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Cómo curan las algas

Rosa Graciela Guerrero

Descubre todas las propiedades nutritivas y terapéuticas de las algas El mar alberga un verdadero regalo de la naturaleza: las algas. Este libro descubre al lector toda su riqueza nutricional y terapéutica, así como su contenido en vitaminas, proteínas, sales minerales y oligoelementos beneficiosos para la salud. Muestra también cómo se cultivan y recogen las diversas variedades de algas, sus usos industriales y cuáles son las especies comestibles disponibles en el mercado. Cómo curan las algas explica las numerosas aplicaciones cosméticas y médicas de estas plantas marinas, como por ejemplo su eficacia para depurar el organismo de metales pesados así como para combatir la hipertensión, la obesidad y el tabaquismo. Asimismo, muestra cómo preparar sencillos y sabrosos platos con diferentes tipos de algas.

Una bala para el comisario Valtierra

Sergio Bufano

El comisario Valtierra, porteño nostálgico y tanguero, es jefe de la Sección Política de la policía de Buenos Aires y tiene las manos manchadas de sangre. Por todas las torturas y los asesinatos en los que ha participado, un grupo revolucionario lo ha condenado a muerte y deberá ser ajusticiado para vengar a sus camaradas. Entre los miembros de la organización se encuentra El Inglesito, un universitario idealista de provincias que, por primera vez, se verá implicado en una ejecución. Su decisión revolucionaria tropieza sin embargo con sus escrúpulos personales, con sus miedos y la con incertidumbre ante la opción de matar a un hombre. Una bala para el comisario Valtierra es una novela policíaca, política y, al mismo tiempo, éticamente inquietante. Una profunda reflexión acerca de la justicia, el perdón, la culpa, el castigo y todo lo que padeció la nación argentina a lo largo del turbulento siglo XX. «El socialismo no es una religión, a pesar de muchos de sus adoradores. Si no se reconocen los errores cometidos en su nombre, no podremos avanzar en la necesaria reflexión sobre la relación entre violencia y política». SERGIO BUFANO «Desde 1976 hasta 1983, los argentinos aprendimos que […] cuando una docena de guerrilleros moría en combate sin que hubiera heridos en ninguno de los bandos, […] habían sido asesinados sin piedad». SERGIO BUFANO

Vida de los doce Césares I

Suetonio

Son indicio de la popularidad de las Vidas muchas obras literarias contemporáneas que se han basado en ellas: Memorias de Agripina y El proceso a Nerón, de Pierre Grimal, Quo uadis?, de Sienkiewicz (y su célebre adaptación cinematográfica) y Yo Claudio (también adaptada con gran éxito) y Claudio el dios y su esposa Mesalina, de Robert Graves. Gayo Suetonio Tranquilo (c. 69-140 d.C.) nació cuando la dinastía de los Flavios ascendió al poder. En Roma, donde transcurrió gran parte de su vida, ejerció como secretario bajo Trajano y Adriano, y aprovechó el cargo para acceder a los archivos imperiales y a la correspondencia entre César y Augusto, material que utilizó en las Vidas de los doce Césares, su obra más conocida. Éstas consisten en doce biografías, las de Julio César, Augusto, Tiberio, Calígula, Claudio, Nerón, Galba, Otón y Vitelio, Vespasiano, Tito y Domiciano. Siguiendo el método biográfico de algunos eruditos alejandrinos, Suetonio trata sus temas esquemáticamente, según el paradigma de la contraposición retórica virtudes-vicios, y con arreglo a unos apartados fijos: antecedentes familiares, nacimiento y circunstancias, pasos hacia el poder, ejercicio del poder, vida privada, caída y muerte. A todo ello añade un ameno gusto por el detalle y lo anecdótico-humorístico, así como por lo escandaloso y lo truculento, de lo que tantos ejemplos le proporcionaron algunos de sus biografiados. Además, a su interés fundamental por el carácter ético de los personajes añade el estudio del trasfondo histórico, puesto que todos ellos fueron hombres públicos de la máxima importancia. Este primer volumen de las Vidas incluye las de Julio César (100-44 a.C.), Augusto (27 a.C.-14 d.C.) y Tiberio (14-37 a.C.), todos ellos de la dinastía Julio-Claudia, perteneciente a la nobleza romana. Los dos primeros encarnan, aun con sus defectos, el modelo de lo que Suetonio esperaba de un César: Gayo César es un conquistador ambicioso, general aguerrido, benévolo con los soldados; Augusto es piadoso, cívico, religioso y reflexivo. A diferencia de Tiberio –buen general, pero lujurioso, cruel e irreligioso–, ninguno de los dos anunciaba la debacle que predomina en los libros IV-VIII.

