociedad de castas
Автор произведения Agustín Pániker Vilaplana
Жанр Социология
Серия Ensayo
Издательство Социология
Год выпуска 0
isbn 9788499884264



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por ejemplo, todavía supone una frontera fuerte en eventos tradicionales.

      17. La cafetería de Infosys, importante empresa de informática de la India, donde los tabúes de comensalidad son cosa del pasado. Bangalore (Karnataka). Foto: Zondor, 2003.

      Los tabúes se mantienen incluso en contextos aparentemente inocuos, bajo formas más veladas. Un estudio realizado por la Universidad de Lucknow (Uttar Pradesh) en el 2011 detectó que en un 40% de las escuelas muestreadas, maestros y estudiantes rechazaban tomar los almuerzos gratuitos subvencionados por el estado ya que habían sido preparados por dalits. Martine Bulard habla también de profesores dalits y brāhmaṇs de universidades de Bombay o Delhi. Gente leída, moderna y que mantenía muy buenas relaciones de trabajo. No obstante, los dalits confesaron no haber sido nunca invitados a comer por los profesores brāhmaṇs, y menos aún a comer en sus casas.11

      En realidad, los prejuicios afloran hoy si se da una diferencia simultanea de casta y clase. Es decir, cuando el peón pobre de casta baja va a casa del terrateniente de casta alta. O bajo alguna de las formas de exclusión que todavía perviven en la India de hoy. Aunque la intocabilidad fue abolida en 1950 por la Constitución, cualquiera que vaya a un pozo rural del norte de la India podrá ver a la mujer bhangī suplicando: «Mā-Bāp [madre-padre], ¿podría sacar un poco de agua para mí?»; ya que no se le permite extraer agua, ni siquiera del pozo de los “intocables”.12

      MITOS DE ORIGEN

      Todas las castas se sienten orgullosas de sí mismas. Y bromean y hacen chistes acerca de las demás. Que si de los herreros no puede fiarse uno, que los brāhmaṇs son unos glotones materialistas, o que los pastores siempre están discutiendo entre sí. Lo mismo que pueden mofarse de su propia casta.

      Cada casta posee su crónica (jāti-purāṇa) o mito en el que se relata su origen. De esta forma se insertan en la sociedad que las envuelve y las valida socialmente.

      Por supuesto, estos textos no narran los hechos históricos, sino que relatan la percepción que el grupo tiene de sí. Se trata de narraciones que revelan los valores, ideas y ardides utilizados por las distintas castas. Desde hace tiempo sabemos que los mitos no sólo explican, sino que moldean y modifican nuestra experiencia de la vida.

      La crónica puede tener múltiples objetivos: destacar la peculiaridad y diferencia del grupo (la identidad), legitimar la dinastía (típico de genealogías de las realezas), reclamar un rango superior, etcétera. En la antigüedad, toda una serie de castas de bardos y genealogistas –como los jāgās, los chāraṇs o los bhāṭs– se encargaba de transmitir estas historias. Cada casta poseía su casta de genealogistas asociada (¡incluso existían castas de genealogistas para las castas de los genealogistas!) Una aldea de veintitantas castas podía tener hasta una docena de genealogistas trashumantes, cada uno asociado a una casta, que visitaban regularmente a sus patronos. Los libros que narran la genealogía de la casta tienen también su utilidad legal en disputas y herencias y pueden ser consultados a la hora de ajustar pactos matrimoniales. Hoy, son las asociaciones de casta (sabhās), de las que hablaremos más adelante, las que se encargan de transmitir esas historias.

      Estos mitos presentan casi siempre a unos ancestros humanos o divinos que constituyen el origen de la casta. Estos antepasados y protectores de la casta son propiciados regularmente por los distintos linajes, clanes o subcastas.

      El más famoso recuento mítico es, sin el menor género de dudas, el conocido “Himno del Hombre Primigenio” (Puruṣa-sūkta), que relata el origen de las cuatro clases sociorrituales (varṇas) desde el punto de vista de los brāhmaṇs. Dada la centralidad que posee esta narrativa, que aparece en el Ṛig-veda, la tocaremos a fondo en el capítulo 6. Lo importante que debemos retener es que igual que los brāhmaṇs tienen que remontarse a la división original del Puruṣa-sūkta,a cada casta tiene su propia teoría que explica su origen.13 Aunque algunas de estas historias no tienen más de 100 o 150 años, no por ello son menos significativas para sus miembros que los mitos sanscríticos de los brāhmaṇs. No puede colegirse, siguiendo a Dipankar Gupta, «que el mito brahmánico de origen que fue añadido al Rig Veda sea superior a los otros».14 Y como ahora comprobaremos, la inmensa mayoría de las castas explica su origen de forma bien distinta a los recuentos clásicos de la tradición brahmánica.

