La Ilíada. Homer

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Название La Ilíada
Автор произведения Homer
Жанр Языкознание
Серия
Издательство Языкознание
Год выпуска 0
isbn 4057664160997



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Olenia y Alisio por el otro, tenían cuatro caudillos y cada uno de estos mandaba diez veleras naves tripuladas por muchos epeos. De dos divisiones eran respectivamente jefes Anfímaco y Talpio, hijo aquél de Ctéato y éste de Eurito y nietos de Áctor; de la tercera, el fuerte Diores Amarincida, y de la cuarta, el deiforme Polixeno, hijo del rey Agástenes Augeída.

      625 Los de Duliquio y las sagradas islas Equinas, situadas al otro lado del mar frente á la Élide, eran mandados por Meges Filida, igual á Marte, á quien engendrara el jinete Fileo, caro á Júpiter, cuando por haberse enemistado con su padre emigró á Duliquio. Cuarenta negras naves le seguían.

      631 Ulises acaudillaba á los magnánimos cefalenios. Los de Ítaca y su frondoso Nérito; los que cultivaban los campos de Crocilea y de la escarpada Egílipe; los que habitaban en Zacinto; los que vivían en Samos y sus alrededores; los que estaban en el continente y los que ocupaban la orilla opuesta: todos ellos obedecían á Ulises, igual á Júpiter en prudencia. Doce naves de rojas proas le seguían.

      638 Toante, hijo de Andremón, regía á los etolos que habitaban en Pleurón, Óleno, Pilene, Calcis marítima y Calidón pedregosa. Ya no existían los hijos del magnánimo Eneo, ni éste; y muerto también el rubio Meleagro, diéronse á Toante todos los poderes para que reinara sobre los etolos. Cuarenta negras naves le seguían.

      645 Mandaba á los cretenses Idomeneo, famoso por su lanza. Los que vivían en Cnoso, Gortina amurallada, Licto, Mileto, blanca Licasto, Festo y Ritio, ciudades populosas, y los que ocupaban la isla de Creta con sus cien ciudades: todos eran gobernados por Idomeneo, famoso por su lanza, que con Meriones, igual al homicida Marte, compartía el mando. Seguíanle ochenta negras naves.

      653 Tlepólemo Heraclida, valiente y alto de cuerpo, condujo en nueve buques á los fieros rodios que vivían, divididos en tres pueblos, en Lindo, Yaliso y Camiro la blanca. De éstos era caudillo Tlepólemo, famoso por su lanza, á quien Astioquía concibió del fornido Hércules cuando el héroe se la llevó de Éfira, de la ribera del Seleente, después de haber asolado muchas ciudades defendidas por nobles mancebos. Cuando Tlepólemo, criado en el magnífico palacio, hubo llegado á la juventud, mató al anciano tío materno de su padre, á Licimnio, vástago de Marte; y como los demás hijos y nietos del fuerte Hércules le amenazaran, construyó naves, reunió mucha gente y huyó por mar. Errante y sufriendo penalidades pudo llegar á Rodas, y allí se estableció con los suyos, que formaron tres tribus. Se hicieron querer de Júpiter, que reina sobre los dioses y los hombres, y el Saturnio les dió abundante riqueza.

      671 Nireo condujo desde Sima tres naves bien proporcionadas; Nireo, hijo de Aglaya y el rey Cáropo; Nireo, el más hermoso de los dánaos que fueron á Troya, si exceptuamos al eximio Pelida; pero era tímido y poca la gente que mandaba.

      676 Los que habitaban en Nísiro, Crápato, Caso, Cos, ciudad de Eurípilo, y las islas Calidnas, tenían por jefes á Fidipo y Ántifo, hijos del rey Tésalo Heraclida. Treinta cóncavas naves en orden les seguían.

      681 Cuantos ocupaban el Argos pelásgico, los que vivían en Alo, Álope y Traquina y los que poseían la Ptía y la Hélade de lindas mujeres, y se llamaban mirmidones, helenos y aqueos, tenían por capitán á Aquiles y habían llegado en cincuenta naves. Mas éstos no se curaban entonces del combate horrísono, por no tener quien los llevara á la pelea: el divino Aquiles, el de los pies ligeros, no salía de las naves, enojado á causa de la joven Briseida, de hermosa cabellera, á la cual hiciera cautiva en Lirneso, cuando después de grandes fatigas destruyó esta ciudad y las murallas de Tebas, dando muerte á los belicosos Mines y Epístrofo, hijos del rey Eveno Selepíada. Afligido por ello, se entregaba al ocio; pero pronto había de levantarse.

