«Me parece que tú niegas, ¡oh luz mía!, en algún texto tuyo que los decretos del cielo se aplaquen por la oración,11 y, sin embargo, esta gente ruega para eso. ¿Será su esperanza vana o no he comprendido bien lo que tú escribiste?».
Ed elli a me: «La mia scrittura è piana; e la speranza di costor non falla, se ben si guarda con la mente sana;ché cima di giudicio non s’avvalla perché foco d’amor compia in un punto ciò che de’ sodisfar chi qui s’astalla;e là dov’ io fermai cotesto punto, non s’ammendava, per pregar, difetto, perché ’l priego da Dio era disgiunto.
Y él me contestó: «Lo que yo escribí está claro, y la esperanza de estos no quedará fallida si bien se mira con recto criterio, pues el alto juicio no se menoscaba porque el fuego del amor cumpla en un punto lo que deben satisfacer los que están aquí. En el pasaje donde yo hice aquella afirmación no surtía la plegaria su efecto porque el ruego estaba alejado de Dios.
Veramente a così alto sospetto non ti fermar, se quella nol ti dice che lume fia tra ’l vero e lo ’ntelletto.
Pero sobre duda tan profunda no formes tu opinión hasta que te la aclare aquella que derramará la luz de la verdad sobre tu inteligencia.
Non so se ’ntendi: io dico di Beatrice; tu la vedrai di sopra, in su la vetta di questo monte, ridere e felice».
Lo digo por Beatriz, a la que verás arriba, sobre la cima de este monte, radiante y feliz».
E io: «Segnore, andiamo a maggior fretta, ché già non m’affatico come dianzi, e vedi omai che ’l poggio l’ombra getta».
Yo le dije: «Señor, caminemos más deprisa, que ya no me fatigo como antes y miro ya la sombra que proyecta el monte».
«Noi anderem con questo giorno innanzi», rispuose, «quanto più potremo omai; ma ’l fatto è d’altra forma che non stanzi.
«Andaremos acompañando al día —repuso— todo lo más que podamos; pero las cosas son de otra manera que no te figuras.
Prima che sie là sù, tornar vedrai colui che già si cuopre de la costa, sì che ’ suoi raggi tu romper non fai.
Antes de que estés allá arriba, verás volver a aquel que se oculta tras la ladera, y cuyos rayos no interceptas ya.
Ma vedi là un’anima che, posta sola soletta, inverso noi riguarda: quella ne ’nsegnerà la via più tosta».
Pero ve allí un alma que, inmóvil y completamente sola, mira hacia nosotros. Ella nos mostrará el camino más corto».
Venimmo a lei: o anima lombarda, come ti stavi altera e disdegnosa e nel mover de li occhi onesta e tarda!
Llegamos a ella. ¡Oh alma lombarda,12 cómo estabas de altiva y desdeñosa, y en el movimiento de tus ojos, qué noble y grave!
Ella non ci dicëa alcuna cosa, ma lasciavane gir, solo sguardando a guisa di leon quando si posa.
Ella no nos decía cosa alguna; pero nos dejaba llegar, mirándonos tan solo, como hace el león cuando reposa.
Pur Virgilio si trasse a lei, pregando che ne mostrasse la miglior salita; e quella non rispuose al suo dimando,ma di nostro paese e de la vita ci ’nchiese; e ’l dolce duca incominciava «Mantüa…», e l’ombra, tutta in sé romita,surse ver’ lui del loco ove pria stava, dicendo: «O Mantoano, io son Sordello de la tua terra!»; e l’un l’altro abbracciava.
Sin embargo, Virgilio se acercó a ella rogándole que nos mostrase la mejor subida, y ella no contestó a su pregunta, sino que inquirió acerca de nuestra patria y de nuestra vida. Y mi amable guía empezó a decir: «Mantua…», cuando la sombra, tan recogida en sí, corrió hacia él desde el lugar donde primero estaba, diciendo: «¡Oh mantuano! Yo soy Sordello, de tu misma ciudad». Y se abrazaron el uno al otro.
Ahi serva Italia, di dolore ostello, nave sanza nocchiere in gran tempesta, non donna di provincie, ma bordello!
¡Ah Italia esclava, albergue del dolor, nave sin piloto en fuerte tempestad, no señora de provincias, sino meretriz!
Quell’ anima gentil fu così presta, sol per lo dolce suon de la sua terra, di fare al cittadin suo quivi festa;e ora in te non stanno sanza guerra li vivi tuoi, e l’un l’altro si rode di quei ch’un muro e una fossa serra.
Aquella alma gentil estuvo pronta, solo por oír el dulce nombre de su ciudad, a festejar a su conciudadano, y ahora en ti no cesan de guerrear los que en ti viven, y se destrozan el uno al otro los que están rodeados por la misma muralla y el mismo foso.
Cerca, misera, intorno da le prode le tue marine, e poi ti guarda in seno, s’alcuna parte in te di pace gode.
