Название | Lidera tu empresa en la cuarta revolución |
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Автор произведения | Juan Manuel Romero Martín |
Жанр | Сделай Сам |
Серия | |
Издательство | Сделай Сам |
Год выпуска | 0 |
isbn | 9788417845704 |
Pero no se trata de dejarlo todo en manos del mundo online, sino que tenemos que buscar un punto de equilibro. Si es cierto que el mercado online crece vertiginosamente y es muy cómodo para el usuario, no es menos cierto que el contacto personal presencial permite interacciones imposibles a través de una pantalla de ordenador, tableta o móvil.
Este mundo online es un claro ejemplo de la importancia de adaptarse, algo que han logrado las escuelas de negocios, que, frente a las universidades, tienen esa ventaja de flexibilidad. Sin olvidar, además, su contrastada capacidad de adaptar temáticas y currículos a las necesidades de un mercado que está cambiando constantemente.
La evaluación del conocimiento también está cambiando, porque estamos pasando de valorar los conocimientos puros y duros a tener más en cuenta la capacidad de análisis y adaptación de esos conocimientos, la capacidad de ser capaces de usar esas enseñanzas para intuir nuevos escenarios que nos permitan generar en las empresas modelos de negocio hasta ahora desconocidos.
A pesar de las claras ventajas que aportan las escuelas de negocios como complemento de otras acciones formativas y educativas, desde algunos ámbitos universitarios se ha puesto en cuestión su existencia dentro del modelo educativo. Primero se puso en duda y ahora se ha pasado de cuestionar su origen a discutir el concepto en el que se basan. Y, aprovechando ese cuestionamiento, han sido las propias universidades, tanto públicas como privadas, las que en muchas ocasiones han creado sus propias escuelas de negocios. Lo que no han tenido en cuenta es que el hecho de montar una estructura y denominarla escuela de negocios no convierte de forma automática esa estructura en una verdadera escuela de negocios. Muchas veces nos encontramos con sucedáneos que no han sabido asumir el ADN de las escuelas de negocios. Este ADN consiste en una formación de posgrado que tiene como principales ejes la formación práctica, actualizada, orientada a resultados e impartida por profesionales, empresarios y directivos que trabajan en el área que está enseñando ese docente y que lo que busca es la transformación profesional de sus alumnos y no la mera adquisición de conocimientos.
Al final, ya sea una escuela de negocios, una universidad o cualquier otro centro de formación, lo importante es que ese tiempo que se le dedica nos prepare para ser capaces de aprender y desaprender en este entorno económico globalizado en el que vivimos. La necesidad de formación a lo largo de la carrera profesional es, hoy en día, indiscutible y será mucho más importante en el futuro, precisamente por esos cambios, que nos obligan a adaptarnos constantemente. Y en este entorno la capacidad de aprender y desaprender rápidamente se ha convertido en una habilidad imprescindible para cualquier profesional del siglo XXI.
Tu carrera profesional
La carrera profesional no se puede planificar de un día para otro, sino con la vista puesta en el medio y largo plazo. Teniendo en cuenta que el concepto de trabajo para toda la vida ya no existe, habrá que ir fijando objetivos sobre la marcha, con la vista puesta en los próximos años. Porque parece claro que la mayoría de los trabajadores cambiará varias veces de sector profesional, ya sea por la insatisfacción que les produce su lugar de trabajo o por la necesidad de perseguir nuevos retos o incluso el trabajo con el que siempre soñaron.
Iremos planificando esos objetivos que nos permitan desarrollar una estrategia con unas acciones que nos ayudarán a lograr nuestras expectativas. Pero tenemos que ser capaces de entender por qué queremos realizar dicho cambio, ya sea por la necesidad de tener más tiempo para la familia y los amigos, para tener menos responsabilidades en el puesto de trabajo, para buscar un lugar de trabajo con el que sentirnos identificados, etc.
Lo primero es plantearnos si la profesión que hemos elegido tiene futuro o tiene muchas posibilidades de desaparecer. Si se trata de lo segundo, lo mejor será ir buscando un cambio profesional lo antes posible. Es mejor tener que reinventarse por necesidades de mercado que permanecer inmóviles y quedarnos sin empleo y sin posibilidades de adaptarnos a la nueva situación.
