El apagón analógico. Paúl Mena Mena

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Название El apagón analógico
Автор произведения Paúl Mena Mena
Жанр Документальная литература
Серия
Издательство Документальная литература
Год выпуска 0
isbn 9789978775158



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datos, este artículo hace un recorrido teórico sobre la definición y la metodología del periodismo de investigación, se discute el lugar que ocupan los datos en la investigación periodística, y se repasan las técnicas narrativas basadas en datos que han sido aplicadas al trabajo periodístico.

      INTRODUCCIÓN

      El periodismo de datos ha ganado terreno en los medios de comunicación latinoamericanos en los últimos años. Importantes medios han integrado en sus redacciones a equipos combinados de periodistas y programadores dedicados exclusivamente al desarrollo de esa disciplina. Su influencia también ha dejado marca en la metodología aplicada a las investigaciones periodísticas. Este tipo de publicaciones expone la gran cantidad de datos que los periodistas deben ordenar y analizar para comprobar sus hipótesis, lo que supone el uso de técnicas asistidas por computador para evitar el naufragio en un mar de datos. Asimismo, cada vez es más usual que los reportajes investigativos vayan acompañados de visualizaciones de datos, desde tablas hasta aplicaciones, para dar sustento a los que revelan. Esto deja ver cómo el análisis de bases de datos se ha integrado a la metodología de la investigación. Para dar cuenta del espacio que ese tipo de trabajo ha ganado en la investigación periodística latinoamericana, el presente ensayo estudia los reportajes que ganaron el Premio Latinoamericano de Periodismo de Investigación, el galardón más importante de la región, entre 2013 y 2018. Al momento de elaborar este estudio, aún no se celebraba la edición 2019 del premio. Este trabajo parte de una discusión teórica sobre el periodismo de investigación, sobre el lugar que el análisis de datos ocupa en la metodología de la investigación periodística y sobre las técnicas narrativas impulsadas por datos. Estas consideraciones teóricas sirven de insumo para el análisis de las investigaciones ya mencionadas.

      EL PERIODISMO DE INVESTIGACIÓN

      La discusión sobre si todo periodista es investigativo o, al menos debería serlo, suele ser recurrente en las aulas donde se preparan los futuros reporteros. Si bien la cobertura de una noticia requiere de una mínima investigación previa, esto no hace que esa publicación sea considerada como investigativa. Tampoco el hecho de que en los medios televisivos y radiales se llame investigación al trabajo que hacen los reporteros para recolectar la información que servirá de insumo para cualquier tipo de reportaje. Lo que hace que el periodismo de investigación sea considerado como tal son tres características: primero, que su objetivo sea revelar algo que un grupo de poder ha mantenido oculto con el fin de preservar sus intereses; segundo, que esa revelación sea de interés público; y, por último, que sea el periodista quien realiza la investigación, no una autoridad cuyo informe sale a la luz gracias a la publicación de un medio (Santoro, 2004; Atwood, 2010). Estas tres condiciones esenciales hacen de la investigación una disciplina diferenciada de otros tipos de periodismo.

      Varios autores agregan otras características que distinguen al periodismo de investigación. La mayoría coincide en la recolección de gran cantidad de documentos, tanto públicos como privados (Atwood, 2010; Dinges, 2010; Hunter, 2013; Houston, Bruzzese, & Weinberg, 2002). El periodismo anglosajón llama documents state of mind a la habilidad de reconocer, recolectar, ordenar y analizar la mayor cantidad de papeles que se producen alrededor de un asunto (Dinges, 2010; Houston, 2010). Un documento lleva a otro y este a otro, debido a los hechos que cada uno va evidenciando. De esta manera, es común que los reporteros se llenen de papeles y que los testimonios queden en segundo plano como validadores de datos. Otro elemento diferenciador del periodismo de investigación es el tiempo prolongado que el periodista dedica al proyecto (Hunter, 2013; Houston, Bruzzese, & Weinberg, 2002). El trabajo no se publica hasta que la información no esté completa. Esto no sucede en la cobertura diaria, pues la historia que se publica incompleta un día puede ampliarse en la edición siguiente. En definitiva, el periodismo de investigación es una disciplina que requiere la revisión de una gran cantidad de documentos, sin importar el tiempo que esto conlleve, pues el objetivo es abarcar la mayor cantidad de aristas alrededor de la historia.

