Atenas y Jerusalén en diálogo. Alberto F. Roldán

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Название Atenas y Jerusalén en diálogo
Автор произведения Alberto F. Roldán
Жанр Религиозные тексты
Серия
Издательство Религиозные тексты
Год выпуска 0
isbn 9786124252129



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visible. No se dirá tampoco: mira aquí, o: allí está. ¡Pues ved, el reino de Dios está dentro en vosotros!” (Lc 17. 21–22).85 Apelando a un símbolo bíblico, Kant dice que el reino es “como un germen que se desarrolla y seguidamente se fecunda de nuevo, reside (de modo invisible) el todo que un día debe iluminar y dominar el mundo”.86 Se trata de una indirecta referencia a la “semilla de mostaza” citada por Bloch, según hemos consignado. El reino actúa en forma casi inadvertida, imperceptible a la vista humana, pero marcha, inexorablemente, hacia una consumación. Explica Kant:

      Observaciones críticas

      En tercer lugar, afirma la existencia de una “religión racional pura”. Su intento es válido como tal, aunque quizás no toma en cuenta que cuando de experiencia religiosa se trata, entran en juego no sólo elementos puramente racionales, sino que también confluyen dimensiones no racionales, anímicas y emocionales.

      En cuarto lugar, la visión kantiana del judaísmo es inapropiada, ya que al definirlo como una entidad puramente política en su constitución, no toma en cuenta los vínculos entre lo político y lo religioso, que hunde sus raíces en el Israel bíblico y en el cual interactuaban esos ámbitos. Considerar el judaísmo sólo como una “creencia” y no como una religión, representa una visión parcial del fenómeno.

      Pese a estas observaciones críticas, el planteamiento de Kant fue un enfoque filosófico válido del reino de Dios, aunque, como no podría ser de otro modo, dependiente de lo teológico. En esto último, es digno de destacar la claridad con que Kant distingue al reino de la iglesia, considerando a esta última como una mediación del primero. El carácter eminentemente ético del reino dejará su impronta en teólogos posteriores, como Schleiermacher, Ritschl y Rauschenbush. Allí radica, tal vez, una de las principales virtudes del planteamiento kantiano.

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