Periféricos. Antonio José Royuela García

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Название Periféricos
Автор произведения Antonio José Royuela García
Жанр Языкознание
Серия
Издательство Языкознание
Год выпуска 0
isbn 9788417334703



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      —Es lo que más deseo —contesté con tono sosegado y alegre. Al fin algo dulce y suave, pensaba, estaba a punto de ocurrirme. Erré como un pardillo.

      Terminé de abrocharme los pantalones. Ella se había acercado sibilinamente hasta donde me encontraba. Acercó su boca a la mía; aproximé mis labios a los suyos. Cerró sus bellos ojos y yo la imité. Dos segundos después, noté un dolor débil pero persistente. Me tenía mordido el labio sin apretar con fuerza. Abrí los ojos y vi los suyos disfrutando del placer de tener una presa rendida a sus pies. Apretó un poco más. Grité y soltó mi labio al tiempo que se desternillaba y me indicaba con la cabeza que desalojara la habitación. Mis ojos no dejaron de abrasarle la espalda y maldecirla hasta que la perdí de vista en la sala principal antes de marcharme.

      Creía que en todo acto de sexo existe una dosis de ternura que oscila entre las necesidades y el grado de empatía de los implicados. Incluso en los amores de reloj, donde poca importancia tienen los besos, hay un grado de complicidad sensible. Al parecer, estaba muy equivocado.

      17

      La huida a Córdoba se hizo eterna para los tres. Ezequiel se desvaneció como consecuencia de la pérdida de sangre. Estuvo a punto de entrar en un shock hipovolémico que le pudo costar la vida. Kadar Adsuar les tenía prohibido acudir a ningún hospital por grave que fuese la situación. Tenían que resistir y llegar lo antes posible al locutorio sin despertar sospecha alguna.

      Era un tipo despiadado. No le importaba lo más mínimo la vida de sus correligionarios. No ser descubierto para poder llevar a buen puerto actividades integristas era su principal objetivo. Un tipo con el semblante serio y triste. Aunque integrado, solía mostrarse retraído. Era educado y receloso; amable, bajo una cortina de hipocresía. Una combinación explosiva de la que era mejor mantenerse alejado. El disfraz perfecto para oler la fragilidad moral de quienes se encontrasen en una dolorosa situación de sentimientos, de sensaciones y de desarraigo para enrolarlos en su particular cruzada. El miedo a entrar en la cárcel y a enfrentársele eran motivos más que suficientes para correr el riesgo de desangrarse durante el camino de regreso.

      A pesar de lo inútil y lo peligroso que hay en todo acto heroico, consiguieron llegar hasta el locutorio. Kadar había improvisado un sencillo quirófano y avisado al médico camarada previsto para estas situaciones. Ordenó a Faysal llevar el coche al almacén, situado en el polígono industrial la Torrecilla. La nave era utilizada para hacer desaparecer cualquier tipo de prueba incriminatoria.

      A pesar del contratiempo sufrido por la herida de Ezequiel, el atraco se consideró todo un éxito. Consiguieron un cuantioso botín entre el dinero en efectivo y las lujosas joyas del matrimonio.

      —¿Crees que Kadar les habrá felicitado? —pregunté.

      —Vete tú a saber. Ese cabrón es intransigente y cruel. No puede permitirse el lujo de mostrar debilidad.

      —Al menos se habrán ganado unas largas vacaciones.

      Rafa asintió con la cabeza, dando a entender que estaba de acuerdo con mi conclusión.

      —Me cuesta trabajo entender las lealtades incondicionales de estos energúmenos.

      —El primitivismo prevalece por encima del sentido común y de la lógica. Saben que están siendo engañados, pero su fanatismo les impide aceptar los hechos.

      —Fin de la conversación —atajé—. No me apetece alterarme más antes de irme a la cama.

      18

      Llevaba poco más de dos semanas de vacaciones. Nunca hubiera imaginado verme involucrado en una trama de semejantes características. Era como si aquellos lejanos sueños de adolescente se hicieran realidad. No era el superhéroe de mis fantasías, tampoco rescataba de los problemas que yo mismo les creaba a las bellas damas de las que me enamoraba en la vida real, pero estaba colaborando para desarticular una organización terrorista y una banda armada que, sin duda alguna, maltrataban y se aprovechaban de muchas princesas solitarias.

