Cómo ser un buen médico calificador. Ligia Montoya Echeverri

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Название Cómo ser un buen médico calificador
Автор произведения Ligia Montoya Echeverri
Жанр Медицина
Серия
Издательство Медицина
Год выпуска 0
isbn 9789587149074



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si los exámenes, métodos, experimentos e investigaciones efectuados son diferentes respecto de los que ha utilizado en peritajes rendidos en anteriores procesos que versen sobre las mismas materias. En caso de que sean diferentes, deberá justificar la variación.

      9. Declarar si los exámenes, métodos, experimentos e investigaciones efectuados son diferentes respecto de aquellos que utiliza en el ejercicio regular de su profesión u oficio. En caso de que sean diferentes, deberá justificar la variación.

      10. Relacionar y adjuntar la información y los documentos utilizados para la elaboración del dictamen.

      Todo lo expuesto debe adjuntarse con el dictamen para soportar la idoneidad del médico que actúa como perito en caso de actuar en un proceso judicial.

      Un experticio, dictamen, pericia o peritaje debe ser, según los cánones de la especialidad, objetivo, claro, conciso, científico, preciso, acorde al sentido común, prudente, veraz, imparcial y elaborado con buen juicio. Es muy difícil que cada una de las actuaciones de un perito reúna todas estas complejas cualidades, pero la búsqueda de la excelencia es lo que debe motivar a todo profesional que quiera prestar un excelente servicio en esta especialidad. Vale la pena aplicar en este ejercicio la frase de Anton Chéjov: “El descontento consigo mismo constituye un elemento básico de todo talento”. Por lo tanto, el perito excelente debe ser un crítico permanente de sus trabajos y un estudioso constante de su arte para llegar cada vez a una mejor calidad en sus pericias. En este camino, el perito debe librarse constantemente de estos defectos: el orgullo que ciega, la ignorancia (no dudar de lo que piensa) y la deshonestidad (el envilecimiento y la degradación). Así pues, con la humildad que implica reconocer la verdadera capacidad de cada profesional, es necesario estudiar permanentemente para adquirir los conocimientos complejos necesarios para analizar y resolver cada caso y la honradez para evitar ser agente de la manipulación o adulteración de la información por parte de los pacientes evaluados o de terceros. Se propone entonces al perito este juramento:

       No miento

       No me vendo

       No me ciega el orgullo

       Temo a mi poder supremo y al Código Penal

      La integridad, la honradez y la lealtad con la profesión y con los pacientes son principios fundamentales del médico que aspire a ser un calificador de excelencia, pues, como lo expresó con claridad un eminente directivo empresarial de nuestro país, “La reputación y la credibilidad valen tanto que no aparecen en los estados financieros de las empresas” (Yepes Jiménez, 2017, p. 192) y tampoco de las personas.

      En el ejercicio de su tarea, el perito debe desarrollar estas habilidades en el contacto con el examinado: talento para valorar los datos del interrogatorio (discernir lo falso de lo verdadero, lo exagerado, lo inventado, lo atenuado); evitar autoritarismo o pasividad en la actuación; manifestar neutralidad y un trato amable y respetuoso, sin agresividad; efectuar su examen en orden lógico: interrogatorio, análisis de antecedentes y del historial clínico, examen físico y exámenes complementarios. Se puede modificar esta secuencia en caso de expedientes voluminosos o quejas extremas (hipocondriasis, agresividad, trastorno mental severo), y ha de dejarse el estudio de los documentos para después, obviar el examen físico o mental, etc.

      Siempre que se evalúe una persona para definir la pérdida de su capacidad funcional o laboral, el perito debe formarse una idea clara del caso después de la entrevista y el análisis de la historia clínica, es decir, debe tener claro si se trata de un caso con pérdida leve, moderada, media, importante o grave, lo cual se explica con ejemplos:

       Casos ligeros o leves: amputación parcial de un dedo, restricción de movimientos articulares después de una fractura de muñeca, hipertensión arterial controlada y no complicada, etc.

       Casos moderados: gonartrosis sintomática unilateral, síndrome de mango rotador sintomático unilateral, mastectomía por cáncer de mama en remisión, lumbalgia funcional crónica con restricciones de movilidad del tronco, etc.

