Название | Camino al Armagedón |
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Автор произведения | Marvin Moore |
Жанр | Документальная литература |
Серия | |
Издательство | Документальная литература |
Год выпуска | 0 |
isbn | 9789877019629 |
La reacción de Satanás al perder la guerra
Como era de esperar -afortunadamente-, Satanás perdió y fue expulsado del cielo. La siguiente vez que aparece en la Biblia, está tentando a Eva junto al árbol del conocimiento del bien y del mal en el Edén. Sin embargo, en el libro La historia de la redención, Elena de White dedica un capítulo entero a la reacción inmediata de Satanás ante la pérdida de la guerra celestial. Ella cuenta una historia interesante.
“Satanás quedó sorprendido con su nueva condición. Su felicidad se había disipado. Contempló a los ángeles que como él habían sido tan felices, pero que habían sido expulsados del Cielo con él. Antes de su caída ni una sombra de descontento había malogrado su perfecta felicidad. Ahora todo parecía haber cambiado. Los rostros que habían reflejado la imagen de su Hacedor manifestaban ahora melancolía y desesperación. Entre ellos había continua discordia y acerbas recriminaciones [...]. Satanás [...] se estremeció, y tuvo miedo de enfrentar el futuro [...].
“¿Dónde está él? ¿No es acaso todo esto un horrible sueño? ¿Fue expulsado del cielo? ¿Nunca más se abrirán sus puertas para permitirle entrar? [...]. Si pudiera volver a ser como cuando era puro, fiel y leal, de buena gana abandonaría sus pretensiones de autoridad. ¡Pero estaba perdido, más allá de toda redención, a causa de su presuntuosa rebelión!”65
La realidad finalmente comenzaba a manifestarse en Satanás. Tanto Miguel como los ángeles que le eran leales le habían advertido a Lucifer de lo que sucedería si persistía en su rebelión, pero en su orgullo y arrogancia pensó que podría conquistar a Miguel y tomar su lugar como la máxima autoridad angelical en el cielo. Él tuvo la oportunidad de ganar, y perdió; ahora estaba sintiendo esa pérdida. Él quería volver. Elena de White escribió: “Y eso no era todo; había inducido a otros a rebelarse y los había arrastrado a su propia condición: a ángeles que nunca habían pensado poner en tela de juicio la voluntad del Cielo o dejar de obedecer la Ley de Dios hasta que él introdujo esas ideas en sus mentes al presentarles la posibilidad de disfrutar de mayores bienes, y de una libertad más elevada y gloriosa. Por medio de ese sofisma los engañó. Descansaba entonces sobre él una responsabilidad de la que le hubiera gustado liberarse”.66
Dios creó tanto a los ángeles como a los seres humanos con un sentido moral y una conciencia, y Satanás no la perdió completamente cuando se rebeló y fue arrojado del cielo. Ahora ese sentido moral estaba activado, y se sentía culpable. Parece extraño pensar que Satanás tiene conciencia y siente pesar por el daño que ha causado a otros. Podemos asumir con seguridad que, después de seis mil años, ha comprometido tanto su conciencia que poco o nada queda de ella. Pero inmediatamente después de perder su lugar en el cielo, gran parte de ello aún permanecía en su mente. Elena de White continúa su descripción:
“Satanás tembló al contemplar su obra. Meditaba a solas en el pasado, el presente y sus planes para el futuro. Su poderosa contextura temblaba como si fuera sacudida por una tempestad. Entonces pasó un ángel del cielo. Lo llamó y le suplicó que le consiguiera una entrevista con Cristo. Le fue concedida. Entonces le dijo al Hijo de Dios que se había arrepentido de su rebelión y deseaba obtener nuevamente el favor de Dios. Deseaba ocupar el lugar que Dios le había asignado previamente, y permanecer bajo su sabia dirección. Cristo lloró ante la desgracia de Satanás, pero le dijo, comunicándole la decisión de Dios, que nunca más sería recibido en el cielo, pues este no podía ser expuesto al peligro. Todo el cielo se malograría si se lo recibía otra vez, porque el pecado y la rebelión se habían originado en él. Las semillas de la rebelión todavía estaban dentro de él”.67
Si soy fumador de toda la vida y tengo cáncer de pulmón inoperable a la edad de 72 años, Dios no me va a sanar de algo que fue el resultado de las decisiones que tomé durante la mayor parte de mi vida. Dios nos presenta evidencia, y somos libres de aceptarla o rechazarla, pero también tenemos que vivir con los resultados de nuestras elecciones.
Es lo mismo en el área de la moralidad y la lealtad o deslealtad a Dios. Durante un tiempo considerablemente largo en el cielo, Lucifer y sus ángeles tomaron decisiones que moldearon sus pensamientos y sus mentes hasta el punto de que el efecto no podía ser revertido. Elena de White continuó explicando por qué Satanás no podía cambiar:
“No se arrepintió de su rebelión porque había visto la bondad de Dios, de la cual había abusado. No era posible que su amor por Dios hubiera aumentado tanto desde la caída como para conducirlo a una gozosa sumisión y una obediencia feliz a su ley, que había sido despreciada. La desgracia que experimentaba al haber perdido la dulce luz del Cielo, el sentimiento de culpa que lo oprimía y la desilusión que experimentó al ver que sus esperanzas resultaban fallidas, eran la causa de su dolor. Ser comandante fuera del cielo era muy diferente que gozar de ese honor en él. La pérdida de todos los privilegios que había tenido en el cielo le pareció demasiado grande como para soportarla. Deseaba recuperarlos”.68
El arrepentimiento de Satanás no fue genuino. El verdadero arrepentimiento lo habría llevado a reconocer que sus sentimientos hacia Miguel estaban equivocados. Habría reconocido sus sentimientos de celos y odio por lo que realmente eran, y se habría arrepentido de ellos. Como dijo Elena de White: “El tremendo cambio que se había operado en su situación [la de Satanás] no había aumentado su amor a Dios, ni a su sabia y justa Ley”.69 La mejor evidencia de esto es que “cuando Satanás se convenció plenamente de que no había posibilidad alguna de recuperar el favor de Dios, manifestó su maldad con odio acrecentado y ardiente vehemencia”.70 Si su arrepentimiento hubiera sido genuino, su odio no se habría reavivado.
Esta es una lección profunda para nosotros. El cáncer de pulmón terminal que resulta de nuestra decisión de fumar durante toda nuestra vida adulta no se puede revertir; y el cáncer espiritual en nuestra mente, que es el resultado de una vida de elecciones pecaminosas, tampoco se puede revertir. Tenemos que vivir y morir con los resultados de nuestras elecciones, tanto físicas como espirituales. Sin embargo, hay una gran diferencia. Si aceptamos a Jesús como nuestro Salvador hoy, en su segunda venida él revertirá los resultados de nuestras elecciones físicas; pero más allá de un momento dado, nuestras elecciones espirituales están aseguradas para la eternidad.
60 Esta historia es de la vida real. Ha sucedido una y otra vez a lo largo de los milenios de la historia.
61 Francis D. Nichol, ed., Comentario bíblico adventista del séptimo día (Buenos Aires: Asociación Casa Editora Sudamericana, 1996), t. 7, p. 824.
62 El conflicto de los siglos, p. 551.
63 Ranko Stefanovic, Revelation of Jesus Christ, 2a ed. (Berrien Springs, MI: Andrews University Press, 2009), p. 395.
64 Primeros escritos, p. 178.