Envejecer en el siglo XXI. Leonardo Palacios Sánchez

Читать онлайн.
Название Envejecer en el siglo XXI
Автор произведения Leonardo Palacios Sánchez
Жанр Медицина
Серия Medicina
Издательство Медицина
Год выпуска 0
isbn 9789587847130



Скачать книгу

cuenten con los recursos necesarios para tener un nivel de vida adecuado y un cuidado permanente (Castilla, 2018). La Ley 1251 de 2008, “Por la cual se dictan normas tendientes a procurar la protección, promoción y defensa de los derechos de los adultos mayores”, propone la base normativa para la formulación de políticas públicas sobre envejecimiento, así como regula el funcionamiento de las instituciones que prestan servicios de atención para la población de personas mayores. Un aspecto interesante en esta ley es la promoción de la participación activa de los mayores en la sociedad, a través de instancias como el Consejo Nacional del Adulto Mayor, el cual verifica la puesta en marcha de estas políticas.

      Algunas personas mayores pertenecientes al régimen subsidiado en el Sistema General de Seguridad Social en Salud en Colombia tienen la posibilidad de recibir servicios integrales en centros de protección, centros de día e instituciones de atención, los cuales deben cumplir unas condiciones mínimas establecidas por la Ley 1315 de 2009. La Ley 1276 de 2009 establece criterios de atención integral del adulto mayor en los centros vida (centros orientados a la atención integral de personas mayores durante el día), específicamente de los niveles 1 y 2 del Sisbén, aun cuando estas instituciones contemplan la posibilidad de admisión a personas de niveles socioeconómicos mayores, de acuerdo con tarifas establecidas tras un estudio socioeconómico realizado por trabajo social.

      La Ley 1850 de 2017 modificó las cuatro leyes mencionadas, estableció medidas de protección al adulto mayor y penalizó el maltrato intrafamiliar. Un punto importante en esta última ley es la caracterización del maltrato por abandono, tanto familiar como institucional. Esta ley promueve, desde el Consejo Nacional del Adulto Mayor, la creación de redes apoyo que fortalezcan los vínculos del núcleo familiar, con el propósito de evitar la institucionalización y la penalización. Al mismo tiempo, la ley impulsa la creación de redes sociales de apoyo comunitario, como instancias intersectoriales (Ministerio de Salud, Policía Nacional, Defensoría del Pueblo, Personería, ips, etc.), cuya función es emitir alertas tempranas sobre probables casos de maltrato o violencia intrafamiliar. Dentro de esta ley se elaboró la cartilla sobre buen trato a las personas adultas mayores, como apoyo a los procesos de sensibilización sobre la necesidad de disponer de una ruta de atención inmediata al maltrato (Ley 1850, 2017).

      Finalmente, es importante hablar de la Política Nacional de Envejecimiento y Vejez (2007-2019), la cual está dirigida a toda la población colombiana mayor de 60 años, sobre todo a quienes se encuentran en condiciones de vulnerabilidad social, económica o de género. En complemento a esta política, el Distrito de Bogotá promulgó la Política Pública para el Envejecimiento y la Vejez (2010-2015), la cual, con el propósito de proteger la dignidad humana de las personas mayores, planteó cuatro dimensiones fundamentales para la formulación de estrategias:

       Vivir como se quiere en la vejez: esta dimensión reconoce el valor de la autonomía y la libertad individual para la construcción de un proyecto de vida propio, al tiempo que favorece la participación en proyectos comunes.

       Vivir bien en la vejez: esta dimensión hace referencia al conjunto de condiciones materiales y patrimoniales necesarias para desarrollar un proyecto de vida en condiciones de dignidad.

       Vivir sin humillaciones en la vejez: corresponde al conjunto de bienes intangibles y no patrimoniales relativos a la dignidad humana: integridad física, psicológica y moral, así como el reconocimiento de su valor en la sociedad.

       Envejecer juntos y juntas: contempla el envejecimiento como un proceso natural, diverso y continuo, en el cual es posible la promoción del diálogo intergeneracional, la consolidación de una cultura del envejecimiento activo y la superación del modelo deficitario (Alcaldía Mayor de Bogotá y Secretaría Distrital de Integración Social, 2010).

      En octubre de 2019 fue aprobado en el Senado de la República el proyecto de ley que busca proteger los derechos humanos de la persona mayor. Contempla reconocer sus derechos políticos, el derecho al acceso preferente a la justicia y la posibilidad de acudir a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de forma directa como garantía de sus derechos (Redacción Política, 2019).

