Lo único que quería Maggie Cray era una vida tranquila en su propia isla privada. Después de un matrimonio infeliz, lo que ansiaba era independencia y libertad. Y lo consiguió, hasta que Devlin Macafferty y su hijo pequeño, Dominic, aterrizaron en su paraíso.Ambos necesitaban ayuda y Dev se percató de que también necesitaban desesperadamente una mujer como Maggie. Para Dev y Dominic, el matrimonio con Maggie parecía la idea perfecta. Para Maggie, el matrimonio era algo a lo que no se iba a volver a arriesgar, por mucho que el amor que sentía hacia Dev y su hijo la tentara.
El reloj biológico de Amanda Fleming, una rica empresaria a punto de cumplir los treinta años, le decía que había llegado el momento de ser madre. Quería un hijo, no un marido. Cuando conoció a Daniel Bedford, propietario de una sonrisa muy sexy y unos preciosos ojos azules, empezó a fantasear sobre él como el futuro padre de su hijo.Amanda había puesto en marcha su plan dejando que Daniel creyera que era una secretaria. Pero no había pensado en la posibilidad de enamorarse. Antes de que pudiera confesarle quién era en realidad, y decirle que quería un hijo y una alianza de matrimonio, descubrió que él también la había estado engañando. Para entonces era demasiado tarde: estaba embarazada…
Definitivamente, a Tom Bradley no le hacía ninguna gracia quedarse con aquella mujer embarazada en medio de ninguna parte. A pesar de que Rose Allen le aseguró que todavía faltaban tres semanas para el parto, los bebés pensaban de otra manera.Después de ayudarla a dar a luz a los gemelos, Tom se dio cuenta de que Rose estaba sola. Sola y en un grave aprieto. El único modo que tenía de apoyarla era ofrecerle un matrimonio de conveniencia. Él había prometido no enamorarse de nadie, pero formar una familia y, al mismo tiempo, mantener la distancia, no era tan fácil como pensaba…
Después del último desastre de una larga lista, Hope Latimore decidió que solo le quedaba una salida: entrar en un convento. Eso o aceptar el trabajo de niñera que su padre le proponía. El único problema era que, casualmente, su padre se había olvidado de mencionar quién sería su jefe: Ralph Browne, el hombre que durante los años de instituto había convertido la vida de Hope en un infierno.Comenzaba a pensar que habría sido mejor elegir el convento, pero de ningún modo podía dejar a los niños en manos de aquel papá soltero. Puede que Ralph fuera sexy, pero sabía de niños aún menos que ella.
Cuando el príncipe Stephan Reynard llegó al diminuto pueblo de Texas para reclamar a su real sobrino, nunca imaginó que la madre adoptiva del niño resultaría ser tan reticente… o tan atractiva.Aparentemente, ni el rescate digno de un rey podría convencer a la animosa belleza del Oeste para apartarse del niño que ella había acunado en sus cariñosos brazos. Aparentemente, también, más allá de la sangre azul, la riqueza y la posición del príncipe, Mandy Crawford veía en él simplemente un hombre… aunque los sentimientos que ella le inspiraba eran cualquier cosa excepto simples. Porque, progresivamente, la misión de Stephan se estaba convirtiendo en una misión de cortejar -y casarse- con esa mujer poco común.
Para Sam Winton la noticia de Haley Glen fue como una espada que le atravesó el corazón. Estaba claro que aquel pequeñín regordete tenía su mismo pelo negro y sus mismos ojos azules, pero Sam sabía mejor que Haley, aquella maestra en el arte del engaño, que su sangre no podía correr por las venas de ningún niño…Haley se había colado en la lujosa casa de Sam para hacerle pagar caro a La Bestia que abandonase a su hermana cuando estaba embarazada. Ella se esperaba encontrar a un hombre de hielo, pero en contra de lo que había imaginado, descubrió a un hombre apasionado y… honesto.¿Acaso su hermana se había equivocado totalmente y era Sam quien tenía razón? ¿O acaso ella se había enamorado del enemigo y de sus mentiras?
Quint Damian había conseguido, por fin, localizar a Greeley Lassiter. Y por motivos personales, quería que esta se reuniera con su madre biológica, la mujer que la había abandonado veinticuatro años atrás… Jamás imaginó que Greeley sería tan diferente de su madre. ¡Era abierta, generosa y hermosa! Al poco tiempo, Quint olvidó que enamorarse jamás había formado parte de sus planes. Sin embargo, tendría que convencerla de que no la estaba utilizando y de que quería llegar con ella hasta el altar.
Willow y Mike no podían saber quién de los dos se sentía más aliviado después de dejarse plantados en el altar el uno al otro. Después de pensarlo fríamente, se decidieron por sus carreras profesionales y dejaron la boda a un lado…Pero cuando en su huida Mike se encontró con Willow en una gasolinera de la autopista, se dio cuenta de que se amaban y de que tendrían que solucionar sus problemas en vez de salir corriendo. No sabía cómo, pero Mike tenía que recuperar a su novia, convencerla de que estaban hechos el uno para el otro… y esta vez esperarla en el altar.
Para lady Francesca de Lyle no había duda: entre los lujos de una mansión inglesa y los peligros del desértico interior de Australia, elegía lo segundo. Estaba enamorada del rudo Grant Cameron y junto a él encontraría todo lo que deseaba y necesitaba.Grant se sentía confuso. Quería a Francesca, pero temía que esta no soportara la dureza del medio y decidiera un día regresar a su mundo privilegiado en Europa. Aunque parecía dispuesta a aprender y demostraba ser valiente, no estaba seguro de si debía arriesgarse a pedirle que fuera su mujer.
Graham, la mujer que lo había estafado.Ésta sabía que le había hecho daño, pero había sido la desesperación por ayudar a su propio padre lo que la había llevado a aquel extremo. Cuando se encontró con Grey, se produjo entre ambos una explosiva mezcla de antagonismo y ardiente atracción. Lucía no sabía si ese hombre orgulloso y poderoso llegaría a perdonarla algún día.