Chile - Suecia 200 años de amistad. Varios autores

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Название Chile - Suecia 200 años de amistad
Автор произведения Varios autores
Жанр Социология
Серия
Издательство Социология
Год выпуска 0
isbn 9789569454028



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es de 22 km y su ancho máximo es de 6.5 km. Más al sureste del cabo está la isla Santa Clara. 92 millas náuticas más hacia el Este de las islas Más a Tierra se encuentran las islas Más Afuera. Más a Tierra es montañosa y su largo no es más que la franja costera en torno a la bahía Cumberland en donde haríamos nuestra entrada”...

      “Permítasenos echar una mirada al entorno. La barraca, donde vivimos, en un horrible armatoste, pero que alberga un conjunto de pequeñas casas que se extienden hasta las laderas y se mezclan con la vegetación. La mayoría de la gente se junta en un par de calles cercanas al fuerte. Desconocidos árboles, álamos y eucaliptus, pinos y cipreses, dan sombra a los jardines en donde existen árboles de duraznos, higueras y hermosas flores. En una pequeña loma, que el agua misteriosamente ha dejado incólume, se ve una todapoderosa capilla. Ahí vive el pastor, un viejo portugués. Hacía tiempo que vivía en esta isla de ensueño cuando le vino una nostalgia por su tierra natal. Pero un buen día volvió, limpió las abigarradas imágenes que las mujeres de los pescadores respetaban mucho, y el alma volvió a la isla”…

      “Permítasenos, también, echar una mirada a las casas de la colonia. Las casas de la gente pobre no las encuentren, tal vez, tan atrayentes como las casas rojas suecas con sus blancas esquinas. ¡Pero tampoco hay tal belleza en las casas suecas! Flores y plantas dan un descuidado resplandor; niños que juegan entre arbustos; perros, gallinas y chanchos haciéndose espacio en el empedrado. ¿Empedrado? Sí, alguna vez estuvo aquí la ciudad de San Juan Bautista y entre la arboleda de higueras y de arbustos de palqui se esconden fragmentos de muros de piedra y adobe”…

      “En torno a la colonia y bien adentro en el valle, con las pendientes lamentablemente desnudas y sólo quebradas, permanecen uno que otro helechos de los tiempos lluviosos. En el tramo final del verano hay mucha vida en las laderas. En ellas hay arbustos llenos de bayas moradas. Es la temporada de las murtillas, un equivalente a nuestro lingonberry de Småland. La murtilla es proveniente del sur de Chile que se adapta muy bien aquí, al igual que otras malezas. Son muy sabrosas y mi esposa hizo mermelada de ellas para provecho nuestro”…

      “Encuentro bastante natural que nuestra primera expedición sea Portezuelo. En realidad no es la primera vez que alguien que haya estado ahí no haya entregado sus impresiones. Y quien haya estado ahí no podrá sino que reconocer, de una manera rutinaria, que es el mejor lugar de Robinson. Ningún otro lugar puede competir con este para, de una manera cómoda y amplia, poder admirar y conocer la admirable vegetación. Es un lugar muy especial. En una veintena de veces he estado allí y siempre me ha sido muy difícil salir de él. Hasta mi muerte estaré echándolo de menos.”…

      “¿El primer bosque? ¿Es éste el bosque alabado tanto por Juan Fernández, por Anson, por Serkilt y otros? No, éste es un bosque no muy planificado, generado por las personas. No hay senderos, de difícil acceso y muy tupido por millones de raíces y ramas. Está el invasor, el maqui, que proviene del sur de Chile. Bajo su corona existe sólo oscuridad”.

      A la Isla Juan Fernández

      y el fin del mundo

      El Premio Nobel de

      Gabriela Mistal

      Por José Goñi Carrasco

      Ex embajador de Chile en Suecia en dos períodos (1997-2000 y 2014-2018), en Italia, México y EE.UU; ex ministro de Defensa Nacional. Economista y escritor.

      Entre los hitos en la relación bilateral entre Suecia y Chile, la premiación de Gabriela Mistral y Pablo Neruda son, sin duda, momentos culminantes. Sin embargo, ambas circunstancias no han sido debidamente investigadas y se conoce poco de lo que ocurrió en aquellos años en la Academia Sueca y en relación al proceso de otorgamiento de los respectivos Premios Nobel.