       Casos medios: hipertensión arterial con disfunción renal inicial, falla cardíaca compensada, enfermedad pulmonar obstructiva crónica avanzada pero no oxígeno dependiente, déficit auditivo con dificultad para la comunicación verbal.

       Casos importantes: parálisis de una extremidad, amputación de mano o de extremidad inferior por encima de la rodilla, lumbalgia severa con dependencia medicamentosa y de ayuda para el autocuidado.

       Casos graves: esquizofrenia paranoide con predominio de síntomas negativos, paraplejia, ceguera legal, alteración cardiopulmonar que no permite esfuerzos mínimos, falla renal en diálisis.

      Esta apreciación cualitativa tiene repercusiones en la definición cuantitativa cuando la aplicación de la metodología del baremo así lo exige; tal correlación puede apreciarse en el anexo 1 según la calificación del doctor Louis Melènnec, que puede ayudar al lector a comprender mejor este concepto.

      Además de lo expuesto, el perito debe afrontar diversos retos, como la simulación del paciente por su interés específico en la compensación del daño; el concepto de justicia, o sea, de dar a cada cual lo que le corresponde, que a veces entra en contradicción con los baremos o herramientas de calificación; la ignorancia que es inevitable, dada la amplitud y complejidad del saber médico; y la medición de perjuicios, por cuanto sus aspectos subjetivos no son siempre objetivables y claros.

      Con respecto a la simulación —uno de los retos más difíciles para el perito— hay que proceder con cautela, puesto que, de acuerdo con el juramento hipocrático (en Colombia actualizado en el juramento del médico, contenido en la Ley 23 de 1981), el médico debe confiar en el paciente, pero en esta relación compleja de médico y paciente calificado siempre existe suspicacia de las partes. De todos modos, mientras el perito no compruebe de forma categórica la manipulación o el fraude del evaluado, debe guardarse sus sospechas y evitar que estas se materialicen en contra del paciente en su experticio, pues por ética profesional y principio del derecho “la buena fe se presume y la mala fe debe comprobarse”. La simulación puede manifestarse de estas maneras:

       Provocación: es la acción voluntaria de causarse daño o aumentar una lesión para recibir más beneficios. Ejemplo: un paciente que se introdujo un fragmento de metal en una herida sufrida en el dorso de la mano durante un accidente de trabajo, lo que lo llevó a una inflamación por cuerpo extraño, a una incapacidad prolongada y a una cicatriz queloide por ulceración crónica de la piel.

       Alegación: enfatizar un síntoma como efecto primordial de la noxa. Ejemplo: paciente con siringomielia cervical que solo considera grave el trastorno de equilibrio, por el cual recibe críticas de posible estado de embriaguez en las mañanas.

       Imitación: actuar un síntoma. Ejemplo: la falta de sensibilidad cutánea en una extremidad que no corresponde a los dermatomas de la raíz o nervio afectado por el daño.

       Exageración: magnificar los efectos de un agente nocivo. Ejemplo: paciente lumbálgico que hace marcha aparatosa y que no permite que le quiten los zapatos para el examen porque el dolor se le vuelve intolerable.

       Imputación: relación causal de un daño con agente diferente. Ejemplo: un paciente con un trastorno delirante que atribuye sus alteraciones comportamentales a una exposición a vapores de plomo durante dos días en su oficio de soldador.

       Disimulación: encubrimiento de los efectos de una patología o trauma. Ejemplo: un paciente con antecedente de luxación de hombro derecho que tiene un esfuerzo laboral que desencadena una nueva luxación y oculta el antecedente para que la inestabilidad articular se atribuya al accidente de trabajo.

      En cuanto al concepto de justicia, el dle la define así:

      1. f. Principio moral que lleva a dar a cada uno lo que le corresponde o pertenece. 2. f. Derecho, razón, equidad. 3. f. Conjunto de todas las virtudes, por el que es bueno quien las tiene. 4. f. Aquello que debe hacerse según derecho o razón. Pido justicia.

      Son frecuentes los dilemas de justicia para el médico perito calificador: