Название | El precio de la democracia |
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Автор произведения | Julia Cage |
Жанр | Социология |
Серия | |
Издательство | Социология |
Год выпуска | 0 |
isbn | 9786079946579 |
FIGURA 30. Repartición de donaciones, cuotas y contribuciones a los partidos políticos, por partido, en Francia, 1993-2016 (promedio).
Según toda evidencia, estas diferencias reflejan la existencia de cierto número de reglas en cuanto al pago de la cuota de los funcionarios electos. Para empezar, los comunistas —especificidad histórica que ha sobrevivido a través de las décadas— dan la totalidad de sus subvenciones al partido, que, en compensación, los sufraga, como ya vimos. En el Partido Socialista, aunque se permite cierta discreción a los grupos locales, la regla es que los funcionarios electos entreguen alrededor de 10% de sus subvenciones. A nivel nacional, los diputados y senadores entregan 500 euros mensuales (nótese aquí que el porcentaje sólo se aplica a la remuneración “directa”, aun cuando los parlamentarios, de hecho, duplican sus ingresos con los montos que reciben por el reembolso de sus gastos), mientras que la cuota es de 650 euros para los diputados europeos. Esta “regla” de 10% para el Partido Socialista está lejos de ser única de Francia: en Bélgica, por ejemplo, cada funcionario elegido del Partido Socialista también debe aportar al partido 10% de sus remuneraciones brutas provenientes de sus cargos políticos. El sistema de retrocesión más interesante en Bélgica es, sin duda alguna, el puesto en marcha por el Parti du Travail de Belgique [Partido del Trabajo de Bélgica], partido históricamente marxista-leninista que podríamos comparar con La France Insoumise [Francia Insumisa], y que ha decidido que cada uno de sus funcionarios electos conserve el “salario de trabajador” que recibía antes de su elección y entregue el resto al partido.
Por cierto, ¿qué hay de La France Insoumise? Me encantaría poder responder, pero, por desgracia, no tengo habilidades suficientes en términos de periodismo de investigación. La pesquisa llega a sus límites cuando la transparencia está ausente. Ahora bien, no sólo los estatutos de La France Insoumise sólo evocan la cuestión de la cuota de manera escueta, sino que además, cuando preguntamos al movimiento político sobre sus reglas de retrocesión, se nos dice que “preguntemos directamente a Jean-Luc Mélenchon”. Sí, sí, Jean-Luc Mélenchon, al parecer la única persona capaz de hablar sobre el tema. Señor Mélenchon, si lee este libro…
En justicia, debemos recalcar que el nuevo mundo de La République en Marche [La República en Marcha] no es mucho más transparente (y que el gusto por el dinero es, quizá, más pronunciado en ese partido). No es que me hayan dicho que ese asunto dependía únicamente de la autoridad del rey Macron, pero en La République en Marche, al momento de escribir estas líneas (fines de febrero de 2018, o sea ocho meses después de la primera reunión de los diputados), el monto entregado por los funcionarios electos a ese partido es igual a cero. En efecto, aunque los estatutos de En Marche! mencionan, entre los ingresos anuales del movimiento, “reintegros de subvenciones de funcionarios electos”, también señalan que “el monto de la cuota pagada por los militantes titulares de uno o más cargos de elección pública que dan derecho a subvenciones, y por los militantes que ejercen una función gubernamental, corresponde a una fracción de las subvenciones netas acumuladas en el año. La oficina ejecutiva fijará esta fracción cada año.”29 Ahora bien, la mentada oficina, al parecer, no siempre logra ponerse de acuerdo con respecto a esta fracción. Así lo demuestran, por cierto, sus deliberaciones, que por desgracia no son públicas, aunque las paredes escuchan y el periodismo a veces me tiende la mano… Lo que es seguro es que quienes van a la cabeza parecen muy poco motivados a ayudar al resto a llegar a la cima.
¿Qué hay de las reglas relativas al reintegro de una parte de las subvenciones de funcionarios electos a los partidos de derecha (quiero decir, los partidos a la derecha de La République en Marche)? Entre Les Républicains, de algún modo las cosas se hacen dos veces peor que en el Partido Socialista, pues oficialmente los funcionarios electos no deben aportar al partido más que 5% de sus subvenciones, porcentaje que, sin embargo, no está consignado en documento oficial alguno. Ah, la transparencia… La extrema derecha no actúa mucho mejor, pues te cuelgan el teléfono en las narices cuando abordas el tema. Por cierto, el reintegro de una parte de las subvenciones ni siquiera se menciona en los estatutos del Frente Nacional.
¿Qué hacer, pues, para conocer el monto de las subvenciones reintegradas, cuando nuestros funcionarios electos nos dejan tan confundidos? Yo me divertí haciendo una pequeña regla de tres, cálculo ciertamente imperfecto, pero que no habría tenido que hacer a priori si los partidos mostraran más transparencia. Para 2014 y 2015, calculé para cada uno de estos partidos el monto total de las remuneraciones pagadas a los funcionarios electos (número de diputados multiplicado por su salario, más número de senadores multiplicado por su salario, etcétera, tomando en cuenta todos los cargos de elección pública). Luego comparé este monto con las cuotas pagadas por los funcionarios electos a sus partidos (tal como están reportadas en las cuentas de cada partido), lo cual me permitió obtener una medida “revelada” de la retrocesión. Los resultados son impactantes: mientras que los comunistas entregan más de la mitad de su subsidio al partido a nivel nacional (los funcionarios locales hacen contribuciones a las asociaciones departamentales de financiamiento),30 y los de EELV la tercera parte, esta proporción disminuye conforme nos desplazamos hacia la derecha del espectro político (figura 31). Destacaré en particular el caso de Les Républicains, que ni siquiera se atienen al de por sí exiguo 5% anunciado. Aquí casi podríamos sentirnos tentados a utilizar la propensión de los funcionarios electos a hacer contribuciones financieras a su partido como medida de su posicionamiento político en un eje izquierda-derecha. Y a decir verdad, en vista de las discusiones en el seno de En Marche! —¡no olvidemos que se trata de un partido de empresarios!—, el movimiento del presidente corre el riesgo de no ubicarse lejos de Les Républicains.
FIGURA 31. Porcentaje de remuneración que los funcionarios electos han entregado a su partido político, en función del partido, en Francia, 2014-2015 (promedio anual).
Esta falta de transparencia es particularmente nociva, pues no hace más que alimentar la desconfianza hacia los funcionarios electos demasiado bien pagados y los discursos populistas, cuando sería de extrema utilidad, por el contrario, tener un debate a fondo sobre la naturaleza de sus remuneraciones, su monto ideal y, sobre todo, los subsidios de los funcionarios electos como fuente de financiamiento de los partidos.
Una vez más, es útil dar un rodeo por Italia y su Movimento 5 Stelle, elemento central y emblemático de la crisis de la democracia en general, y de su financiamiento público en particular. En vez de reintegrar una parte de su subsidio de funcionarios electos a su no partido, los miembros del Movimento 5 Stelle han decidido transferir la mitad de dicho subsidio a un fondo destinado al financiamiento de las pequeñas y medianas empresas (el Fondo Centrale di Garanzia per le Piccole e Media Imprese [Fondo Central de Garantía para las Pequeñas y Medianas Empresas], administrado por el Ministerio de Desarrollo Económico). ¿Por qué? Esta decisión se inscribe, en primer lugar, en la crítica populista del Movimento 5 Stelle al actual sistema de partidos. De manera poco sorprendente, el movimiento, en su argumentación, denuncia el hecho de que los miembros del Parlamento están demasiado bien pagados; así, el movimiento defiende la idea de dividir esta remuneración entre dos y ha decidido aplicarse esta regla a sí mismo, obligando de hecho a sus parlamentarios a reintegrar al Estado la mitad de su subsidio.
Sin embargo, en la práctica, no todos estos parlamentarios muestran el mismo entusiasmo ante esta obligación. Aunque cada mes deben publicar en línea las órdenes de transferencia correspondientes al pago de la mitad de su subvención parlamentaria al fondo para el financiamiento de las PME, algunos de ellos —y ésta es la belleza de un movimiento 2.0—han comprendido muy pronto que basta hacer una captura de pantalla de la orden de transferencia, y luego anularla. Esta práctica ha desembocado en un escándalo, pues no tardó en saberse que el monto recibido por el fondo era inferior a las transferencias