Название | Cartas (I) |
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Автор произведения | Josemaria Escriva de Balaguer |
Жанр | Документальная литература |
Серия | |
Издательство | Документальная литература |
Год выпуска | 0 |
isbn | 9788432152597 |
No sabemos qué orden siguió san Josemaría en el proceso de redacción, pues no llevó un diario del trabajo que realizaba, por lo que la fecha de terminación de las diversas Cartas puede deducirse —como se ha hecho hasta aquí— sólo de las notas en las que consta su entrega a la imprenta para proceder a su edición o su envío a las diversas circunscripciones regionales.
III. Datación de las Cartas
Al irse desarrollando el trabajo, san Josemaría tomó la decisión de conservar sólo el texto de la última versión. Esto ha tenido una consecuencia positiva de gran importancia: no hay duda sobre cuál es el texto del autor. Pero a la vez hace que resulte difícil e incluso, en ocasiones, imposible determinar sus diversas capas redaccionales, es decir, qué párrafos o frases provienen de papeles antiguos, y cuáles, en cambio, de años posteriores o del momento en que san Josemaría procedió a completar su redacción. El texto final cobra así una importancia decisiva. Y esto era, precisamente, lo que el fundador del Opus Dei deseaba conseguir.
Refirámonos ahora a la datación que quiso que llevaran las Cartas. En las que están datadas en los años sesenta, su fecha coincide —con mayor o menor aproximación— con la de la redacción material. Otras tienen una fecha antigua, que puede ser eco de la datación de los papeles que sirven de base a la redacción final o de su memoria viva de todo el proceso fundacional. Dicho con otras palabras: las fechas antiguas de las Cartas no son las de su última redacción —que se sitúa, como ya se ha dicho, entre 1962 y 1967—, sino la de papeles antiguos y la del tiempo en el que la substancia de esa Carta estaba presente —aunque tal vez, en algunos casos, con otras palabras— en la predicación de san Josemaría. Quiere, ciertamente, dejar constancia de que en los años treinta, cuarenta o cincuenta predicaba la substancia de lo que recoge en las Cartas que llevan esas fechas, pero lo que le interesa no es tanto la forma literaria o el detalle cronológico, cuanto, precisamente, la substancia, que es lo que, como fundador, se sabía comprometido a entregar a quienes le siguieran.
En algún momento san Josemaría consideró —y así lo comentó tanto a Álvaro del Portillo como a Javier Echevarría, a quien debo la información— la posibilidad de dar a las Cartas de origen antiguo dos fechas, como había hecho en 1950 con la Instrucción de San Gabriel, que inició en 1935 y terminó en 1950, una vez que la Santa Sede autorizó que se admitiera como miembros del Opus Dei a personas unidas en matrimonio o que aspiraban a casarse. Pero —continúa el testimonio de Mons. Echevarría— desechó pronto esa idea[47]. Pensó que, atribuyéndoles dos fechas, podía dar la falsa impresión de que la substancia de esos escritos era consecuencia de su reflexión personal en los años en que terminó de prepararlos, y no —según era la realidad— como parte de la inspiración fundacional. La decisión que san Josemaría tomó en aquel momento testimonia su conciencia de la acción de Dios en el origen y la historia de la Obra.
No hay en las Cartas ningún intento de imitar el estilo de sus escritos de años pasados ni de reconstruir la historia. Se sirve de textos antiguos junto a otros más modernos, pero, con plena conciencia de estar situado en los años sesenta; no aspiraba a realizar obra de historiador, sino a trasmitir, con el lenguaje y el bagaje espiritual que en ese momento poseía, el espíritu y la realidad del Opus Dei tal y como la ha ido contemplando y viviendo a lo largo de los años, atento siempre a las luces recibidas de Dios a partir del 2 de octubre de 1928. De ahí que en las Cartas —excepto, claro está, en las jurídico-canónicas— haya muy pocas referencias históricas concretas. Como es lógico, intenta evitar los anacronismos, para mantener la indispensable coherencia de cada escrito[48].