      Cuando el 15 de noviembre de 1945 Gabriela Mistral se enteró por medio de un programa de noticias en una radio brasileña que se le había otorgado el Premio Nobel de Literatura, la poeta chilena había estado entre los postulantes más atractivos para los miembros del Comité Nobel desde 1940. La propuesta con su nombre fue enviada por los directivos de la Facultad de Filosofía y Educación de la Universidad de Chile, Yolando Pino, secretario, y Luis Galdames, decano, fechada el 14 noviembre 1939. El Presidente Pedro Aguirre Cerda había recibido una carta de la escritora ecuatoriana Adelaida Velasco Galdós en el mes de agosto con la idea y se había entusiasmado de inmediato, poniendo los recursos del gobierno a disposición de esta candidatura. De esa manera se financiaron traducciones de sus poemas al francés, con el fin de ayudar a darla a conocer. Lamentablemente esta edición recién pudo ser publicada una vez terminado el conflicto mundial.

      En Suecia, por su parte, el ministro de la Legación chilena ante el Reino de Suecia, Carlos Errázuriz, fue el encargado de comenzar un delicado y fino trabajo de difundir la obra de la poeta nacional en los círculos cercanos al Comité Nobel, el órgano más importante en el proceso de selección y decisión del premio.

      Cuando el nombre de Gabriela Mistral llegó a la Academia Sueca, nuestra poeta era muy desconocida en los círculos literarios locales. A pesar de ello, su candidatura llamó de inmediato la atención de los académicos y algunos solicitaron opiniones de expertos y conocedores de la literatura “hispánica”. Karl August Hagberg, quien entonces era funcionario del Instituto Nobel, elaboró dos informes con traducciones de varios poemas y con opiniones de especialistas americanos en la poesía mistraliana. Paralelamente, otro poeta, Hjalmar Gullberg, tomó la iniciativa de traducir sus versos y los publicó en la revista literaria más importante de Suecia: Bonniers Litterära Magazin. El impacto de estos trabajos fue inmediato y Mistral logró el apoyo de varios académicos, entre los cuales se destacó desde ese primer año de candidatura Hjalmar Hammarskjöld, ex primer ministro conservador entre 1914-1917, quien era, además, Presidente de la Fundación Nobel.

      La segunda guerra mundial había comenzado en septiembre de 1939 con la invasión de Polonia y de Lituania por los alemanes y una parte de Polonia, Letonia y Estonia por la Unión Soviética, como resultado del Pacto de no Agresión Ribbentrop- Molotov. Dado ese escenario bélico, el rey Gustavo V dictó un decreto por el cual se suspendía la entrega de los Premios Nobel, suspensión que se mantuvo prácticamente durante toda la guerra, con algunas excepciones.

      El Comité Nobel siguió trabajando durante todos esos años, como si la suspensión no existiera: se reunían regularmente, elaboraban la lista de candidatos a comienzo de año; hacían la lista corta de 5 candidatos y procedían incluso a manifestar preferencias por alguno en particular, aunque no tomaran decisiones ni se asignaran premios. En las actas de 1940, se registra que el “Comité ha manifestado de manera unánime su simpatía por la candidatura de Gabriela Mistral”.

      Esto ocurrió hasta 1943, ya que en 1944 la Academia Sueca decidió asignar el premio Nobel de Literatura al escritor danés Johannes V. Jensen, como una evidente manifestación de apoyo al pueblo de Dinamarca que había sido una víctima muy directa de la guerra. Sin embargo, el Premio no se entregaría sino hasta que se pudiera celebrar las ceremonias tradicionales al término del conflicto.

      En 1945 se hizo nuevamente el habitual trabajo de selección de los candidatos. Gabriela Mistral fue propuesta esta vez por la escritora Elin Wägner, quien había sido incorporada como miembro de la Academia Sueca el año anterior.

      Gabriela Mistral recibe el Premio Nobel de manos del Rey Gustavo V. Foto: Biblioteca Nacional

      Después de diversas reuniones de discusión, el Comité Nobel elaboró la lista corta para ese año, la que contenía nombres como Paul Valéry, Georges Duhamel, Thomas S. Eliot y Gabriela Mistral. El Comité Nobel se concentró en dos nombres: Valéry y Mistral. En el verano europeo de ese año falleció