Campo Cerrado. Max Aub

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Название Campo Cerrado
Автор произведения Max Aub
Жанр Языкознание
Серия
Издательство Языкознание
Год выпуска 0
isbn 9788491343509



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del hombre se sigan produciendo inexorablemente, la reiteración del nihil novum sub sole sigue resonando como bordón a cada vibración de la sutil cuerda que manifiesta su gozo ante los progresos humanos en nuestro conocimiento de la realidad del mundo.

      Y otra cuestión aún es que, ante situaciones determinadas en la existencia humana, cuando las emociones, los sentimientos se manifiestan, quienes los viven experimentan súbitamente la impresión de que la lengua no dispone de los términos precisos para designar lo que están viviendo. Así lo manifiestan repetidas veces a lo largo de la obra de Aub el narrador y sus personajes. En Campo cerrado, es Espinosa quien lo expresa conversando con Serrador al inicio del capítulo «El Oro del Rhin»: «El sentimiento es tuyo, pero las ideas te las dan hechas, aunque no quieras, con la lengua. El idioma es una cosa seria...».49 Ese pesimismo sobre el alcance de las palabras resulta precisamente de la naturaleza del lenguaje humano, como señaló Cassirer: «La realidad subjetiva se caracteriza por su extrema individualidad y concreción, mientras que el mundo de las palabras se caracteriza por su universalidad».50 Como todos los signos, renuncian a lo particular, a lo personal de la intuición, en aras de su comunicabilidad, en la que todos los hablantes se puedan encontrar. Lo que no impide, sin embargo, el fenómeno de la ambigüedad interpretativa, debida a la necesaria polisemia, y favorecida por la producción de contextos insuficientes para su neutralización. De ahí que, en otras situaciones, se pueda sentir una satisfacción gozosa ante la capacidad creativa de quien logra manejar felizmente el idioma.51 Max Aub, por su condición de emigrante de un idioma materno a un idioma de adopción, estuvo obligado a reflexionar más de una vez acerca de los problemas que le iba planteando el aprendizaje del castellano, sobre todo a partir del momento en que lo asume de grado como el suyo, por su libre voluntad, renunciando a escribir en cualquiera de los otros dos idiomas que le eran propios por herencia. Y no tardaría en descubrir que su handicap era, a la vez, una herramienta de creatividad en su nuevo idioma, puesto que es natural en una persona bilingüe mantener viva la capacidad de asombro ante la materialidad de las palabras, y las posibilidades de manipulación que le permite ese don gratuito. El sentido, que en el bilingüe está siempre despierto, de la relatividad en las relaciones entre significante y significado, entre el lenguaje y la realidad no lingüística, se acrece cuando hay más de dos idiomas en juego, y por eso Aub, ya bilingüe franco-alemán al llegar a España, cuando adquiere el uso de dos nuevos idiomas, el castellano y la rama valenciana del tronco catalán –que luego, por sus viajes de trabajo por Cataluña, adquirió también, pasando de uno a otro sin confundirlos–, se sitúa en una posición absolutamente excepcional que contribuirá a caracterizar las formas y los contenidos de su imaginación creadora. Si a estas capacidades se añade el gusto que Aub iba a desarrollar por la prosa clásica y, durante los años de prisiones, por la obra de Quevedo –su única compañía, junto con un diccionario de la lengua–, y culminamos el todo con sus largos años de estancia en México, donde el idioma peninsular se enriquece sobreabundantemente, sería ingenuo asombrarse de la flexibilidad de Aub en el uso del idioma, y del profundo caudal léxico disponible del que hace cada vez más espontáneo y natural uso.

      De las tres fases que en la curva de su evolución lingüística observamos en nuestra monografía de 1973, Campo cerrado se sitúa en la que identificábamos como de afianzamiento en el idioma, influida aún por esa tendencia vanguardista de «renovarse o morir», donde sin duda Aub comete lo que podríamos llamar excesos exhibicionistas de nuevo rico. Ya se verá, en el examen de Campo abierto, cómo esas demostraciones de fuerza las cortó Aub radicalmente después de la edición de Campo de sangre.

