Название | La Palabra del Señor |
---|---|
Автор произведения | Pedro Alurralde |
Жанр | Документальная литература |
Серия | |
Издательство | Документальная литература |
Год выпуска | 0 |
isbn | 9789874792310 |
Jesús les dijo: “Desátenlo para que pueda caminar”.
Al ver lo que hizo Jesús, muchos de los judíos que habían ido a casa de María creyeron en Él» Jn 11,1-45
~ ° ~
«Es todo el hombre el que renace y se renueva en Cristo, para que, como Cristo resucitó de entre los muertos por la gloria del Padre, nosotros vivamos también una vida nueva (Rm 6,4), en otras palabras, es necesario que rechacemos los errores de nuestra vida anterior (...) Y de la misma forma como hemos revestido la imagen de lo terrenal, debemos revestir también la imagen de lo celestial. Porque el primer hombre es salido del suelo, es terrestre, pero, el segundo hombre, ha venido del cielo (1 Co 15,49. 47).
Si actuamos de esta manera, queridos hermanos, no moriremos. Incluso si nuestro cuerpo se disgrega, viviremos en Cristo, tal como él mismo lo aseguró: Aquel que cree en mí, aunque muera, vivirá (Jn 11,25). Tenemos la certidumbre, gracias al testimonio del Señor, de que Abraham, Isaac, Jacob y todos los santos de Dios están vivos. El Señor ha dicho sobre este tema: Todos viven por Dios, este, en efecto, no es un Dios de los muertos, sino de los vivientes (Lc 20,38). Y el Apóstol dijo igualmente: Para mí, la vida es Cristo y morir representa una victoria. Deseo irme de aquí y estar con Cristo (Flp 1,21. 23). Y en otro lugar agrega: Estamos siempre llenos de seguridad, sabiendo bien que, permanecer en este cuerpo, es vivir en el exilio, lejos del Señor, pues nosotros caminamos en la fe, y no en la clara visión (2 Co 5,6-7).
Esa es nuestra fe, muy queridos hermanos: Si es por esta vida solamente que nosotros hemos colocado nuestra esperanza en Cristo, somos los más desdichados de todos los hombres (1 Co 15,19). Los animales domésticos, las bestias salvajes y los pájaros llevan sobre la tierra -lo constatarán por ustedes mismos- una vida tan larga o más que la nuestra. Pero el hombre tiene como propio aquello que Cristo le ha otorgado por su Espíritu Santo, es decir, la vida eterna, a condición de no pecar más. Pues la muerte, resultado del pecado, podemos evitarla por la virtud. Puesto que el precio del pecado es la muerte, pero el don gratuito de Dios es la vida eterna en Cristo Jesús, nuestro Señor (Rm 6,23)»15.
“LA GLORIA DE DIOS ES QUE EL HOMBRE VIVA”
Marta frente a la muerte de su hermano Lázaro recurre a Jesús. Y como el ciego de nacimiento del domingo anterior, y en una reiterada confesión de fe, lo reconoce progresivamente de manera similar: Señor, Cristo, e Hijo de Dios, que debía venir al mundo. María en cambio, como lo hará más tarde María Magdalena en Getsemaní, se dirige rápidamente y llorando al encuentro de Jesús.
Es que en verdad, amar a alguien es decirle con convicción de corazón: “¡Tú no morirás; porque el amor es más fuerte que la muerte!”.
Avanzada la Cuaresma y acercándose la Semana Santa, san Juan nos presenta la persona de Lázaro. Solo él desarrolla en su evangelio este episodio; y no está de más recordar que el nombre de Lázaro significa: “Dios ayuda”.
Jesús quiere reafirmar con un gesto amistoso, y antes de su propia muerte, su clara opción por la vida. Estremecido; no se avergüenza de llorar por la muerte de su amigo. Y conmovido: lo devuelve a la vida. No sin dejar planteada la diferencia entre revivir, es decir, de volver a la vida habitual más acá del horizonte, y la de resucitar para una vida radicalmente nueva, pero más allá del horizonte.
El libro de los Salmos nos habla de un “tuteo” amistoso del salmista con Dios. En el Salmo 73, el poeta inspirado, concluye diciendo: “Si te tengo a ti en el cielo, a mí que me importa la tierra; tú eres mi herencia perpetua”.
