Название | Encuentro con las élites del Mediterráneo antiguo |
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Автор произведения | Julián Gallego |
Жанр | Документальная литература |
Серия | Estudios del Mediterráneo Antiguo / PEFSCEA |
Издательство | Документальная литература |
Год выпуска | 0 |
isbn | 9788418095917 |
Además, los intentos de reconstruir los contornos históricos de estos conflictos en el período arcaico no han producido un cuadro coherente. Las fechas propuestas para la Guerra Lelantina abarcan más de dos siglos, y no existe un consenso sobre el alcance y el curso de las hostilidades3. El análisis de Jonathan Hall (2007: 8) concluye que es incierto “cuándo ocurrió –o, incluso, si ocurrió– la Guerra Lelantina” (cf. Bakhuizen, 1976: 36).
De manera similar, Thomas Kelly ha argumentado que la enemistad arcaica entre Esparta y Argos nunca existió. El único objeto de disputa entre Argos y Esparta atestiguado tanto en las fuentes clásicas como en las anteriores es el territorio de la Tireátide/Cinuria. Sin embargo, Kelly (1970: 980-981) ha señalado que un requisito previo para el interés estratégico de Esparta en ese territorio era el dominio espartano sobre Tegea, que controlaba el único acceso posible a la Cinuria. No está claro, por lo tanto, por qué Esparta habría estado dispuesta a luchar por esa llanura aislada, situada en un terreno extremadamente montañoso, antes de mediados del siglo VI, cuando estableció su hegemonía sobre Tegea. A partir de entonces, tenemos un registro claro de hostilidades entre Argos y Esparta.
Mitos y rituales bélicos entre ciudades vecinas
Entonces, ¿tuvieron lugar los enfrentamientos por la Tireátide y la llanura lelantina antes de mediados del siglo VI a.C.? Al mismo tiempo, tenemos la imagen de una Guerra Lelantina global, de alto perfil, transmitida por Tucídides (1.15.3), quien afirma que “en aquella guerra entre los calcídicos y eretrios, el resto de los griegos también se dividieron en alianzas con uno u otro bando” (ἐς τὸν πάλαι ποτὲ γενόμενον πόλεμον Χαλκιδέων καὶ Ἐρετριῶν καὶ τὸ ἄλλο Ἑλληνικὸν ἐς ξυμμαχίαν ἑκατέρων διέστη). En consecuencia, considero que si bien podemos dudar sobre si la guerra realmente tuvo lugar, es justo derivar de la referencia de Tucídides al “resto de los griegos” (τὸ ἄλλο Ἑλληνικὸν) que se creía que la Guerra Lelantina había involucrado a todo el mundo griego. En otras palabras, que era una tradición panhelénica. Y, si pensamos en la Guerra Lelantina como un mito panhelénico, las referencias a esa guerra en la poesía panhelénica de Hesíodo, Arquíloco y Teognis pueden ser tomadas como indicadores adicionales de la importancia política y cultural de esa guerra.
Sugiero que operar con el concepto de la Guerra Lelantina como mito nos permitirá avanzar en nuestra comprensión de la forma en que encajan las diversas informaciones que poseemos sobre el enfrentamiento entre Calcis y Eretria. Una vez que apreciamos que la idea de que hubo batallas antiguas para la llanura lelantina es un mito4, podemos enfrentar con mayor éxito su aparentemente inexistente contraparte histórica. Ahora, nuestro principal objetivo ya no es reconstruir las hostilidades históricas, sino rastrear una serie de adaptaciones y transformaciones del mito, incrustadas en sus contextos históricos.
Cuando intenté reconstruir los mitos relacionados con la lucha por la llanura lelantina, quedó claro que la referencia a los Curetes luchando reiteradamente por la llanura es parte de una estructura mítica más extensa. La versión local euboica de la genealogía de los Curetes los hacía hijos de la ninfa Calcis, y los retrataba (a ellos o a su madre) como los inventores de la armadura de bronce.
De manera que el mito contempla a los Curetes, primeros humanos en Eubea, cobrando vida, cubriéndose de bronce y luchando continuamente por la llanura lelantina. En mi reconstrucción, se trata de una lucha intestina, que tiene lugar entre los Curetes y resulta en la aniquilación de la antigua ciudad de Calcis-Eubea, a la que se imaginaba situada en la llanura lelantina (Bershadsky, 2013: 80-93; 2018a).
