Lidera tu empresa en la cuarta revolución. Juan Manuel Romero Martín

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Название Lidera tu empresa en la cuarta revolución
Автор произведения Juan Manuel Romero Martín
Жанр Сделай Сам
Серия
Издательство Сделай Сам
Год выпуска 0
isbn 9788417845704



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se jubilarán cada vez más tarde. Así, nos vamos a encontrar con dos tipos de trabajadores: los cualificados, con muy buenos sueldos, y los no cualificados, que difícilmente llegarán a fin de mes. La diferencia entre unos y otros estará en la formación y la capacidad de adaptarse.

      Los puestos más novedosos se encuentran concentrados en tres áreas: desarrolladores de aplicaciones móviles, expertos en seguridad informática y especialistas en big data. Este último es el encargado de analizar los datos de una empresa, interpretarlos y sacar conclusiones para mejorar la estrategia del negocio. El big data ha tenido tal irrupción en el mercado laboral que ha originado la creación de másteres que combinan la parte tecnológica con la visión de negocio.

      Cuando hablamos de empleo nos encontramos con una triste paradoja, porque hay muchas empresas que no son capaces de encontrar trabajadores en un mercado de millones de parados. La respuesta está en la formación.

      Hay algo que no cambiará: la cultura del esfuerzo. Cuanto más trabajador sea el empleado, mejor le irá. Ser trabajador no significa trabajar mucho, que también, sino estar formándose constantemente.

      La formación que se avecina

      Para elegir nuestra carrera profesional, que no es lo mismo que la carrera universitaria, debemos conocer toda la oferta formativa que tenemos a nuestro alcance. Pensemos que el trabajador del futuro deberá estar adquiriendo nuevos conocimientos a lo largo de toda su vida laboral. El de hoy en día también debería hacerlo, pero no es lo habitual. La diferencia entre ambos es que el empleado del futuro, si no se forma constante y adecuadamente, no tendrá acceso al mercado laboral y se quedará obsoleto. Los conocimientos adquiridos cinco años atrás no le servirán para el momento presente porque todo cambia rápidamente y no se puede permitir el lujo de perder el tren del conocimiento.

      Esos conocimientos no se podrán adquirir en la universidad ni en escuelas oficiales porque su mastodóntico sistema educativo no les permite adaptarse a las necesidades reales del momento. Nuestro sistema educativo oficial no es nada fiable porque es prácticamente el mismo desde hace cuarenta años. Y ese conocimiento más avanzado solo se podrá adquirir en escuelas privadas, pagando mucho dinero, y por medios online.

      En la actualidad tenemos una gran capacidad de adquirir conocimientos totalmente gratuitos online en plataformas como YouTube o los cursos online masivos y abiertos (MOOC, massive online open courses), además de otras muchas posibilidades, ya sean gratuitas o de pago. Hoy en día cualquiera que tenga acceso a Internet, que lo tiene prácticamente todo el mundo, si no se forma es porque no quiere.

      Tenemos que apañarnos por nuestra cuenta por esa incapacidad de nuestro sistema educativo, que no responde a las necesidades de las empresas, que necesitan que los profesionales posean conocimientos que ni las escuelas oficiales ni las universidades públicas imparten en estos momentos ni está previsto que los impartan en un futuro inmediato. No son capaces de evolucionar con la rapidez que exigen el mercado y la revolución tecnológica que estamos experimentando cada día ni se saben adaptar a las exigencias de una renovación continua, que es imparable e impredecible.

      Esto obliga a las empresas a ser ellas las que preparen a sus trabajadores y a la vez se abre un magnífico mercado para las escuelas de negocios, que sí son capaces de adaptarse, ofreciendo másteres y programas profesionales de todo tipo y para cada necesidad. Se van adaptando sobre la marcha.

      Y para formarnos adecuadamente debemos conocer cómo está evolucionando nuestro sector con el fin de adaptarnos a él, ya sea para atisbar las nuevas oportunidades que se van presentando en nuestro puesto de trabajo o para optar a los nuevos puestos que se vayan creando.

      Hasta no hace mucho tener una carrera universitaria era esencial para encontrar un buen trabajo. Ahora, sin embargo, se valoran más las habilidades y la formación en temas concretos. Y la Formación Profesional se presenta como una magnífica opción para acceder a un mercado laboral que cada vez exige más especialización. Es una magnífica palanca de apoyo tanto para los nuevos empleos como para los puestos más demandados.

