Название | Sexpresso |
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Автор произведения | María Guadalupe Estrella González |
Жанр | Сделай Сам |
Серия | |
Издательство | Сделай Сам |
Год выпуска | 0 |
isbn | 9786075477039 |
Hay una pequeña región de la anatomía femenina que sigue siendo un tema tabú, del que no se habla porque da vergüenza, como si efectivamente las mujeres escondieran en su entrepierna pecados o culpas. El clítoris es en algunas culturas mutilado físicamente y en lo cotidiano verbalmente, pues no se le nombra. Incluso algunas mujeres desconocen esta pequeña gran parte de su cuerpo, no lo tocan y además se les dificulta llegar al orgasmo.
Mujeres: conocer nuestros genitales no sólo tiene beneficios para nuestra vida sexual, sino para nuestra salud en general.
Hombres: el clítoris es muy, muy importante.
Una pequeña gran montaña
El término clítoris viene del griego κλειτορίς (kleitorís) que significa montaña, y eso es: una montaña. Sin embargo, imaginemos que es la punta de un iceberg, porque así se descubrió, como algo externo y diminuto, pero con grandes ramificaciones nerviosas. Podría decirse que es igual al pene en estructura, pero no en dimensiones. En la etapa embrionaria hay un momento crítico cuando se desarrollan los órganos sexuales de hombre o mujer: el pene crece hacia afuera y el clítoris hacia adentro, lo único que queda afuera es el glande, o la punta del iceberg o de una montaña por decirlo así.
El clítoris y el pene son distintos pero iguales
Así como sucede con el pene ocurre con el clítoris: hay más chicos, más grandes, más gruesos o más delgados, incluso es tejido eréctil, por lo que también experimenta erecciones y al llenarse de sangre aumenta su sensibilidad. También tiene su prepucio que lo cubre o descubre en ciertos momentos de la relación sexual. La sensibilidad de la zona pélvica proviene de dos cuerpos esponjosos que se ubican prácticamente abajo de la piel de los labios menores. La parte más sensible es el glande o la cabeza del clítoris, porque está descubierto. Suele medir entre 12 y 16 centímetros de largo y de ninguna manera esta medida se asocia a la capacidad de las mujeres para conseguir un orgasmo.
El clítoris tiene una única función: proporcionar placer
Mientras el pene tiene 4,000 terminales nerviosas sensitivas al placer, el clítoris tiene más de 8,000. Está ahí por una sola razón: el placer.
Con el placer se liberan endorfinas, neurotransmisores y hormonas que previenen la depresión y aumentan la sensación de sentirse bien, de tener salud. Pero gran parte de la sociedad lo relaciona con la culpa: primero el deber, y después, si queda tiempo, el placer. Y sobre éste último se puede decir que nos han inculcado a dosificarlo o a negarlo de tal manera que incluso en algunas culturas se practica la clitoridectomía es decir, se corta el clítoris justo antes de que las niñas lleguen a pubertad, bajo la excusa de “ayudar” a las mujeres a ser decentes, a evitar las relaciones sexuales y preservar la virginidad para su futuro esposo.
Sin embargo, cuando negamos la sexualidad femenina o la matizamos con la culpa o el pecado, cuando no hablamos de la estimulación del clítoris o de los beneficios del placer que provoca, de alguna manera, con nuestro silencio, también lo mutilamos.
Asumamos la palabra clítoris
Otra vez: clítoris, digámosla con la misma naturalidad con la que decimos dedo, mano u ombligo. Digamos clítoris como lo que es: una parte más del cuerpo. Clítoris. Pero ¿cuándo se debe empezar a nombrar? Un buen momento es cuando se enseña a las niñas a cuidar su higiene personal, desde chiquitas, desde que mamá está cambiando el pañal a su bebé: “Te voy a limpiar el clítoris”. Aunque la niña no entienda claramente a qué parte de su cuerpo se refiere, estará escuchando tal palabra y se familiarizará con ella. Posteriormente hay que enseñarle hábitos de higiene, que explore los recovecos de su cuerpo, los nombre y sepa cómo mantenerlos limpios.
