Название | La chica que se llevaron (versión española) |
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Автор произведения | Charlie Donlea |
Жанр | Языкознание |
Серия | |
Издательство | Языкознание |
Год выпуска | 0 |
isbn | 9788418711046 |
—Sí, gracias, me he enterado —replicó Megan.
—¿Entonces?
—Lo llevo puesto, solo que no siento necesidad de pasearme con él.
—Se entiende —rió Nicole—. No hace falta que te quedes en bikini para darse cuenta que delante no tienes nada. —Nicole tomó una cerveza de la nevera—. Supéralo de una vez, o pídele a papá que te pague unos implantes.
—Basta, Nicole —dijo Stacey.
Nicole abrió la cerveza.
—Tal vez, ya que no queréis mostraros en bikini, queráis venir con nosotras más tarde a nadar desnudas en el lago. —Rió—. Sí, claro, las princesas animadoras metiéndose desnudas en el agua. —Nicole comenzó a subir por la escalinata—. Matt, dile a tus amigos que a medianoche nos desnudamos todos.
Stacey hizo una mueca de desagrado cuando Nicole subió los primeros escalones.
—Debe de ser odioso saber que lo único que tienes de bueno como persona son las tetas.
Nicole hizo caso omiso del comentario y continuó subiendo, moviendo las caderas. Se volvió a mirar a Matt.
—Más te vale meterte en el agua con nosotras más tarde.
Cuando Nicole se alejó, Megan se dirigió a Matt.
—¡Qué zorra es! No puedo creer que disfrutes con ella.
—¿Nicole? —Matt rió, quitándole importancia al asunto—. Es buena chica. Solo que está enfadada con la vida. Quiere sentirse aceptada, como todo el mundo. No te pelees con ella.
Jessica Tanner bajó por la escalera y le sonrió a Nicole cuando pasó a su lado. Tomó una cerveza de la nevera portátil.
—Ten paciencia —le dijo a Megan—. Le pasa algo contigo.
—¿Conmigo? —se sorprendió Megan.
—Piensa que eres clasista. —Jessica levantó las manos y se encogió de hombros—. O algo así. Que te crees demasiado superior como para mezclarte con las que no son de tu grupito. Tiene razón Matt; no te pelees. Nicole es inofensiva.
—¿No es amiga tuya? —quiso saber Stacey.
—Sí, es mi mejor amiga. —Jessica sonrió—. Pero no soy ciega, me doy cuenta cuando mi amiga se comporta como una tonta. —Abrió la lata de cerveza—. Creo que es justamente eso lo que Nicole detesta de tu grupito. Que os defendáis a muerte pase lo que pase. Le molesta. —Bebió un sorbo de cerveza—. A mí también, a veces. Pero te digo algo —prosiguió, dirigiéndose de nuevo a la escalera—. ¿Quieres taparle la boca? Acepta el reto de meterte en el lago desnuda.
Eran las once y media de la noche cuando el primer grupo fue nadando a la plataforma flotante. Anclada a veinticinco metros del muelle de Matt e iluminada por una luz halógena adosada al mástil que tenía en el centro, era un faro en la oscuridad de la bahía. Estaba hecha de gruesos tablones de pino y era una pequeña terraza sobre el agua de la bahía, amarrada al fondo con una larga cadena. Dos de los chicos acarrearon la nevera portátil y la subieron a la plataforma. No pasó mucho tiempo antes de que empezaran a pelear jocosamente y terminaran empujándose al agua de espaldas y de cabeza. Las chicas chillaban, acurrucadas en un rincón, dejando que los chicos jugaran a ver quién era el último en permanecer de pie. Matt, capitán del equipo de lucha, ganó con facilidad. Luego llegó el turno de las chicas, a quienes los chicos empezaron a empujar al agua. Algunas se defendían, pero eso solo hacía que dos o tres de ellos las levantaran de las axilas y tobillos para tirarlas al agua.