En unos casos la determinación de la fecha deriva de acontecimientos concretos que la Carta presupone o a los que hace referencia (por ejemplo: las primeras ordenaciones de sacerdotes; las distintas aprobaciones jurídicas; la terminación de la Ratio institutionis o plan de los estudios filosófico-teológicos de los miembros del Opus Dei; la celebración del Concilio Vaticano II, etc.). Otras dataciones podrían provenir de una decisión, de cuño no histórico sino simbólico, de san Josemaría[49]; es decir, de su deseo de referir el conjunto del ciclo de las Cartas a la totalidad de la historia de la Obra. En este punto san Josemaría actuó siguiendo un principio claro: procurar que las Cartas fueran cubriendo, por su fecha, la totalidad de los años de vida del Opus Dei, dando así testimonio, también con sus fechas, de la continuidad, dentro de los lógicos desarrollos, de su mensaje[50].
IV. Título de las Cartas
Cuando, en los años 1934 y 1935, san Josemaría redactó y envió a los miembros del Opus Dei tres Instrucciones, les puso un título: Instrucción sobre el espíritu sobrenatural de la Obra de Dios, Instrucción sobre el modo de hacer proselitismo, Instrucción sobre la obra de San Rafael. Al afrontar la preparación de las Cartas no procedió así.
Durante todo el proceso de redacción y revisión de las Cartas, el fundador del Opus Dei trabajó en su lengua nativa, es decir, en castellano. En un primer momento pensó en la posibilidad de que las Cartas se difundieran entre los fieles del Opus Dei, no en la lengua castellana en la que estaban redactadas, sino en latín, subrayando así, con el sentido de perennidad que tiene la antigua lengua del Lacio, la firmeza del magisterio fundacional que en todas se contenía[51]. En consecuencia, las primeras Cartas que dio por concluidas las hizo traducir al latín[52] antes de enviarlas. Cuando después las fue mandando a las circunscripciones regionales —ya en esa lengua—, indicó que cada una se designara por su íncipit latino, seguido de la fecha con la que estaban datadas[53].
Meses después, san Josemaría abandonó la idea de traducir sus Cartas al latín. Aun así, a pesar de que las siguientes no fueran en ese idioma, quiso que se designaran por el íncipit en esa lengua y la fecha; pero si —por excepción— algún texto se citaba en publicaciones externas al Opus Dei se debería utilizar solamente la fecha, sin el íncipit[54]. En 1981, cuando ya había fallecido el fundador, se decidió que, incluso internamente y hasta nueva indicación, no se empleara el íncipit[55]. Algunos años después, se optó por acudir a la palabra Carta, seguida —sin ninguna separación por medio de una coma y en cursiva— de la fecha que en cada caso le correspondía, de modo que quedara claro que la datación no tenía una finalidad específicamente cronológica, sino la de integrar un título: Carta 24-III-1930, Carta 24-III-1931, etc.
Después de atenta consideración, en la presente edición crítico-histórica se ha decidido designar las Cartas por un número, que sigue el orden de la datación original, y al mismo tiempo incluir entre corchetes la siguiente información: tema de que trata, íncipit por el que se conoció dentro de la Obra, datación de san Josemaría y fecha en que consta su impresión o envío a las circunscripciones del Opus Dei, o algún otro dato que contribuya a fijar su cronología. Así se procede en el elenco completo que se da en el apartado VI.
V. Revisiones y reimpresiones de las Cartas
Después del primer envío en versión latina, el 24 de diciembre de 1964 san Josemaría mandó retirar esas Cartas y destruirlas[56]. El motivo era enviar una nueva versión con la traducción castellana, como ya hemos apuntado, además de corregir errores o realizar alguna otra mejora. Cuando, a principios de 1967, la mayoría de las Cartas estaban ya en los diversos países, se comenzaron a detectar otras erratas, que se fueron comunicando y apuntando en las páginas de la edición castellana. Ese mismo año, san Josemaría decidió realizar una edición en volúmenes, especialmente cuidada, donde se corrigieron muchos de esos errores y se incluyeron índices muy amplios, para facilitar las tareas de formación. La tirada fue limitada, de cerca de un centenar de ejemplares, que iban destinados a los órganos de gobierno de las diversas circunscripciones. Se pensó en trece tomos. El proyecto empezó a realizarse enseguida: en diciembre de 1967 se envió el tomo I; en marzo de 1968, el tomo II; en noviembre de 1968, el tomo III; en enero de 1971,