Ese gozo que da la comezón
La estimulación en pareja es como pedirle a alguien que nos rasque un piquete de zancudo en la espalda: hay que guiar al otro para encontrar ese lugar donde anida la comezón: “más para arriba, más para abajo, ahí… espérate… toca más fuerte… más suavecito”.
Cada mujer tiene que encontrar la técnica que le sienta mejor para obtener placer. Para estimular el clítoris hay diferentes caminos: puede ser frotación circular, en forma de estrella o de arriba hacia abajo o combinar este movimiento con la presión de los propios dedos o con la ayuda de algún juguete sexual. Nuestra pareja también puede estimularnos con su mano, además de hacerlo con sexo oral o penetración.
Para lograr una estimulación más efectiva también tiene mucho que ver el momento. Por ejemplo, si se quiere tener una excitación más intensa, tal vez sea necesario aumentar la velocidad y la presión de los movimientos. Pero también hay momentos de extrema sensibilidad cercana al dolor: casi para alcanzar el orgasmo, el prepucio o piel que cubre el clítoris, está erecto, por lo que se descubre el glande y si éste es estimulado directamente, puede provocar cierta incomodidad. En ese caso se tendría que estimular al clítoris por encima de la piel, aunque si la mujer dice algo así como “a mí me gusta y no me duele”, perfecto, continúa. En una relación, lo ideal sería que cada quien descubriera por sí mismo cómo le gusta recibir el placer y cómo funciona su cuerpo para luego compartir esta información con su pareja a sabiendas de lo que esta quiere y necesita, sin quedarnos mudos o no ser claros con lo que decimos: “ráscame, quítame la comezón, pero adivina dónde ha picado el zancudo”.
Cada quien tiene explorar con qué ritmo, con cuánta presión y qué forma es mejor que la otra para recibir y dar placer.
A pesar de todo, el clítoris puede perder sensibilidad
No hay una edad específica para que esto ocurra, pero en el climaterio, durante la menopausia, el cuerpo ya no produce estrógenos, entonces los órganos sexuales involucionan y con ello disminuye su tamaño y sensibilidad. Es posible que también influyan para esto algunas cirugías como la histerectomía, donde se tocan o se inflaman algunas raíces nerviosas relacionadas al clítoris. Sin embargo, podemos sentir placer en todo nuestro cuerpo, no nada más en nuestros genitales. Esta capacidad está muy relacionada con nuestra mente y nuestra relación de pareja, así que no podemos centrar nuestro placer erótico exclusivamente en el clítoris.
El clítoris necesita el tiempo preciso para el orgasmo
Culturalmente los hombres han tenido la responsabilidad de brindar placer a las mujeres, y aunque es posible decir que algunos de ellos sí preguntan, investigan y se preparan para dar una estimulación adecuada al clítoris, también hay que reconocer que hay hombres que no lo hacen, porque no tienen interés, oportunidad o simplemente por distorsiones cognitivas o mitos que les hacen creer que no es un tema importante.
Lo cierto es que el clítoris debe ser estimulado para alcanzar el orgasmo en un tiempo adecuado: aún cuando ella esté muy excitada, bastan 3 minutos para que la lubricación lograda se reabsorba en la vagina. Después de este tiempo, aunque pueda ser placentera, la fricción puede causar molestias y el orgasmo se vuelve más difícil de lograr. En estos casos la pareja puede usar lubricante o cambiar de posición para encontrar otra forma de estimulación indirecta del clítoris menos incómoda y más placentera para la mujer.
Caballeros, no lo olviden: tres minutos.
El clítoris también puede sufrir dolor
Las primeras excitaciones suelen ser dolorosas porque en este proceso la sangre se acumula en esa zona y no tiene forma de irrigarse, por lo que queda ahí dentro del prepucio, causando molestias y alterando la plenitud de la relación