Historia de Roma desde su fundación. Libros XXXI-XXXV

Tito Livio

Livio recibió la admiración de Tácito y Quintiliano, y sirvió de fuente para Plutarco y Lucano. Ya en el Renacimiento, Dante lo alabó con enorme respeto. La cuarta década (libros XXXI-XL) abarca desde el final del año 201 al 179 a.C. En el libro XXXI el autor se congratula de haber logrado llevar a término la historia de la segunda guerra púnica, a fuerza de trabajo y penalidades, y renueva el propósito expresado en el prefacio general de escribir «toda la historia de Roma». Este inicio del libro contiene un pasaje fundamental en el que el autor declara que su obra se divide en partes diferenciadas: los quince primeros libros –dedicados a 488 años de historia, desde la fundación de Roma hasta la primera guerra púnica (292 a.C.)–; los quince que narran los sesenta y tres transcurridos entre esa primera guerra contra Cartago y su final. Los últimos libros conservados (XXXI-XLV) se centran en Macedonia, que tras la derrota cartaginesa desempeñó el papel de principal enemigo de Roma; abarcan desde la paz con Cartagoo hasta el triunfo romano sobre Perseo (201-167 a.C.). Los libros XXXI-XXXV cubren desde el inicio de la guerra contra Filipo V. Este volumen incluye varios episodios célebres: sitio de Abidos, batalla del desfiladero de Aous y conferencia de Nicea, batalla de Cinoscéfalos y proclamación de la libertad de Grecia, entrevista entre Escipión y Aníbal.

Historia natural. Libros VII-XI

Plinio el Viejo

Plinio sigue dando muestras de su curiosidad insaciable. Si bien en estos libros de zoología comete algunos errores y no logra componer un estudio naturalista serio, transmite gran cantidad de conocimientos curiosos e interesantes sobre el estado de la ciencia en su tiempo. Este volumen comprende los libros VII-XI, dedicados a antropología y zoología. El libro VII trata del hombre como especie (su fragilidad ante la naturaleza, generación, fisiología, curiosidades y monstruosidades, cualidades extraordinarias, etc.). En el libro VIII el tema central son los animales terrestres; en el IX, los acuáticos; en el X, las aves, y en el XI, los insectos. Es en estos libros de zoología donde se ve más claramente que, a pesar del título de la obra, Plinio no es un verdadero naturalista en el sentido moderno de la palabra, pues no hace una descripción fisiológica o anatómica exhaustiva de los animales, sino que se interesa más por la noticia curiosa, por las anécdotas en las que intervienen animales. Se trata, en cualquier caso, de una obra única por la información que ofrece sobre determinados aspectos de la vida cotidiana en Roma.

Discursos VIII

Ciceron

La lectura de estos discursos es una nueva oportunidad de dejarnos llevar por la poderosa palabra de Cicerón. Los discursos de Cicerón reunidos en este volumen ayudan a completar la obra y la imagen del gran orador romano y del complejo entramado histórico, legal, político y personal que le tocó vivir. La lectura de estos discursos es una nueva oportunidad de dejarnos llevar por la poderosa palabra de Cicerón. La figura de Marco Tulio Cicerón (106-43 a.C) constituye, sin lugar a dudas, una de las más relevantes de cuantas nos haya legado la Antigüedad clásica. Nacido en el seno de una familia perteneciente a la nobleza de Arpino, recibió una formación completa en Grecia y Roma que, combinada con su inusual capacidad oratoria y un brillante dominio del lenguaje, le llevó a ser un político republicano prominente, el más destacado abogado de su tiempo, un reputado pensador y un escritor que es el paradigma de la perfección de la lengua latina. Marco Tulio Cicerón es el escritor romano de época clásica del que mayor cantidad de escritos se han podido leer en los veinte largos siglos que han seguido a su muerte.