      Cierto es que en ocasiones elegimos una formación que luego no nos convence. Y también es cierto que, si no se adapta a nuestras expectativas y tenemos la posibilidad de hacerlo, lo mejor será cambiar. Porque cambiar no significa fracasar, y una retirada a tiempo puede ser una victoria. Estudiamos para formarnos y trabajar y para ser felices. Si nuestra profesión nos hace infelices es mejor intentar cambiar, aunque no siempre nos lo permiten las circunstancias de la vida. Por eso debemos formarnos en aquello que nos gusta, nos motiva y nos interesa.

      La formación es imprescindible, teniendo en cuenta que después de los estudios obligatorios nos preparamos con más estudios que supuestamente nos conducirán a trabajar en un determinado sector profesional. Pero para triunfar en ese sector o cambiar a otro es fundamental que continuemos formándonos durante toda nuestra vida laboral. Esta es la pieza clave del éxito y la única forma de alcanzar nuestros objetivos.

      En el actual sistema de formación oficial se necesitan muchos años para planificar planes de estudio y seleccionar a los formadores en estas nuevas profesiones. Este sistema es incapaz de asumir la vertiginosidad de los cambios, por lo que no ofrece una respuesta inmediata a las nuevas necesidades, lo que crea una distancia abismal entre el sistema de formación y las empresas, la llamada brecha digital (técnicamente denominada gap digital).

      La mitad de las empresas no son capaces de contratar profesionales con formación tecnológica de los perfiles relacionados con la ciencia, la tecnología la ingeniería y las matemáticas, los denominados perfiles STEM (science, technology, engineering y mathematics).

      España es uno de los países con una mayor distancia entre las necesidades de la empresa y la formación de los profesionales. Esto significa que habrá un importante déficit de trabajadores cualificados.

      Se trata de una muy mala noticia porque se va a frenar nuestro progreso económico y social y seguiremos estando en los vagones de cola del tren de la innovación y el desarrollo. Aunque, como en toda crisis, surgen oportunidades, sobre todo para los más preparados, para aquellos que estén formados en lo relacionado con la tecnología en particular y las carreras STEM en general. Estos últimos tendrán casi asegurado un puesto de trabajo y, por cierto, muy bien remunerado.

      En este debate sobre la educación y la formación nos encontramos con las escuelas de negocios, cuya función debería ser ―y, de hecho, lo es― ofrecer una formación más personalizada y especializada, con un mayor uso de la tecnología, porque este mundo está experimentando unos cambios vertiginosos.

      Parece claro que el ritmo al que se produce la transformación social y de las diferentes organizaciones obliga a las escuelas de negocios a adaptarse constantemente porque lo que es bueno y útil hoy mañana puede no serlo. Estas empresas, porque al fin y al cabo una escuela de negocios no es más que una empresa que busca beneficio económico, están siendo capaces de adaptarse y reciclarse según van apareciendo nuevas necesidades en un entorno cambiante.

      Los directivos son, claramente, uno de los sectores profesionales que más beneficios pueden lograr de una escuela de negocios. Tendrían que cambiar su forma de pensar y actuar, porque se forman poco a pesar de que se preocupan mucho de que sus empleados sí tengan la formación que ellos parecen rechazar. Quizá esto se deba a que los empleados tienen más ayudas que los ejecutivos, que, además, suelen disponer de menos tiempo por sus largas jornadas de trabajo y porque el ego les hace pensar que ellos no necesitan formarse ni reciclarse.

      Si consideramos que la oferta formativa se globaliza a marchas forzadas, debemos concluir que esta internacionalización supone tanto un reto como una oportunidad para las escuelas de negocios, que cazan al vuelo las necesidades de las empresas y los profesionales.

      Estos centros de formación no solo se ocupan de las habilidades técnicas, sino también de la formación en habilidades directivas, esenciales para desarrollar con éxito cualquier carrera profesional. Son capaces de asumir el reto de crear contenidos personalizados de una forma ágil tanto para los trabajadores como para los directivos. Porque las necesidades de formación son desiguales en función de los diferentes