      Los documentales sobre el reino animal me apasionan. Es cierto que la somnolencia me vence después de comer y no termino de verlos cuando los emiten por televisión. Al estar en casa de mi hermana, me mantuve despierto. Mientras emitían el documental, recordé las palabras de Rafa explicándome por qué el CNI y la policía permitían los robos de la trama yihadista. Los científicos e investigadores del mundo animal no intervienen para evitar una posible tragedia por mucho cariño que le tengan a la especie estudiada. Su intervención podría causar más daño que beneficio. Algo parecido ocurre en las investigaciones criminales. El CNI llevaba tiempo investigando tanto la organización terrorista de Kadar Adsuar como el entramado del mafioso Wagner Soto, pero no intervendría ni en una ni en otro hasta tener suficientes pruebas incriminatorias como para que un gran número de sus integrantes más significativos pudieran ser encarcelados y sus estructuras quedaran desarticuladas. El riesgo de que la adversidad se cubriera de tinte dramático hasta conseguir las pruebas era elevado.

      —No vas a cambiar nunca.

      Mi hermana se quejaba con razón. Había necesitado dos semanas para encontrar un hueco y visitarla. Mi sobrina se reía.

      —He estado muy ocupado salvando al mundo.

      Mi alegato de defensa seguía provocando las risas de mi sobrina. Es muy alegre y le hacían gracia mis payasadas.

      Lo cierto es que somos incapaces de escapar a nuestra forma de ser. Las costumbres que hemos arraigado con el paso del tiempo no cambiarán con facilidad. Sin motivos, era el más desapegado de la familia.

      Mi sobrina atravesaba la época difícil de la adolescencia. Tras un rifirrafe con la madre, a la que le costaba trabajo aceptar el paso de su niña a niña de sus amigos, la llevé a una librería para regalarle un libro. Cuando eligió el que más deseaba, volvimos junto a mi hermana. Después, fuimos al cine y cenamos palomitas, para más enojo de su madre.

      19

      Cada mañana, la vida vuelve a explotarnos con sus miserias y con la falsa alegría de eternidad. Esta falsa alegría es muy característica de los enamorados en su fase más álgida. Viven en un estado de consciencia casi sin memoria. Su arrojo en esta etapa les hace enfrentar su destino sin disimulo alguno. Adira atravesaba ese periodo de utopías.

      Inmersa en los estudios universitarios y perdida en ese lugar sin forma que es el amor, vivía sus días más felices. Sus padres sufrieron la relación y la ruptura con Abdel de forma muy intensa. Sabían que era un tipo conflictivo que, de continuar con la relación, le acabaría haciendo mucho daño. Desconocían a Teo, pero percibían un cambio positivo en el estado emocional de su hija.

      Abdel pasaba su tiempo escuchando soflamas integristas. El hombre es superior a la mujer, las leyes civiles deben estar sometidas a los preceptos del Corán o todos los infieles deben ser sojuzgados eran algunas de las ideas que este tipo de clérigos inculcaba a sus parroquianos. Para un tipo como Abdel, ansioso de venganza y empapado de un agresivo odio contra el mundo, dichas ideas actuaban como el catalizador perfecto para convertirse en un muyahidín dispuesto a todo.

      Adira pasaba mucho tiempo leyendo. Le gustaba acudir a la Biblioteca Pública Provincial de Córdoba, situada en la calle Amador de los Ríos, junto a la catedral. Su afición por la lectura y el maravilloso entorno de su ubicación le incitaron a apuntarse a un club de lectura. El resto del tiempo, cuando no estaba con Teo, lo pasaba ayudando a su madre y a sus abuelos en tareas domésticas. Nunca quedaba con él en las inmediaciones del lugar donde vivía por miedo a encontrarse con Abdel. El mismo motivo le llevaba a visitar con cautela a sus abuelos. El hogar de sus ancianos ascendientes se encontraba justo encima del locutorio de Kadar y ella conocía sus frecuentes visitas.

      Los viernes, cuando terminaba la reunión del club de lectura en la biblioteca, solía quedar con Teo para irse a tapear por los alrededores de la judería. Pocos lugares en el mundo ofrecen la belleza y la magia de este típico barrio cordobés. Cristianos, judíos y musulmanes fueron