      La casta chamār es la casta ex-intocable más grande de toda la India. Es normal, pues, que las distintas secciones de los chamārs tengan diferentes mitos de origen. Una de sus leyendas relata que el antepasado de los chamārs era el menor de cuatro hermanos brāhmaṇs. Se cuenta que los cuatro fueron a bañarse a un río y se toparon con una vaca sagrada que trataba de escapar de las arenas movedizas. Los hermanos enviaron al menor al rescate, pero antes de que pudiera salvarla, la vaca murió. Sus hermanos le obligaron a retirar el cadáver. Luego, lo expulsaron de la casta y le dieron el nombre de “chamār”. El curtido de pieles, la fabricación de sandalias y el retirado de carroña que los preceden han constituido las ocupaciones tradicionales de los chamārs [FIG. 18].

      Recuentos, como el anterior, de castas bajas o ex-intocables que se jactan de un origen brāhmaṇ son bastante comunes. No pocos explican la degradación de la casta por la mala fe de algún sacerdote o por un craso e injusto error. Los etnógrafos y administradores coloniales recogieron infinidad de leyendas de este tipo.

      La bhangī, considerada una de las castas más apaleadas de todas (tradicionalmente dedicada a limpiar letrinas, recoger basura y retirar carroña), también posee el mito de que en su origen habían sido brāhmaṇs. La casta rāval de Gujarat, encargada del transporte con carro de personas y bienes, sostiene que un antepasado suyo brāhmaṇ, perdido en las montañas, accidentalmente recibió alimento de un intocable de la casta de los bardos chāraṇs.15 Los pastores kuṟubas de la India central ligan su origen al gran poeta Kālidāsa, considerado el mayor escritor en lengua sánscrita, y que algunas tradiciones reclaman como pastor.16

      Todavía más común entre castas bajas o medias es el mito que propone un origen kṣatriya (real, aristocrático, terrateniente, guerrero y noble). Por ejemplo, el nombre de la casta baja “pāsi” parece derivar de la sánscrita pāśin (“que tiene un lazo”, con el que subir a las palmeras para recolectar el tāṛī, la savia con la que se fabrica el licor del arrak, se entiende). Sin embargo, la mayoría de los pāsis prefiere derivarla de la hindi pāsin, que significa “sudor”. Según la leyenda, los pāsis nacieron del “sudor” de Paraśurāma, sexto avatāra de Viṣṇu.17 Su leyenda luego se superpone a la de los raghubanśīs. Y como estos, los pāsis dicen ser los legítimos gobernantes del actual Uttar Pradesh, ya que descienden del linaje del rey Raghu, que perdió su reino a manos de los ṭhākurs (rājputs).

      Los noniyās, por su parte, dicen ser descendientes de Pṛithavīrāj Chauhān, el último rey “hindú” de Delhi (antes de las invasiones turcoafganas). Los ahīr-yadavs mantienen que son descendientes del dios-rey Kṛiṣṇa. La crónica que narra el origen de la casta koḷī la asocia a los rājputs. El título de casta rājbanśī, una de las mayores castas ex-intocables de Bengala, literalmente significa “gente de linaje real”. Y así un larguísimo etcétera. Muchos de estos mitos son producto de aryasamajistas (reformadores hindúes) de finales del siglo XIX que buscaban otorgar a las castas bajas su lugar dentro del sistema social hindú.

      De hecho, el recurso por parte de muchos colectivos intocables al prefijo ādi-, que significa “original”, “primero”, “primigenio” (como los ādi-dharmis, los ādi-drāviḍas, los ādi-karṇāṭakas, etcétera), implica cierto orgullo de casta y es un reclamo de posición superior a la que parecen tener. Da a entender que ellos son los habitantes “originales” de la India. Y, por tanto, sus legítimos amos.

      Grupos tribales como los khoṇḍs de Odisha reproducen el mismo patrón. En su origen eran una casta dominante de guerreros, asociados a los reyes. Cayeron debido a una idiotez y a la mala suerte.18

      Es