Por eso tenemos que pensar a medio y largo plazo, intentando adelantarnos en lo posible a los cambios que experimente el mercado. Si ya tenemos empleo no debemos obcecarnos con buscar solo en posiciones similares a la actual.
Todo ello sin olvidar la necesidad de trabajar nuestra marca y nuestra reputación, con la idea clara de que la relación entre el empleado y la empresa no es para toda la vida, ni mucho menos. Nos adaptaremos a nuevos modelos de compromiso, pensando en la posibilidad, cada vez más habitual, de trabajar por proyectos o hacerlo por nuestra cuenta en régimen de autónomo.
Las necesidades cambian constantemente y nos someteremos a una constante reinvención laboral, por lo que tendremos que dominar diferentes habilidades y ser capaces de innovar constantemente, con creatividad. Seremos capaces de adaptarnos a cada nueva situación según se nos vaya presentando y tendremos la suficiente capacidad como para trabajar en entornos cambiantes y adaptarnos a ellos sin grandes dificultades.
Es esencial trabajar nuestra marca personal, que será lo que nos diferencie de nuestra competencia y lo que ponga en valor esas competencias transversales que componen nuestro valor diferencial. Y otra necesidad es cuidar la red de contactos, porque el networking es esencial y nos ayudará en nuestra carrera profesional, ya sea para mejorar o para encontrar empleo.
El nuevo trabajador
Muchos de los trabajadores del futuro ―y del presente― son lo que se denominan nómadas del conocimiento (knowmad, término acuñado por John Moravec, experto internacional sobre el futuro del trabajo y la educación innovadora). Son profesionales itinerantes, digitalmente hiperconectados y expertos en su ámbito de competencias, que basan su éxito en el aprendizaje continuo, la cooperación y la innovación. Está claro que es el perfil que demandan hoy en día las empresas y que buscarán con mucho más ahínco en el futuro, porque no les preocupa que el trabajador esté siete horas sentado en su puesto de trabajo, sino que haga su trabajo de manera satisfactoria.
Estos profesionales son también conocidos como trabajadores 4.0, aquellos que utilizan la tecnología en su rutina diaria para mejorar los procesos que realizan en su puesto laboral. Son polivalentes, con capacidades técnicas enfocadas a los resultados, orientados a la calidad y con capacidad de abstracción y concentración. Una de sus principales características es la habilidad de colaboración, porque trabajan en equipo, ya sea de forma presencial o remota, lo que les permite alcanzar su máximo potencial. Se adaptan fácilmente a los cambios con flexibilidad, curiosidad e interés por el aprendizaje constante. Todo ello sin olvidar su capacidad de liderazgo y sus habilidades sociales y de comunicación, ocupándose ellos mismos de gestionar su propia imagen y con dominio de idiomas, más en un mercado globalizado donde las relaciones online se incrementan día a día.
Se trata de unos perfiles con mentalidad de esponja, dispuestos a estar siempre aprendiendo, que se preocupan más de sus conocimientos y habilidades que de la titulitis. Lo mismo sucede con las empresas, que, contrariamente a lo que ocurría antes, ya no se preocupan de contratar a profesionales con varios títulos universitarios, sino que prefieren empleados que sean capaces de desarrollar su trabajo y adaptarse a cada nueva realidad. El valor diferencial que pueden aportar en los trabajos del futuro no se limita a transformar la información en conocimiento; también destaca la capacidad de desempeñar trabajos relacionados con la creatividad, innovación o resolución de problemas, que se presumen mucho más complicados de sustituir por máquinas.
Estos nuevos trabajadores potencian constantemente sus fortalezas, lo que les permite dedicarse a diferentes profesiones según la situación del mercado o sus propios intereses. Y cuanto más jóvenes son más exigentes, porque ya no buscan tanto un salario elevado como un trabajo en el que estén cómodos, en el que se sientan valorados tanto en lo profesional como en lo personal. Al sentirse más valorados acuden más felices a trabajar y mejora su productividad. Disfrutan de una mayor libertad y son mucho más responsables. Si esto no ocurre y no se encuentran a gusto en su trabajo, buscan otro empleo rápidamente.
No solo buscan