Discursos I. Autobiografía

Libanio

La autobiografía de Libanio reviste un enorme interés, no sólo para conocer la personalidad de este destacado maestro de retórica, sino para conocer la situación de la enseñanza y los maestros en el siglo IV. Libanio (314-h. 393 d.C.), retórico y sofista griego nacido en Antioquía (Siria), es un claro exponente de la posibilidades de ascensión social que abría el hecho de destacarse literariamente en el siglo IV. Estudió en Atenas y ejerció la enseñanza de la retórica en Constantinopla y en Nicomedia (Bitinia, actual Turquía). En el 354 obtuvo una cátedra de retórica en su ciudad natal, donde permaneció el resto de su vida. De formación y creencias paganas, tuvo sin embargo a varios cristianos destacados como alumnos: Juan Crisóstomo, Basilio el Grande, Gregorio Nacianceno… Libanio disimuló sus sentimientos paganos durante los reinados de Constante y Constancio, y los pudo liberar en el periodo de Juliano (llamado el Apóstata por los cristianos, debido a su retorno a los cultos y las prácticas del paganismo); a pesar de ello, pudo ganarse el favor de los emperadores cristianos posteriores Valente y Teodosio: este último llegó a nombrarle prefecto honorario. Se ha conservado la mayoría de sus discursos, que son muchos. Éstos constituyen una fuente de primer orden para conocer la historia social, religiosa y política de su época, pues tratan asuntos y temas de interés inmediato. De gran valor histórico son cinco discursos motivados por el levantamiento de los antioqueños (378). En otros discursos defiende a los oprimidos (prisioneros, campesinos), aboga por las autonomías locales y el culto pagano, denuncia a funcionarios corruptos y propone un gran espectro de medidas políticas que a su parecer pueden mejorar el funcionamiento de su sociedad. Una parte considerable de las alocuciones está referida a sí mismo: su autobiografía y algunos discursos apologéticos. En ellos surgen cuestiones de gran interés acerca de la vida de aquella época: los rigores que padecía un maestro, la insatisfacción respecto a la enseñanza de la retórica, el deseo desmedido de muchos alumnos por acceder a cargos destacados de la administración, etc. Libanio aparece como un hombre enfermizo y obsesionado por su salud, creyente en el poder premonitorio de los ensueños y en la magia.