       Nota a la edición

      Como ya hemos indicado, a partir de un texto mecanografiado hecho por el propio Aub, paralelamente a la redacción de una versión manuscrita (la desaparición de ambos tal vez haya que darla por definitiva), se compuso la primera edición de Campo cerrado, costeada por el propio Aub, que acabó de imprimirse en los talleres de Gráfica Panamericana, en México, D. F., el 25 de noviembre de 1943, seis días después de la anotación del Diario arriba mencionada, por la que sabemos que esta edición fue costeada por el propio autor con el dinero obtenido por su adaptación al cine de La verbena de la Paloma. Estos talleres de impresión tenían la misma ubicación que el Fondo de Cultura Económica –calle de Pánuco, 63–, por lo que es razonable deducir que eran los utilizados por esta editorial, una empresa mexicana fundada en 1934 y a la que los exiliados españoles aportaron un fuerte impulso de expansión. No tenemos constancia del número de ejemplares de esta edición.

      Aub no retocó nada del texto mecanografiado cuando lo encontró en casa de Mantecón, y lo entregó directamente a la imprenta. Ya hemos señalado en las notas al texto que los aparentes mexicanismos que en esta edición aparecen son ajenos a la voluntad de Aub, que, ignoramos por qué, no quiso o no pudo revisar la edición. Lo hizo bastante más tarde, para la segunda edición, corrigiendo un ejemplar de la primera que se conserva en la biblioteca de la Fundación Max Aub en Segorbe, y que hemos podido utilizar para nuestra edición.

      La segunda edición fue publicada por la Universidad Veracruzana, en Xalapa (México), en 1968, dentro de su colección «Ficción», con el número 77. Se terminó de imprimir en los talleres de Litografía Comercial Nadrosa, S. A. en México, D. F., el 31 de enero de 1968, tirándose 3.000 ejemplares, utilizándose en su composición tipos Baskerville. Al cuidado de la edición estuvieron Ismael Viadiu y María del Refugio González.

      La tercera edición, primera española, la publicó Alfaguara en 1978. Se reeditó en Alfaguara Bolsillo, en 1997.

      La editorial Aguilar proyectó editar en la década de los sesenta El laberinto mágico completo, con un estudio introductorio de Manuel Tuñón de Lara. El proyecto no se llevó a cabo, pero el original del estudio de Tuñón se conserva, incompleto, en los archivos de la Fundación Max Aub.

      En el caso de Campo cerrado se ha tomado como base la primera edición, aunque cotejándola con la segunda, y en caso de aceptar las correcciones –introducidas por el propio Max Aub en Campo cerrado– se ha dejado constancia en el aparato crítico. Las variantes se indican en el texto con letras del alfabeto –en superíndice:a b c– y se recogen y anotan al final de este.

      Respecto de las notas al texto, labor que obliga a interrogarse sobre el tipo de destinatario al que van dirigidas, se ha optado por abrir la edición a un lector no condicionado por las circunstancias históricas de la novela, que en muchos casos pueden resultarle remotas, y se ha tendido a ofrecerle la mayor ayuda posible en cuanto al léxico, a menudo poco familiar, marcando en el texto las palabras anotadas mediante enlace en azul con la nota correspondiente. Las anotaciones son, así, fundamentalmente de índole histórica y lingüística, aunque se han completado con algunas otras relativas a aspectos estilísticos y narratológicos destinadas a llamar la atención sobre la complejidad estructural del relato y sus particularidades.

       CAMPO CERRADO

       A JOSÉ MARÍA QUIROGA PLA

       TRES NOTAS a

       I

      Bajo el título de El laberinto mágico, que le debo a San Agustín, proyecto publicar, amén de esta, cuatro novelas en las que he de recoger, a mi modo, algunos sucesos de nuestra guerra:

      II. CAMPO ABIERTO

      III. CAMPO DE SANGRE

      IV. TIERRA DE CAMPOS

      V. CAMPO FRANCÉS

      Uds. lo han de ver si el tiempo me da lo suyo y mi pluma lo demás, para lo que les pido paciencia y disimular las faltas, como ya no se dice al término de las comedias.

       II

      Problema o problemilla fue desde que la novela ha sido, quiéranlo o no, espejo de lo que vemos y oímos,