Aceites esenciales en sinergia. Ana Requejo

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Название Aceites esenciales en sinergia
Автор произведения Ana Requejo
Жанр Сделай Сам
Серия
Издательство Сделай Сам
Год выпуска 0
isbn 9788418230721



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vetivert. En general, los aceites esenciales con alta concentración de monoterpenos u óxidos tienen la vida útil más corta, de aproximadamente uno o dos años. Los aceites esenciales que contienen muchos fenoles pueden durar hasta tres años, los que contienen cetonas, monoterpenoles y/o ésteres tienen una vida útil de cuatro a cinco años y los más duraderos, aquellos con más sesquiterpenos y sesquiterpenoles, que pueden extender su vida útil hasta seis años. Los cítricos son quizás los más propensos a cambiar (seis meses), ya que sus terpenos se transforman en ácidos y las ceras que contienen se depositan en el fondo del frasco. El aceite esencial puede seguir usándose, adoptando las precauciones adecuadas en cuanto a diluciones (ver pág. 57). Más adelante, se especifica cuáles son los componentes químicos y los aceites esenciales con más riesgo de sufrir oxidación y, por ello, de convertirse en posibles irritativos para la piel y las mucosas, así como los aceites esenciales más sensibilizantes y los alérgenos reconocidos por la Comunidad Europea.

      Cromatografía de gases, espectometría de masas

      Gracias a los avances técnicos, a la cromatografía de gases y a la espectrometría de masas, podemos analizar los compuestos orgánicos volátiles de los aceites esenciales y así identificar y cuantificar dichos componentes, cerciorándonos de su autenticidad, de si están adulterados o de si contienen solventes u otros componentes no originales de la planta de la cual se extrae.

      Un cromatógrafo de gases, invento del botánico ruso Mikhail Tswett en 1906, separa y clasifica los componentes químicos del aceite, dependiendo del punto de ebullición, del peso molecular, la estructura y la polaridad. Finalmente, el procesador lo traduce en un registro con el porcentaje de cada componente. La cromatografía de gases, por tanto, está limitada por el hecho de que, como su nombre indica, su funcionamiento se basa en gases, por lo que las moléculas que se separan deben ser gaseosas. Un espectrómetro de masas ioniza cada componente químico, creando una «huella digital» molecular que posteriormente es identificada por el software de un ordenador, el cual nos da el patrón de cada componente molecular. Sin este espectrómetro al final de un cromatógrafo, los compuestos simplemente se liberan en el aire, separados el uno del otro. Por lo tanto, el cromatógrafo y el espectrómetro trabajan juntos con el objetivo de separar y obtener la información precisa de identidad y cantidad individual de cada una de las moléculas: el cromatógrafo separa y el espectrómetro analiza.

      Y ¿qué es lo que nos muestra este tándem CG-MS? Según el director científico del Laboratoire PhytoChemia en Canadá, Alex St-Gelais, referencia norteamericana en el campo del análisis de aceites esenciales(4), podemos saber a través de este estudio:

      • la cantidad de moléculas volátiles;

      • las proporciones de los compuestos;

      • y la confirmación de la fuente botánica, origen geográfico de las muestras, por ejemplo, la diferenciación entre los aceites de lavanda y lavandín; además de que determina quimiotipos e incluso confirma ingredientes de una mezcla de aceite.

      • Compara aceites esenciales similares, ayudando así al agricultor a seleccionar mejor las plantas que desea cultivar;

      • ayuda en la detección de adulteraciones y contaminación;

      • nos indica si existe oxidación;

      • verifica la rectificación, como sucede, por ejemplo, en la bergamota rectificada, de la cual se extraen la furocumarinas, componente fototóxico;

      • y distingue entre aceites destilados y otros productos como absolutos, resinoides, oleorresinas y aceites expresados —cítricos, extractos de solventes y extractos de CO2—.

      Pero lo que no nos indica es:

      • si un compuesto es natural o sintético: se requiere de pruebas más específicas.

      • No pueden detectar metales pesados dada su nula capacidad volátil.

      • No proporciona información complementaria sobre aceites esenciales;

      • y sobre otros aspectos del control de calidad aplicados a ellos: el índice de refracción, la densidad específica o la rotación óptica.

      • Comparar laboratorios: además de requerir una calibración constante, hay más parámetros para configurar, por lo que resultados dependerán de la cantidad de muestra a estudiar.

      Estos documentos han de ser facilitados por el proveedor de aceites esenciales siempre que el usuario lo solicite, así como la hoja de seguridad, que ya muchos proveedores comienzan a añadir y que aporta información valiosa y útil como:

      • la identificación del producto y la compañía;

      • la identificación de peligros;

      • la composición e información sobre los ingredientes;

      • las medidas de primeros auxilios a través de todas las vías: oral, dermal y olfativa;

      • las medidas de lucha contra incendios;

      • las medidas de liberación accidental;

      • el manejo y el almacenamiento;

      • el control de exposición y protección personal;

      • las propiedades físicas y químicas;

      • la estabilidad y la reactividad;

      • la información toxicológica;

      • la información ecológica;

      • las consideraciones de eliminación;

      • la información de transporte;

      • la información reglamentaria: legislación.

      Si todos estos datos acompañan al aceite esencial, mucha más seguridad, confianza y autenticidad nos otorga el proveedor.

      XIII. Nombre botánico y quimiotipo: entendamos su verdadero significado

      Conocer el nombre botánico de una planta y poder entendernos en todo el mundo a través de dicho nombre es tan imprescindible como lo es crear un Código Internacional de Nomenclatura para algas, hongos y plantas (CIE). Las normas son las siguientes:

      • el latín es la lengua consensuada para tal efecto y su formato, que sigue la nomenclatura binomial, fue iniciada por Carl Linnaeus en 1753 y consiste en el nombre del género al que pertenece la planta y su especie, la cual nos la describe y es un adjetivo générico: officinalis, vulgare, montana… (por ejemplo, Rosmarinus officinalis, Salvia officinalis, Melissa officinalis…);

      • para una correcta escritura, el nombre del género siempre se escribe con una letra mayúscula y el adjetivo de la especie con una letra en minúscula, y ambos nombres en cursiva;

      • algunas veces observamos que detrás del nombre hay una inicial: esta nos indica el botánico que identificó por primera vez la especie (por ejemplo, L. para Linnaeus);

      • otras veces, también tenemos una equis entre el género y la especie (por ejemplo, Lavandula x burnatii), la cual nos está indicando una especie híbrida.

      Si ya es difícil de por sí conocer cada nombre botánico, hemos de añadir la dificultad de que algunas nomenclaturas cuentan con varios sinónimos comunes, por ejemplo:

      • Lavanda = Lavandula angustifolia (aceptado), Lavandula officinalis y Lavandula vera; todos ellas se refieren a la misma especie.

      • Espliego = Lavandula latifolia (aceptado), Lavandula spica.

      • Manzanilla alemana = Matricaria