      Si bien los pasos a seguir en una investigación periodística divergen según cada autor, existen criterios comunes que permiten establecer ciertas normas generales al momento de plantear una metodología. Esas divergencias se dan por varias razones. Primero, hay que considerar que algunos autores advierten que el método no es una camisa de fuerza inamovible, sino que su aplicación depende de cada proyecto; además, el esquema de investigación tiene principalmente fines didácticos y difícilmente puede aprehender la flexible y compleja realidad (Santoro, 2004; Dinges, 2010). Asimismo, hay que tomar en cuenta que algunas propuestas hacen hincapié en que no se trata de seguir un paso tras otro, sino que las etapas se deben aplicar de manera simultánea (Santoro, 2004; Atwood, 2010). Por último, cada autor decide extender una fase o aplicar recursos extras de acuerdo con su experiencia previa. Por estas razones es que se registran diferencias entre las propuestas metodológicas. Por ejemplo, hay divergencias sobre el momento en que se debe delimitar el tema de investigación. Mientras el periodista argentino Daniel Santoro (2004) propone hacer la delimitación antes de plantear la hipótesis, el periodista estadounidense Roger Atwood (2010) anota que hay que hacerlo después. Otros desacuerdos son más significativos. Tras la elaboración de la hipótesis, Atwood plantea que se debe presentar el proyecto al director del medio, no sin antes establecer cuál será el mínimo de revelaciones a conseguir. El investigador estadounidense John Dinges (2010) agrega que, junto con esa declaración de resultados mínimos, el periodista debe exponer todas las evidencias2 que posee hasta ese momento para darle fuerza a su plan. El investigador francés Mark Lee Hunter (2013) va más allá, pues añade que se debe hacer un cronograma, un presupuesto y un plan de promoción de la historia que será dirigido a la audiencia. En todo caso, los autores analizados coinciden en que antes de iniciar la recolección de la información, es necesaria la planificación, cuyo núcleo es el planteamiento de la hispótesis, la misma que deberá ser corroborada o negada más adelante. Esta es la primera etapa de la investigación.

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      La siguiente fase es la de reportería. Los métodos revisados coinciden en que las fuentes, tanto documentales como personales, se deben consultar desde lo general a lo particular. Hunter (2013) recomienda consultar todas las fuentes abiertas, que son de acceso público, antes de consultar a las fuentes personales. Además, los autores consultados siguen el modelo from the outside in, planteado por los investigadores del The Philadelphia Inquirer, James Steele y Donald Barlett (Houston, Bruzzese, & Weinberg, 2002). El modelo propone hacer un esquema de círculos concéntricos donde el investigado se encuentre en el centro y, a su alrededor, los personajes con los que se relaciona, dependiendo de su cercanía: los más alejados afuera y los más cercanos adentro. Los primeros en ser consultados serán los más apartados. Paulatinamente, el periodista debe ir cerrando los círculos hasta que, al final y solo al final, contacta al protagonista de la trama para la entrevista de contrastación. Dinges (2010) hace una clasificación de fuentes personales para determinar en qué orden deben ser consultadas. Para este autor, primero se debe contactar a las fuentes de conocimiento indirecto, que son expertos en el campo que se está investigando. Los académicos, los activistas y otros investigadores o periodistas entran en esta clasificación. Luego hay que ir por las fuentes de conocimiento directo: los testigos, las víctimas y los posibles culpables. La contrastación con los personajes cuestionados se realiza al final por cuestiones de estrategia y seguridad, pues si un poderoso se da cuenta de que alguien está siguiendo sus pisadas, lo más probable es que intente destruir evidencias importantes o que utilice su influencia para obstaculizar o, incluso, parar al periodista.

      La tercera fase es el análisis de la información obtenida y, para ello, los autores ofrecen una serie de técnicas. La primera es el archivo tanto físico como digital de los documentos. Esto permite ahorrar el tiempo que se puede desperdiciar en la búsqueda de información ya obtenida. Además, Santoro (2004) y Dinges (2010) recomiendan la elaboración de un memorándum, que es una especie de