Cuando se calmó el alboroto, todos se sentaron en el borde de la plataforma con los pies colgando en el agua. Bebieron cerveza, ya más tranquilos. Cada vez que el grupo se reunía para una fiesta acuática en la bahía, la escena se repetía: alguien siempre comenzaba a hablar de meterse desnudos al agua. Los chicos eran mayoría en la plataforma —doce a ocho— y esperaban ansiosos que las chicas mágicamente se quitaran los trajes de baño y se metieran al agua. Ellos harían lo mismo, prometían. Se desafiaban y llegaban a acuerdos antes de que el grupo finalmente se aburriera y nadara de vuelta al muelle, sin que la expedición a la plataforma hubiera sido algo más que un buen ejercicio y muchas risas.
Alentadas por Matt, Megan y Stacey, junto con otras tres animadoras, habían nadado hasta la plataforma. Jessica, Nicole y Rachel también, y juntas formaban un grupo de ocho chicas. Ahora, con los veinte chicos y chicas sentados con las piernas en el agua, balanceándose con el vaivén, las conversaciones comenzaron a tomar diferentes caminos. Megan estaba sentada junto a Matt y hablaban de Duke. Él también pensaba entrar en esa universidad en otoño y ambos se alegraban de saber que encontrarían una cara conocida allí. Nunca habían sido novios, aunque el verano anterior habían salido varias veces con amigos comunes y habían ido a ver Marte juntos, a lo que llamaron “una cita” solo después de que se besaran en el coche de Matt. Pero aunque ambos tenían mucho éxito en sus grupos, por algún motivo nunca habían logrado sentirse cómodos juntos. Fue así como el último curso escolar solo habían sido amigos, deseando ser algo más, pero sin hacerlo.
—Y bien, ¿quién va a ser el primero? —preguntó Nicole al grupo después de veinte minutos sobre la plataforma flotante—. ¿No hemos venido aquí nadando por algún motivo?
—Ve tú —la provocó uno de los jóvenes.
—Ay, por favor —rechazó Nicole—. No es que no vaya a hacerlo, es que no quiero ser la única persona desnuda en el lago. Os quiero a los chicos desnudos, pero vosotros no os atrevéis a quitaros los trajes de baño. —Miró a Jessica y Rachel—. ¿Tienen miedo de que se les encoja el amiguito? Está tan oscuro que de todos modos no vamos a poder ver nada.
Jason Miller se puso de pie y se le acercó.
—Ve tú, y yo te sigo.
Nicole hizo una mueca.
—Sí, claro, yo me desnudo para que me mires tirarme al agua. Después terminarás sentado junto a tus compañeros, aterrado porque se te ha puesto dura y no puedes zambullirte así.
—Eres pura charlatanería, Cutty. Lo haremos juntos.
Siguieron discutiendo a ver quiénes se desnudarían y en qué orden. Luego establecieron reglas sobre dónde dejarían los trajes de baño; si alguien los tocaba, pagaría las consecuencias.
Mientras todos hablaban, Megan se volvió hacia Stacey.
—Hagámoslo de una vez.
—¿En serio? —sonrió Stacey.
Matt se sumó a ellas.
—Vale, tapémosles la boca ya.
—Estoy —confirmó Tyler, mirando a Stacey.
—De acuerdo —dijo Stacey, y en un retorcerse sincronizado de brazos y piernas, se deshicieron de sus trajes de baño y se sumergieron antes de que nadie se diera cuenta de lo que hacían.
—¡Nos vemos, cabrones! —gritó Matt en el aire antes de caer al agua. El grupo levantó la vista y vio un resplandor de nalgas desnudas, sombreadas por la noche, y luego solo se oyó el ruido de la zambullida. Los cuatro rieron a carcajadas y se alejaron de la plataforma, protegidos por el agua oscura.
Su acción hizo que todos se pusieran de pie y comenzaran a desvestirse en masa, para luego tirarse al agua. Nicole tardó unos segundos, pero no se apresuró a buscar la protección del agua. Se tapó los pechos con el brazo, arrastrando a Jessica y Rachel para que se unieran a ella. Los chicos que quedaban sobre la plataforma silbaban ante el espectáculo. Jessica y Rachel se desvistieron rápidamente y se zambulleron. Nicole se volvió lentamente hacia los chicos que la estaban mirando, se descubrió el pecho y los provocó con la mirada durante unos segundos, con las cejas arqueadas. Los jóvenes pestañearon, enmudecidos.
—Sois los únicos que quedáis —se mofó Nicole, cuando empezaba a caer de espaldas al agua—.Debéis