La transición española. Eduardo Valencia Hernán

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Название La transición española
Автор произведения Eduardo Valencia Hernán
Жанр Социология
Серия
Издательство Социология
Год выпуска 0
isbn 9788418411960



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la constitución en Barcelona del Comité Catalán de Solidaridad con el Pueblo Saharaui integrado por: Agermanament, Amics de les Nacions Unides, Pax Christi, Comisión Gestora de la Asociación de Amistad y Solidaridad con el Pueblo Saharaui y el Consell Català d’Ensenyament.

      Estaba claro que desde su formación el protagonismo del Consell fue aumentando considerablemente a costa de la Asamblea, usurpando en un momento determinado la labor representativa de ésta como representación máxima a nivel político de Cataluña. Esta nueva estrategia catalanista pasaba por la búsqueda de contactos con otras plataformas del Estado en busca de una deseada coordinación opositora. Una de ellas fue la reunión realizada por representantes del Consell el 9 de marzo de 1976 en Galicia con el Consello das Forzas Políticas que estaba formado por: Unión do Pobo Galego, Partido Socialista Galego y Partido Galego Socialdemócrata.

      En resumen, para darnos cuenta del esfuerzo de lucha realizado en febrero de 1976 solo es cuestión de observar los datos de paro y manifestaciones al finalizar el mes, contabilizándose doscientos treinta mil trabajadores en huelga que afectaron a 2.377 empresas en veinte provincias, añadiendo la huelga generalizada en el sector del transporte que se iba extendiendo por todo el país.

      El gobierno español, siguiendo con su política continuista pero con constantes altibajos, decretó a mediados de mes el nuevo salario mínimo interprofesional fijado en 345 pesetas/día y dio instrucciones de distribuir las nuevas monedas de veinticinco, cincuenta y cien pesetas con la efigie del monarca. Otro gesto simbólico sin precedentes fue la legalización de los nombres propios que pudieron registrarse a partir de entonces en cualquiera de las lenguas españolas. Sin embargo, estos pequeños gestos de apertura no fueron percibidos suficientemente por la ciudadanía y menos por la clase obrera que seguía en su lucha contra la represión y la censura mediante las incesantes manifestaciones y huelgas laborales extendidas por toda la península. Esa era la realidad y no otra, con un constante control represivo que no cejaba en su empeño y con una censura que daba sus últimos coletazos. Claro ejemplo de ello fue la suspensión de un recital de Lluís Llach, convocada por la JDE, en la Universidad de La Laguna.

      El 4 de marzo de 1976 se registraron grandes manifestaciones en diferentes localidades de la geografía española. En Tarragona, el despido de treinta trabajadores de la refinería Empetrol provocó una serie de manifestaciones y enfrentamientos con la policia, resultando de los incidentes la muerte accidental de Joan Gabriel Rodrigo Cano, de 19 años. Sin embargo, el epicentro de la lucha obrera se habia trasladado al País Vasco, registrándose grandes manifestaciones en Vitoria debido al conflicto surgido a principios de enero en las empresas, Forjas Alavesas y Mevosa, provocado por los despidos de numerosos obreros y la intransigencia de los empresarios. La violencia policial llegó a niveles incontrolados siendo la lucha desigual por lo que las jornadas de protesta acabaron con la vida del obrero José Mª Martínez Ocio y del estudiante Miguel Ortiz de 17, junto con más de cuarenta heridos. La huelga fue de carácter general, calculándose más de trece mil obreros en la calle y se expandió a otras ciudades como Pamplona, Bilbao y San Sebastián que ya sufrían los azotes perpetrados por ETA y la recién nombrada ATE (antiterrorismo ETA) que el último de mes habia realizado un doble atentado. Cuatro días después de iniciada la revuelta falleció el obrero de 18 años, Vicente Antonio Ferrero, por disparos de la Guardia Civil durante una manifestación de protesta por los asesinatos de Vitoria, siguiéndole seis días después el trabajador Juan Gabriel Rodrigo que cayó desde una azotea al intentar escapar de las fuerzas del orden.

      En Cataluña, los huelguistas ya rondaban los sesenta mil trabajadores en la provincia de Barcelona, extendiéndose el conflicto a Gerona con paros en las artes gráficas, el ramo del agua y la construcción. Dicha huelga coincidió con la celebración del Día de la Mujer Trabajadora, y por tal motivo, el 9 de marzo llegó a Barcelona como apoyo al evento tan señalado una representación formada por tres mujeres del Comité d’Information et Solidarité avec l’Espagne (CISE). En un primer momento, la importancia política de esta visita no debía pasar de anecdótica; sin embargo, el interés adquirido por las diferentes estancias del poder establecido en la ciudad condal, indicaba un cambio de actitud aperturista ante los movimientos de liberación sexual y cultural que provenian del otro lado de la frontera. En su breve estancia dichas personalidades tuvieron ocasión de visitar desde la cárcel para mujeres de la Trinidad, pasando por las protocolarias audiencias ante el arzobispo de Barcelona y el gobernador civil, hasta la inevitable entrevista con el Padre Xirinachs. Recordemos que la influencia mediática de este sacerdote en aquellos días era considerable y su mensaje se iba extendiendo a lo largo de todo el principado; vease como ejemplo la actitud protagonizada por el captaire de la pau, Ricard Gamundi, cuando inició una huelga de hambre y silencio en la iglesia de Sant Pere de Figueres, promoviendo la publicación de su manifiesto titulado “Si quieres paz no prepares la guerra”.