      695 Los que habitaban en Fílace, Píraso florida, que es lugar consagrado á Ceres; Itón, criadora de ovejas; Antrón marítima y Pteleo herbosa, fueron acaudillados por el aguerrido Protesilao mientras vivió, pues ya entonces teníalo en su seno la negra tierra: matóle un dárdano cuando saltó de la nave mucho antes que los demás aqueos, y en Fílace quedaron su desolada esposa y la casa á medio acabar. Con todo, no carecían aquéllos de jefe, aunque echaban de menos al que antes tuvieron, pues los ordenaba para el combate Podarces, vástago de Marte, hijo del opulento Ificles Filácida y hermano menor del animoso Protesilao. Éste era mayor y más valiente. Sus hombres, pues, no estaban sin caudillo; pero sentían añoranza por él, que tan esforzado había sido. Cuarenta negras naves le seguían.

      711 Los que moraban en Feras situada á orillas del lago Bebeis, Beba, Gláfiras y Yaolco bien edificada, habían llegado en once naves al mando de Eumelo, hijo querido de Admeto y de Alcestes, divina entre las mujeres, que era la más hermosa de las hijas de Pelias.

      716 Los que cultivaban los campos de Metona y Taumacia y los que poseían las ciudades de Melibea y Olizón fragosa, tuvieron por capitán á Filoctetes, hábil arquero, y llegaron en siete naves: en cada una de éstas se embarcaron cincuenta remeros muy expertos en combatir valerosamente con el arco. Mas Filoctetes se hallaba, padeciendo terribles dolores, en la divina isla de Lemnos, donde lo dejaron los aqueos cuando fué mordido por ponzoñoso reptil. Allí permanecía afligido; pero pronto en las naves habían de acordarse los argivos del rey Filoctetes. No carecían aquéllos de jefe, aunque echaban de menos á su caudillo, pues los ordenaba para el combate Medonte, hijo bastardo de Oileo, asolador de ciudades, de quien lo tuvo Rena.

      729 De los de Trica, Itoma de quebrado suelo, y Ecalia, ciudad de Eurito el ecaleo, eran capitanes dos hijos de Esculapio y excelentes médicos: Podalirio y Macaón. Treinta cóncavas naves en orden les seguían.

      734 Los que poseían la ciudad de Ormenio, la fuente Hiperea, Asterio y las nevadas cimas del Títano, eran mandados por Eurípilo, hijo preclaro de Evemón. Cuarenta negras naves le seguían.

      738 Á los de Argisa, Girtona, Orta, Elona y la blanca ciudad de Oloosón, los regía el intrépido Polipetes, hijo de Pirítoo y nieto de Júpiter inmortal (habíalo dado á luz la ínclita Hipodamia el mismo día en que Pirítoo, castigando á los hirsutos Centauros, los echó del Pelión y los obligó á retirarse hacia los etiquios). Con él compartía el mando Leonteo, vástago de Marte, hijo del animoso Corono Cenida. Cuarenta negras naves les seguían.

      748 Guneo condujo desde Cifo en veintidós naves á los enienes é intrépidos perebos; aquéllos tenían su morada en la fría Dodona y éstos cultivaban los campos á orillas del hermoso Titaresio que vierte sus cristalinas aguas en el Peneo de argénteos vórtices; pero no se mezcla con él, sino que sobrenada como aceite, porque es un arroyo del agua de la Estigia que se invoca en los terribles juramentos.

      756 Á los magnetes gobernábalos Protoo, hijo de Tentredón. Los que habitaban á orillas del Peneo y en el frondoso Pelión, tenían, pues, por jefe al ligero Protoo. Cuarenta negras naves le seguían.

      760 Tales eran los caudillos y príncipes de los dánaos. Dime, Musa, cuál fué el mejor de los varones y cuáles los más excelentes caballos de cuantos con los Atridas llegaron. Entre los corceles sobresalían las yeguas del Feretíada, que guiaba Eumelo: eran ligeras como aves, apeladas, y de la misma edad y altura; criólas Apolo, el del arco de plata, en Perea, y llevaban consigo el terror de Marte. De los guerreros el más valiente fué Ayax Telamonio mientras duró la cólera de Aquiles, pues éste le superaba mucho; y también eran los mejores caballos los que llevaban al eximio Pelida. Mas Aquiles permanecía entonces en las corvas naves que atraviesan el ponto, por estar irritado contra Agamenón Atrida, pastor de hombres; su gente se solazaba en la playa tirando discos, venablos ó flechas; los corceles comían loto y apio palustre cerca de los carros de los capitanes que permanecían enfundados en las tiendas, y los guerreros, echando de menos á su jefe, caro á Marte, discurrían por el campamento y no peleaban.

      780 Ya los demás avanzaban á modo de incendio que se propagase por toda la comarca; y como la tierra gime cuando Júpiter, que se complace en lanzar rayos, airado, la azota en Arimos, donde dicen que está el lecho de Tifoeo; de igual manera gemía debajo de los que iban andando y atravesaban con ligero paso la llanura.

      786 Dió á los teucros la triste noticia Iris, la de los pies ligeros como el viento, á quien Júpiter, que lleva la égida, enviara como mensajera. Todos