       Conclusiones

      La novela Las intermitencias de la muerte, del escritor portugués José Saramago, relata la historia de un país en el que un día de Año Nuevo se destierra la muerte de los seres humanos. No obstante, la enfermedad, la vejez y la discapacidad persisten entre las gentes del país. Tras la alegría de los primeros días, diferentes actores sociales (servicios funerarios, empresas aseguradoras, la Iglesia católica, entre otros) advierten sobre la importancia de la muerte para la dinámica cotidiana de la vida. La ciudad se llena de personas viejas y de enfermos, que no mueren, pero que tampoco se recuperan, hasta el punto de que, para muchos, la muerte se hace deseable. En este contexto, se relata una historia:

      Érase una vez, en el antiguo país de las fábulas, una familia integrada por un padre, una madre, un abuelo que era el padre del padre y el ya mencionado niño de ocho años, un muchachito. Sucedía que el abuelo ya tenía mucha edad, por eso le temblaban las manos y se le caía la comida de la boca cuando estaban a la mesa, lo que causaba gran irritación al hijo y a la nuera, siempre diciéndole que tuviera cuidado con lo que hacía, pero el pobre viejo, por más que quisiera, no conseguía contener los temblores, peor aún si le regañaban, el resultado era que siempre manchaba el mantel o el suelo al dejar caer la comida, por no hablar de la servilleta que le ataban al cuello y que era necesario cambiarla tres veces al día, en el desayuno, al almuerzo y a la cena. Estaban las cosas así y sin ninguna expectativa de mejoría cuando el hijo decidió acabar con la desagradable situación. Apareció en casa con un cuenco de madera y le dijo al padre, A partir de ahora comerá aquí, sentado en el patio que es más fácil de limpiar para que su nuera no tenga que estarse preocupando con tantos manteles y tantas servilletas sucias. Y así fue. Desayuno, almuerzo y cena, el viejo sentado solo en el patio, llevándose la comida a la boca conforme era posible, la mitad se perdía en el camino, una parte de la otra mitad se le caía por la boca abajo, no era mucho lo que se le deslizaba por lo que el vulgo llama canal de la sopa. Al nieto no parecía importarle el feo tratamiento que le estaban dando al abuelo, lo miraba, luego miraba al padre y a la madre, y seguía comiendo como si nada tuviera que ver con el asunto. Hasta que una tarde, al regresar del trabajo, el padre vio al hijo trabajando con una navaja un trozo de madera y creyó que, como era normal y corriente en esas épocas remotas, estaría construyendo un juguete con sus propias manos. Al día siguiente, sin embargo, se dio cuenta de que no se trataba de un carro, por lo menos no se veía el sitio donde se le pudieran encajar unas ruedas, y entonces preguntó, Qué estás haciendo. El niño fingió que no había oído y siguió excavando en la madera con la punta de la navaja, esto pasó en el tiempo que los padres eran menos asustadizos y no corrían a quitar de las manos de los hijos un instrumento de tanta utilidad para la fabricación de juguetes. No me has oído, qué estás haciendo con ese palo, volvió a preguntar el padre, y el hijo, sin levantar la vista de la operación, respondió, Estoy haciendo un cuenco para cuando seas viejo y te tiemblen las manos, para cuando tengas que comer en el patio, como el abuelo. Fueron palabras santas. Se cayeron las escamas de los ojos del padre, vio la verdad y la luz, y en el mismo instante fue a pedirle perdón al progenitor y cuando llegó la hora de la cena con sus propias manos lo ayudó a sentarse en la silla, con sus propias manos le acercó la cuchara a la boca, con sus propias manos le limpió suavemente la barbilla, porque todavía podía hacerlo y su querido padre ya no. (Saramago, 2015, pp. 96-98)

      En este relato se pueden evidenciar diferentes teorías explicativas sobre el maltrato a la persona mayor (Bover et al., 2003): por una parte, tenemos a una mujer (la nuera), quien está cansada de las labores derivadas del cuidado del abuelo (teoría del cansancio del cuidador). Por otra, el abuelo se encuentra en una condición de dependencia dada por su fragilidad funcional, temblores en las manos y, quizá, algún deterioro cognitivo (teoría de la dependencia) y pérdida de su autonomía, pues su voz nunca se escucha durante el relato. Esta situación exaspera los ánimos de su hijo, quien decide aislar al abuelo en el patio, donde en adelante debe tomar solo sus alimentos en un cuenco de madera, para no incomodar al resto de la familia (teoría del aislamiento). Por último, el nieto