Busca, mísera, en torno de tus costas, y después mira en tu interior a ver si en alguna parte de ti se goza de paz.
Che val perché ti racconciasse il freno Iustinïano, se la sella è vòta? Sanz’ esso fora la vergogna meno.
¿De qué sirve que te colocara el freno Justiniano, si la silla está vacía? Sin aquel, la vergüenza fuera menor.
Ahi gente che dovresti esser devota, e lasciar seder Cesare in la sella, se bene intendi ciò che Dio ti nota,guarda come esta fiera è fatta fella per non esser corretta da li sproni, poi che ponesti mano a la predella.
¡Ah gentes que deberíais ser devotas y dejar a César en su silla si entendierais bien lo que manda Dios!13 ¡Mirad cómo esta fiera se ha hecho indómita por no ser corregida con las espuelas desde que pusisteis manos en sus riendas!
O Alberto tedesco ch’abbandoni costei ch’è fatta indomita e selvaggia, e dovresti inforcar li suoi arcioni,giusto giudicio da le stelle caggia sovra ’l tuo sangue, e sia novo e aperto, tal che ’l tuo successor temenza n’aggia!
¡Oh Alberto de Austria,14 que la abandonas al ver que se ha hecho indomable y salvaje, y deberías oprimir su arzón! El justo juicio del cielo caiga sobre tu sangre y sea admirable y claro, de modo que tu sucesor lo tema!
Ch’avete tu e ’l tuo padre sofferto, per cupidigia di costà distretti, che ’l giardin de lo ’mperio sia diserto.Vieni a veder Montecchi e Cappelletti, Monaldi e Filippeschi, uom sanza cura: color già tristi, e questi con sospetti!
Puesto que tú y tu padre15 habéis tolerado, distraídos de esto por codicia, que el jardín del imperio quede desierto, ¡venid a ver, hombres descuidados, a Montescos y Capuletos, Manaldis y Filipeschis:16 aquellos, ya tristes; estos, recelosos!
Vien, crudel, vieni, e vedi la pressura d’i tuoi gentili, e cura lor magagne; e vedrai Santafior com’ è oscura!
¡Ven, cruel; ven y mira la tiranía de tus nobles, y castiga sus excesos, y verás qué segura está Santaflora17!
Vieni a veder la tua Roma che piagne vedova e sola, e dì e notte chiama: «Cesare mio, perché non m’accompagne?».
¡Ven a ver a tu Roma, que se queja viuda y sola y día y noche clama: «César mío, ¿por qué no me acompañas?».
Vieni a veder la gente quanto s’ama! e se nulla di noi pietà ti move, a vergognar ti vien de la tua fama.
¡Ven a ver cómo se ama la gente! Y si nada en nosotros te mueve a piedad, ven a avergonzarte de tu fama.
E se licito m’è, o sommo Giove che fosti in terra per noi crucifisso, son li giusti occhi tuoi rivolti altrove?
Y si me es lícito, ¡oh sumo Júpiter, que fuiste crucificado por nosotros en la tierra!, preguntaré: ¿están tus justos ojos vueltos a otra parte?
O è preparazion che ne l’abisso del tuo consiglio fai per alcun bene in tutto de l’accorger nostro scisso?
¿O es esto que nos preparas, en el abismo de tus planes, para algún bien que escapa de nuestra comprensión?
Ché le città d’Italia tutte piene son di tiranni, e un Marcel diventa ogne villan che parteggiando viene.
Que las ciudades de Italia están todas llenas de tiranos y en un Marcelo18 se convierte cada villano que entra en un partido.
Fiorenza mia, ben puoi esser contenta di questa digression che non ti tocca, mercé del popol tuo che si argomenta.
Florencia mía, bien puedes estar contenta de esta digresión, que no te concierne19 gracias a tu pueblo, que sabe arreglárselas.
Molti han giustizia in cuore, e tardi scocca per non venir sanza consiglio a l’arco; ma il popol tuo l’ha in sommo de la bocca.
Muchos llevan la justicia en el corazón y la manifiestan tardíamente por no acudir sin prudencia al arco; pero tu pueblo la lleva siempre en la boca.
Molti rifiutan lo comune incarco; ma il popol tuo solicito risponde sanza chiamare, e grida: «I’ mi sobbarco!».
Muchos rehúsan los cargos públicos; pero tu pueblo responde solícito, sin que lo llamen, y grita: «¡Yo me sacrifico!».
Or ti fa lieta, ché tu hai ben onde: tu ricca, tu con pace e tu con senno! S’io dico ’l ver, l’effetto nol nasconde.
Ahora debes alegrarte, porque tienes motivos. ¡Tú rica; tú, en paz; tú, prudente! De que digo verdad son prueba los hechos.
Atene e Lacedemona, che fenno l’antiche leggi e furon sì civili, fecero al viver bene un picciol cennoverso di te, che fai tanto sottili provedimenti, ch’a mezzo novembre non giugne quel che tu d’ottobre