Название | Filosofía en curso |
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Автор произведения | Gonzalo Valdés |
Жанр | Документальная литература |
Серия | |
Издательство | Документальная литература |
Год выпуска | 0 |
isbn | 9789566131021 |
Se podrá argüir en este último caso, y quizás también en el de la peste, que la felicidad epicúrea tiene dos componentes, el placer del cuerpo, que es como mínimo, la ausencia de dolor, y el placer de la mente, que es, también como mínimo, no temer a la muerte ni a los dioses. Como el cálculo renal es un dolor insoportable7, la felicidad para Epicuro (o para el apestado) se vuelve inalcanzable en su componente corpóreo y, por lo tanto, resulta razonable y conforme a su filosofía desear la muerte en esas circunstancias. Puede ser. Pero no es este el tema que nos interesa tratar aquí.
Las dos notas inquietantes que hemos mencionado nos sirven de preámbulo a un tratamiento de las pasiones y emociones en Epicuro, preámbulo que de alguna manera anticipa la tesis que queremos sostener: hay una inestabilidad esencial de la filosofía epicúrea que proviene, como veremos, de una teoría física que incorpora el clinamen o declinación al estricto determinismo atómico de Demócrito. De esta inestabilidad nada se salva, ni la naturaleza, ni la mente, ni las emociones, ni el sabio, como lo ilustran las notas aludidas. En lo que sigue, tratamos de enfocarnos en lo que esta inestabilidad significa para las emociones, pero también para la mente y la racionalidad que, en otras filosofías, como la socrática y la estoica, tienen la capacidad de controlarlas. Si el control de las emociones por la mente, el alma, o el intelecto caracteriza una actitud “intelectualista” hacia ellas, lo que aquí se pretende hacer es una lectura “anti-intelectualista”8 de la filosofía epicúrea, que pone en duda dicho control, lectura basada fundamentalmente en la noción de clinamen.
En el primer apartado definimos la noción de clinamen y justificamos la elección de este concepto como clave para el entendimiento de pasiones y emociones. En el segundo apartado, nos referimos a la noción misma de pasiones y emociones que se desprende de la discusión anterior. Finalmente, mostramos como dicha noción lleva consigo elementos que hacen difícil sino imposible el control de las emociones por la mera racionalidad de la mente. Se incluye, además, como apéndice, una referencia a la crítica a la racionalidad que hace Diógenes el Cínico.
I.1
Un primer problema con la noción de clinamen es el de que no se conserva ningún texto íntegro de Epicuro que trate específicamente del tema. Su carta a Heródoto, que constituye una exposición del conjunto de sus escritos acerca de la Naturaleza, y contiene numerosas referencias a los átomos y al movimiento atómico, no menciona al clinamen.9 Diógenes Laercio, en su catálogo de las obras de Epicuro, menciona una “Sobre el ángulo en el átomo”10, que no se ha conservado. De manera que todo lo que sabemos sobre el clinamen proviene fundamentalmente de Lucrecio, Libro II de su De la natura de las cosas, y de Diógenes de Enoanda. Los textos canónicos para el tratamiento del clinamen son los siguientes:
Lucrecio, II, 217-22411
Cuando en el vacío hacia abajo derecho los cuerpos se llevan
Por pesos propios, en tiempo comúnmente incierto
Y en inciertos lugares, un poco en el espacio desvíanse;
Tanto, que puedas decir que su movimiento es mudado.
Porque si no solieran desviarse, todos abajo,
Como gotas de lluvia, caerían en el vacío profundo;
Y no un tropiezo habría nacido ni un choque habría sido creado
Para los principios; nada, así, habría creado nunca natura.
Y la inscripción de Diógenes de Enoanda, Fr.32 12
Si alguno recurre a la teoría de Demócrito y afirma que no hay ningún movimiento libre en los átomos a causa de sus choques recíprocos, de donde parece que todas las cosas se mueven con movimiento forzoso, le diremos: “no sabes tú, quienquiera que seas, que los átomos tienen también un movimiento libre, que Demócrito no ha descubierto, pero que Epicuro ha traído a luz, y que consiste en una declinación, como lo muestra a partir de los fenómenos?”
A partir de estos escuetos textos y otras referencias complementarias se ha desarrollado una vasta literatura académica sobre el clinamen o declinación, parte de ella de gran erudición.13 Un posible intento de clasificación podría distinguir aquella que se preocupa fundamentalmente de los aspectos que atañen a la física de la materia, de otra que pone el énfasis en las consecuencias del clinamen para la ética ( y, dentro de esta, fundamentalmente para lo que atañe a la libre voluntad de los seres animados), pese a que ambos temas usualmente se abordan juntos. Entre nosotros, Pablo Oyarzún y Eduardo Molina observan que “la atención a ambas es asimétrica, puesto que la última ocupa un lugar de indiscutible eminencia. Esto no debe extrañar, dada la finalidad moral asignada por Epicuro a la filosofía”.14 Otra observación general que podemos arriesgar respecto de esta literatura, cuyo análisis detallado no es posible hacer aquí, es que su temática enfrenta tres problemas fundamentales. El primero es un problema al interior de la teoría epicúrea de la naturaleza y dice relación con la afirmación, por una parte, de la existencia de leyes causales que explican los fenómenos naturales sin necesidad de recurrir a las explicaciones vulgares, que atribuyen su origen a los dioses o a un destino o azar oracular; y, por otra parte, la afirmación de que no existe un destino o fin predeterminado para los fenómenos naturales y que la naturaleza es, en este sentido, creadora, y no se agota en los fenómenos que podemos observar. La noción de clinamen parece sostener la segunda afirmación y oponerse a la primera. El segundo problema fundamental se plantea en el plano de la ética epicúrea: ¿Cómo conciliar el materialismo del animus (o mente o alma), que como tal contiene elementos deterministas combinados con desviaciones propias del comportamiento atómico, con la libre acción de los seres animados y la racionalidad en el hombre, que se impone como un hecho indudable a los sentidos epicúreos? Aquí, el clinamen parece poner en duda la segunda afirmación y sostener la primera. El tercer problema fundamental diría relación con la afirmación, ya sea, de la unidad de la doctrina física y de la doctrina ética epicúrea, ya sea, de un cierto eclecticismo, en que ambas doctrinas corren por carriles separados y tienen principios explicativos diferentes. Así, el clinamen sería un concepto innecesario en el plano ético, ya que el libre arbitrio (y la racionalidad) son cosa evidente, que podemos comprobar por los sentidos; y solo tendría razón de ser como un complemento al atomismo de la física de Demócrito.
Esta especie de mapa escolar de los problemas fundamentales que suscita el clinamen en la literatura académica es, por supuesto, muy defectuoso, ya que ignora la fineza de la interrelación recíproca entre los problemas y tampoco refleja bien todas las sutilezas de los análisis eruditos. Aquí lo utilizamos solo como una guía u orientación para el enfoque que queremos dar a este trabajo y que ya hemos insinuado más arriba: postulando una