Los filósofos presocráticos I

Varios autores

Este primer volumen dedicado a los filósofos presocráticos incluye los fragmentos conservados de los pensadores jónicos (Tales, Anaximandro, Anaxímenes), los pitagóricos, Alcmeón de Crotona, Jenófanes, Heráclito de Éfeso y Parménides de Elea, así como las referencias que a ellos hicieron la filosofía y la literatura griegas posteriores. El amplio grupo de pensadores que en las historias de la filosofía se denomina de los presocráticos es tan heterogéneo en doctrinas y geografía que apenas se justifica un título global que los incluya a todos, salvo por el hecho cronológico de que vivieron antes que Sócrates. Además, sus escritos nos han llegado de modo tan fragmentario que su lectura requiere una previa labor de interpretación, una tarea hermenéutica, sobre estos breves textos, pecios densos, con una dimensión poética y a menudo enigmáticos. A partir de la ya clásica recopilación de Diels-Kanz, un equipo de profesores de Historia de la Filosofía Antigua de la Universidad de Buenos Aires, dirigido por C. Eggers Lan, ha reordenado y completado este repertorio, en una tarea filológica e histórica que busca no sólo la máxima fidelidad a estos textos difíciles, sino reflejar con claridad y rigor, mediante numerosas notas e introducciones, el sistema filosófico y conceptual latente y el contexto cultural de los fragmentos. Y a pesar de la enorme importancia de todas estas aportaciones para el acceso al pensamiento anterior a Sócrates, no estarían completas sin otra novedad decisiva que ofrece esta edición: recoger no sólo los escasos fragmentos que nos han llegado directamente de los presocráticos sino las múltiples referencias a ellos de autores griegos posteriores. De este modo es posible delimitar con precisión qué sabemos a ciencia cierta que dijo cada uno, y qué se le ha atribuido después, así como acceder al diálogo. Con ello se posibilita un conocimiento real de las diversas doctrinas, que cobran una vida propia y dejan de ser resúmenes para manuales de historia de la filosofía. Este primer volumen incluye a los pensadores jónicos, a Pitágoras y los primeros pitagóricos, a Alcmeón de Crotona y a Jenófanes, a Heráclito y a Parménides. Entre los primeros (que al margen de tener a Jonia como origen de su actividad, difícilmente pueden ser considerados una escuela específica, pues sustentaron posiciones filosóficas muy diversas) están Tales de Mileto (h. 624-h. 546 a.C.), Anaximandro (h. 610-h. 546 a.C.) y Anaxímenes (fl. 546-526 a.C.), quienes buscaron el principio de todo, una sustancia originaria y primordial subyacente a la realidad. El brumoso Pitágoras (tal vez un chamán milagrero que organizó un sólido grupo en la Magna Grecia) y sus primeros seguidores (sobre todo Filolao) nos han legado la creencia en la transmigración de las almas y una concepción matemática del mundo. Heráclito y Parménides son dos jalones fundamentales, dos versiones encontradas que sólo el genio sintetizador de Platón sería capaz de armonizar. Heráclito de Éfeso (540-480 a.C.) postuló un logos universal que lo rige todo. Parménides (primera mitad del siglo V a.C.) sentó en un poema de 150 versos las bases del pensamiento eleático acerca de la realidad del ser eterno y la irrealidad del cambiante mundo fenoménico.

Que tus alimentos sean tu medicina

Felipe Hernández Ramos

En estos últimos años la llamada Nutrición Celular Activa o Nutrición Ortomolecular ha cobrado un auge espectacular, fruto de sus incontestables éxitos. Este libro recoge algunas de las nociones fundamentales de estas técnicas saludables que se sustentan en la biología nutricional y la bioquímica, respaldando de manera científica la máxima hipocrática «que tu alimento sea tu medicina». Felipe Hernández describe las razones por las que debemos cuidar la alimentación y suministrar un aporte adicional de nutrientes esenciales, además de desenmascarar algunos de los engaños dietéticos mejor camuflados de nuestro tiempo.

Argonáuticas

Apolonio de Rodas

La epopeya Argonáutica fue muy admirada en la Antigüedad tardía y más allá; tras Homero, es la influencia principal de la Eneida virgiliana. Apolonio de Rodas (c. 295-215 a.C.), nacido en Alejandría, fue preceptor de la familia real ptolomeica y director de la legendaria Biblioteca de Alejandría. Su obra capital, la Argonáutica, en cuatro libros, es el único de los numerosos poemas épicos narrativos compuestos al principio del periodo helenístico que nos ha llegado. Se trata de una epopeya protagonizada por Jasón y los argonautas y la historia de su viaje con su barco Argos hasta los límites del mundo conocido, el norte de la Cólquide, la obtención con la ayuda de Medea del Vellocino de oro y el regreso a Tesalia por el Danubio, el Po, el Ródano, el Mediterráneo y el norte de África. Es un viaje heroico por espacios ignotos y pavorosos plagados de extraños monstruos (gigantes, dragones) y seres maravillosos (amazonas, hombres sembrados). El público conocía ya los incidentes de esta historia, por lo que Apolonio pudo concentrarse en aspectos como la geografía, la etnografía, la antropología y la religión comparada. Esta obra épica, compuesta a la manera tradicional –la remisión a Homero es constante y explícita en cuanto a dicción, fraseología y vocabulario–, pero no repetitiva ni imitativa, alcanzó gran fama. Tanta es su riqueza temática y descriptiva que a veces se lee como un manual de paradoxografía (relatos de maravillas), y los estudiosos la tienen por predecesora de la novela romántica tardía.