La resurrección de los muertos, es a la luz del misterio pascual, una consecuencia lógica de ese pacto amistoso con Cristo. Él no nos puede abandonar. De hacerlo, dejaría de ser el amigo de los hombres.
Este es el mensaje que nos deja el evangelio de hoy. Una auténtica comunión de vida con el autor de la Vida, lo lleva necesariamente al amigo, a beneficiarse del don gratuito de la vida de Dios.
15. San Paciano de Barcelona, Sermón sobre el bautismo, 6-7 (trad. tomada de: El bautismo según los Padres de la Iglesia, Buenos Aires, Ed. Lumen, 1978, pp. 86-87).
DOMINGO DE RAMOS EN LA PASIÓN DEL SEÑOR
«Judas, el que lo iba a entregar, le preguntó: “¿Seré yo, Maestro?”. “Tú lo has dicho”, le respondió Jesús» Mt 26,25
«Pedro le dijo: “Aunque tenga que morir contigo, jamás te negaré”. Y todos los discípulos dijeron lo mismo» Mt 26,35
«Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que escribieron los profetas. Entonces todos los discípulos lo abandonaron y huyeron» Mt 26,56
«Pilato sabía bien que lo habían entregado por envidia» Mt 27,18
«Pilato hizo traer agua y se lavó las manos delante de la multitud diciendo: “Yo no soy responsable de la sangre de este justo. Es asunto de ustedes» Mt 27,24
«Los sumos sacerdotes junto con los escribas y los ancianos, se burlaban, diciendo: “¡Ha salvado a otros y no puede salvarse a sí mismo! Es rey de Israel: que baje ahora de la cruz y creeremos en él”» Mt 27,41-42
~ ° ~
«(…) Debes creer en la pasión del Señor y confesar que Cristo ha padecido y ha sido crucificado…, según lo predicho por los profetas (ver Is 53,5). Y procura no avergonzarte de la pasión de tu Señor…
Acuérdate siempre de la palabra del Señor: A quien me confiese ante los hombres, también yo lo confesaré ante mi Padre que está en los cielos (Mt 10,32). Y no tienes por qué avergonzarte, si comprendes bajo qué misterios padeció Cristo: padeció no en la divinidad, sino en la carne… Padeció en la carne, como enseña el Apóstol (cf. 1 P 4,1), de modo que de su herida brotase la salvación del género humano, como también lo había predicho el profeta Isaías: Y Él padeció -dijo-, por nuestros pecados y con su herida hemos sanado todos (Is 53,5). Porque Cristo padeció por nuestro pecado, para que se nos diese la justicia.
Padeció bajo Poncio Pilatos… Se te enseña el tiempo de la pasión para que confieses que no ha padecido otro distinto excepto aquél que verdaderamente padeció bajo Poncio Pilato por la salvación del mundo, a saber, Cristo. Pues murió para destruir los derechos de la muerte.
Al tercer día resucitó vivo de entre los muertos, como dice el profeta: Libre de entre los muertos (Sal 88,6). En efecto, la muerte no podía retener a Cristo, que tiene toda la potestad sobre la muerte y sobre la vida»16.
LOS ÚLTIMOS CAPÍTULOS
En el Domingo de Ramos, la liturgia nos presenta una doble vertiente, no siempre bien iluminada y esclarecida entre los fieles que asisten a su celebración. La primera, corresponde a la celebración alegre y festiva de la procesión de los Ramos, y la segunda está representada por la evocación de los grandes temas vinculados con la Pasión; que nos ayudarán a preparar la celebración del Triduo Pascual. Vamos a reflexionar sobre la segunda vertiente.
El tema de las envidias y de los celos por parte de los fariseos, que decidieron matar a Jesús, porque la gente los abandonaba para seguir al Maestro, puede ayudarnos a comprender nuestras actitudes críticas y agresivas frente a la conducta de nuestros hermanos. Con frecuencia, responden a disimulados resentimientos y complejos de superioridad.
El tema de la traición de Judas, nos introduce en un misterio de iniquidad, del que no podemos quedar ajenos. La figura de Judas trasciende lo meramente individual, para asumir una dimensión corporativa. Él va a resultar “el chivo expiatorio” de los discípulos, que poco después van a abandonar y a renegar del Señor,