Mar de voces. Ana Gabriela González Martínez

      Premura

      Lascivia licenciosa

      que deambula sin reparos

      en mi mente

      que se hace notar

      en cada uno de mis actos cotidianos

      y deambula afanosa

      por mi cuerpo,

      en busca de un refugio

      en donde desahogarse.

      O va en pos de unas manos

      que entusiastas la aprisionen,

      o unos labios sustanciosos

      —con grilletes de fuego en cada espacio—

      que logren engarzarla

      para siempre al paraíso.

      A ese lugar sublime y añorado

      en el que tornará

      sus ojos repletos de apetencias

      en una zona divina

      de anhelos delirantes satisfechos.

      Refulgente

      Me fui apagando:

      como bengala

      que lanza un náufrago

      en el negro océano.

      Como la vela

      que ya sin cera

      vence al pabilo;

      como las brasas

      que envuelve el humo

      entre las hogueras

      como la fuerza

      de un clamor hondo

      que fue arrancado

      de las entrañas

      de un moribundo.

      ¡Me consumí!…

      Ya sin alma,

      sin rumbo cierto,

      me fui abrazando

      a mi soledad.

      Desde el martirio

      de mis silencios,

      ahogué mi juicio

      sin protestar.

      Y el fuego intenso

      de tu mirada

      por el que a diario

      solía vivir,

      se fue extinguiendo

      junto conmigo

      hasta olvidarme

      de mi existir.

      Miguel Marentes Ruiz

      Preparatoria 19

      Ciudad amurallada

      Para Liz

      Cada encuentro con mi amada surge como una sorpresiva cartografía del deseo, como una isla o unas dunas erigidas por el viento del erotismo y nuestro corazón se convierte en una ciudad amurallada.

      Cada intercambio de miradas y roce a su cuerpo es una emocionante, bella y elocuente expresión del asombro que me lleva a escribir una guía con mis labios sobre su piel como un tatuaje que se convierte en un ritual del deseo.

      Nuestros encuentros íntimos se van convirtiendo en un microcosmos con una visión sintética y hasta egoísta de un mundo: el del deseo. Hay un mucho de ella en todas partes. Su esencia es la que envuelve la penumbra de este plano existencial… como una ciudad amurallada.

      Primavera 00

      Para Elizabeth

      Te respiro

      en cada sorbo de viento

      que llega hasta mi aliento

      y penetras entre mis poros

      que atrapan la cálida esencia

      de tu presencia invisible.

      Diluido en mi universo

      formas parte íntima

      de mi mundo.

      Y sintiéndote sin verte

      me acompañas

      latido a respiro

      en cada paso

      que me lleva

      al anhelado momento

      de vibrar contigo.

      Bailando en fuego

      BESG

      Puedes abrir paredes de misterio, hermosa mujer engalanada con mis sueños.

      Déjame decirte que a la distancia te fuiste convirtiendo en un juego mental que me llevó a descubrir un código secreto sólo tangible a las yemas de mis dedos. Y cuando esto trascurría, llegaste a traducirme convirtiéndome en tu propio libro de cabecera.

      Te sueño y te repaso en todas las ocasiones que anhelo retornar a la tierra de lo justo, fuerte y sabio.

      Te sueño en esas noches que llegan con su legión púrpura y durante los vuelos nocturnos, sé exactamente dónde estoy. Tu cuerpo es mi zona de aterrizaje y pronto estaremos donde nacimos. Quiero estar listo.