Esta estructura mítica parece complementar perfectamente la conjetura de Brelich acerca de la existencia de combates rituales sobre la llanura de llantina. Sin embargo, no sitúo esos combates en la Edad Oscura, sino a lo largo del período arcaico. En otras palabras, sugiero que existió una práctica de enfrentamientos rituales recurrentes por la llanura lelantina, que recreaba las devastadoras luchas de los Curetes (Bershadsky, 2013: 110-111; 2018a)5. Estos enfrentamientos eran normativamente no-letales y tenían lugar en condiciones de paz entre Eretria y Calcis. Funcionaban como ritos de pasaje a la adultez para los jóvenes eretrios y calcídicos que participaban en ellos, quienes adquirían para esas ocasiones un peinado “curético”, cortándose el cabello en la parte delantera de la cabeza. El carácter panhelénico de los enfrentamientos se reflejaba en la presencia de aliados de otras ciudades-estado que, como los participantes eretrios y calcídicos, pertenecían a las aristocracias de sus ciudades (profundizo sobre esto más adelante).
En el caso de la confrontación argivo-espartana por la Tireátide es posible un análisis similar, aunque existen diferencias entre los dos casos. La guerra por la Tireátide no parece ser un fenómeno panhelénico. Sin embargo, es posible distinguir, de manera similar, elementos del mito, el ritual y la historia en nuestra fuente más antigua, la descripción de Heródoto de la Batalla de Campeones.
En primer lugar, la fecha de 546 a.C., comúnmente atribuida a la batalla porque en la narrativa de Heródoto está sincronizada con la derrota de Creso por los persas, no es confiable, ya que no existe una relación causal entre esta batalla y la derrota de Creso. Una vez que se prescinde de la precisión cronológica engañosa, el relato revela su naturaleza compuesta: la contraparte mítica es la de una batalla entre trescientos espartanos y trescientos argivos, que luchan hasta la muerte; el componente histórico es la batalla a gran escala narrada por Heródoto, que refleja la anexión espartana de la Tireátide, lo que aparentemente ocurrió a mediados del siglo VI6. Sostengo que previamente existieron enfrentamientos rituales recurrentes entre los espartanos y los argivos, que recreaban la letal Batalla de los Campeones (cf. Bershadsky, 2012; 2013: 185-202). La referencia de Heródoto a los peinados especiales, relacionados con la lucha por la Tireátide, es un eco de estos enfrentamientos rituales. Más importante aún, Tucídides proporciona testimonio de un intento de reestablecer las batallas regladas por la Tireátide en el marco de un tratado de paz entre Argos y Esparta en 421.
Participantes aristocráticos de los combates rituales
Es de gran importancia el hecho de que los participantes en los enfrentamientos rituales parecen ser de la aristocracia (cf. Howe, 2008: 81): pertenecen a la clase social de los caballeros (hippeîs). Los hippeîs eretrios y los hippobótai calcídicos son explícitamente señalados como participantes clave en la Guerra Lelantina. Sabemos por numerosos pasajes de Aristóteles que la Eretria arcaica era gobernada por los hippeîs (Aristóteles, Política, 1306a; [Aristóteles], Constitución de los atenienses, 15.2) y Calcis por los hippobótai (Heródoto, 5.77.2-3; Aristóteles, fr. 603 Rose, ap. Estrabón, 10.1.8), y que ambas clases superiores criadoras de caballos estaban en guerra entre sí (Aristóteles, Política, 1289b). Infiero que los enfrentamientos por la llanura lelantina funcionaron como ritos de pasaje a la adultez para los jóvenes hippeîs e hippobótai que participaban en ellos (Bershadsky, 2013: 137-139; 2018a).
La situación con Esparta y Argos es menos sencilla. Sin embargo, es probable que en las primeras etapas de las batallas rituales argivo-espartanas por la Tireátide los participantes también pertenecieran a la clase social de los caballeros. La clave está en la institución espartana de los hippeîs.
Las fuentes antiguas describen a los hippeîs espartanos como un cuerpo de trescientos hoplitas selectos. En el período clásico, los hippeîs luchaban cerca del rey y tenían la tarea de protegerlo. También servían como “fuerza de emergencia” en casos de peligro interno o externo (Figueira, 2006: 58-60; asimismo, Detienne, 1968: 135).
Eran escogidos, mediante una competencia, del cuerpo de los hebôntes (Jenofonte,