Название | Ladrones de Sueños |
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Автор произведения | Lucía Irene López Ripoll |
Жанр | Языкознание |
Серия | |
Издательство | Языкознание |
Год выпуска | 0 |
isbn | 9788418910555 |
Ladrones de Sueños – I. Despertar
Lucía Irene López Ripoll
ISBN: 978-84-18910-55-5
1ª edición, julio de 2021.
Editorial Autografía
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Sumário
Los sueños son ciertos mientras duran, y
¿Acaso no vivimos en sueños?
Lord Alfred, The Higher Pantheism
Primera parte
Nunca rompas tus sueños, porque matas el alma
Mario Benedetti
Londres, 7 de octubre de 2007
— ¿Morfeo? ¿Dónde te has metido?
— ¡Estoy aquí Wyn!
— Estaba asustada, prométeme que nunca me dejarás sola, Morfeo.
— Te lo prometo princesa. Y tú prométeme que nunca dejarás de soñar ¿vale?
— Me lo recordarás?
— Todas las veces que haga falta.
1. LA VIDA
Entre dos mundos, la vida cuelga.
No podía respirar.
Su pulso, que normalmente se acompasaba con su respiración, cedió, convirtiéndose en una melodía triste y desamparada.
No se sentía cómoda allí.
Wyn Emerson se despertó con las sábanas pegadas al cuerpo, empapada por un sudor frío causado por un sueño que se repetía una noche tras otra. Sin embargo, al despertar recordaba escasos detalles: una voz del pasado, una premonición del futuro. Nada estaba claro. Deseaba poder dormir sin tener presentes todos esos recuerdos. Despierta los podía olvidar, pero a la hora de dormir los pensamientos tomaban las riendas de sus sueños, convirtiéndolos en pesadillas.
***
Óhmer. Un pueblo olvidado a las afueras de Niza, situado al sur de Francia, donde nunca pasaba nada, ni vivía nadie interesante. Las callejuelas estrechas hacían de ese pueblo antiguo un lugar donde perderse y poder viajar a la Edad Media gracias a sus edificios viejos y extraños. Los habitantes, necios y chapados a la antigua evitaban a la joven Wyn y a su padre, y a su casa. Los tres eran víctimas de leyendas inventadas por los cotillas vecinos del pueblo, siempre pendientes de novedades como animales acechando a sus presas.
La verdad es que Wyn, su padre y su casa tenían motivos para dar lugar a esas leyendas, ya que el señor Emerson casi siempre estaba trabajando fuera. Por el contrario Wyn siempre estaba dentro, y en la casa reinaba una inquietante y permanente tranquilidad. Los niños pasaban corriendo por delante de la puerta, con miedo de que una de esas leyendas inventadas se hiciera real.
Wyn observaba, con miedo a salir. No quería hacer daño a nadie. Estar dentro era más seguro para ella y para sus odiosos vecinos. Ella no era “como los otros niños”, le solía decir su padre, ya que sus poderes, que le acompañaban desde pequeña, eran difícilmente domables.
2. EXTRAÑOS
Al Este del Sol y al Oeste de la Luna.
No podía respirar.
Su pulso, que normalmente se acompasaba con su respiración, cedió, convirtiéndose en una melodía triste y desamparada.
No se sentía cómoda allí.
Otra noche, otro sueño olvidado. Por la mañana clases mundanas, y por las tardes clases de magia. A veces la monotonía se rompía, por la cancelación de las clases, o porque Wyn se escabullía hacia el bosque donde se sentía cómoda y segura rodeada de hadas, duendes y otros seres que alimentaban las leyendas del pueblo. Ese mismo día llamaron a la puerta. Bajó perezosamente por las escaleras con el libro en la mano, y se preparó para defenderse sacando chispas por la punta de los dedos. Aunque la verdad, no sabía cómo unas chispas iban a neutralizar al posible enemigo. Ya pensaría algo cuando lo tuviera delante. Al abrir la puerta, pareció ser que la sangre dejó de llegarle al cerebro por un momento, ya que las chispas se disiparon tan rápido como habían aparecido, y solo podía pensar en el apuesto chico que tenía frente a ella. Unos segundos después recobró el dominio sobre sí misma.
— Lo siento, no ofrecemos visitas turísticas a la casa encantada — se dispuso