Название | Texto, edición y público lector en los albores de la imprenta |
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Автор произведения | AAVV |
Жанр | Языкознание |
Серия | Parnaseo |
Издательство | Языкознание |
Год выпуска | 0 |
isbn | 9788437096155 |
Un Proyecto de Investigación en marcha: COMEDIC
Retomando el trabajo de Simón Díaz y la propuesta de A. D. Deyermond, un grupo de profesores de la Universidad de Zaragoza, en colaboración con otros colegas de Toulouse y Catania, nos propusimos realizar un «Catálogo de obras medievales impresas en castellano hasta 1600» con el acrónimo de COMEDIC, subvencionado con fondos públicos (FFI2012-32259). Esta base de datos estará disponible en red en un futuro, con acceso libre, a través de la página del grupo investigador (http://grupoclarisel.unizar.es/).19 Como último objetivo nos proponemos estudiar la difusión, transformación y recepción de la literatura escrita antes de 1501 en las prensas del siglo xVi con la pretensión de obtener una visión de conjunto y analizar con mayor profundidad algunas obras y géneros. Los textos impresos constituyen exclusivamente nuestro material de trabajo, con independencia de que las obras hayan contado también con transmisión manuscrita, limitando el arco cronológico de su difusión desde los primeros impresos hasta 1600. Se trata de una tarea realizada al margen de cualquier finalidad estrictamente catalográfica.
Para conseguir nuestros propósitos, pretendemos inventariar los textos redactados originariamente en castellano y los traducidos a esta misma lengua siempre que cumplan dos requisitos: a) por su creación, que hayan sido concebidos, escritos o vertidos al castellano antes de 1501; b) por su difusión, que se conserve algún testimonio impreso anterior a 1601. Como única excepción consideraremos globalmente toda la producción castellana de autores que hayan publicado alguna obra en periodo incunable y continúen escribiendo con posterioridad como Nebrija o Juan del Encina. De acuerdo con nuestras restricciones lingüísticas, del primero solo introduciremos los textos castellanos o íntegramente bilingües, por ejemplo el llamado Diccionario latino-español (Salamanca, 1492), o en el conocido como Vocabulario español-latino (Salamanca, ca.1494-1495), de los que existieron ediciones conjuntas y una segunda redacción. Tendremos en cuenta sus propias traducciones, por ejemplo las dos de las Introducciones latinas contrapuesto el romance al latín, Salamanca: [Juan de Porras], ca. 1488, y Zamora, Antonio de Centenera, ca. 1492-1494. Por el contrario, no añadiremos las 201 ediciones restantes de las Introductiones latinae, magníficamente estudiadas por Martín Baños,20 con independencia de que en ellas se incluyan fragmentos o apéndices adicionales en castellano, propios y ajenos, de extraordinario interés lexicográfico y bibliográfico. También dejaremos al margen la llamada «literatura gris» —leyes, ordenanzas, constituciones sinodales, bulas etc.—, un tipo de obras que ocupaba una buena parte de la producción.21 Del resto de textos editados no excluimos ninguno por su contenido, pero nuestra preocupación primordial se centra en la literatura y, en una primera fase, atenderemos prioritariamente a las obras en prosa.
Los textos poéticos plantean dificultades de otro tipo porque coexisten en el tiempo sus canales de difusión impresos, orales y manuscritos de manera reiterada, no aislada, como en ningún otro género literario. Labrador y DiFranco elaboraron un índice con 200 poemas que sobrevivían en el Siglo de Oro, del mismo modo que un listado de 100 manuscritos en los que quedan huellas de una pervivencia que llega hasta el siglo xVii,22 a los que debe añadirse su transmisión oral. «Se constituyó comunalmente una amplia y selecta antología oral de aquellas letras que por motivos diversos cautivaban los ánimos y los oídos de unas gentes que casi con exclusividad cantaron un único tema: el amor».23 La «bella malmaridada» o la canción manriqueña «Quien no estuviere en presencia» constituyen un buen adelanto de los múltiples testimonios que directa o indirectamente muestran la pervivencia.24 Todos ellos podrán ser consultados en la base de datos BIPA (Bibliografía de la Poesía Aurea),25 incluida en PhiloBiblon y que esperemos que pronto pueda estar finalizada. De este modo, el arduo trabajo previo de recogida de datos está ya realizado, con la particularidad de la existencia de varios equipos de investigación interesados por la poesía cancioneril, como el dirigido por Josep Lluís Martos titulado «La variante en la imprenta: hacia un canon de transmisión del cancionero y del romancero medievales», que podría converger con el nuestro.26 En definitiva, lo relacionado con la poesía o está bastante bien realizado o en vías de solucionarse, por lo que no constituirá nuestra principal preocupación, para evitar confluencias evitables sobre un tema especialmente frecuentado por los críticos y cada vez mejor estudiado.
Incorporamos tanto la producción que vio la luz en talleres hispanos como la procedente de otros países europeos, principalmente Portugal, Francia, Italia y los Países Bajos. Cada ficha va dedicada a una obra, subdividida en diversos campos habituales en este tipo de trabajos; así, distinguimos el nombre de su autor —y sus variantes—, un segundo autor —editor literario, glosador, prologuista, etc.,— y el mecenas o dedicatario, si los tuviere. Seguidamente detallaré las peculiaridades de algunos de sus campos, que ejemplificaré finalmente con el texto de la Crónica popular del Cid.
Fig. 1. Inicio de la base de datos
Muchas veces los textos omiten el nombre de su creador, que restituiremos para su catalogación si lo conocemos, o rectificaremos en el caso de atribuciones falsas, bastante frecuentes. Los textos se catalogan por un título normalizado, registrando en campo diferente las variantes que pudieran figurar en la portada, en el interior y en el colofón, del mismo modo que en las distintas ediciones. Partimos de la especial importancia de las imágenes iniciales y de su título,27 que presentan la obra y la proyectan también sobre un horizonte de expectativas.28 Para contextualizar la evolución de los textos, señalaremos las fechas de composición, o de su traducción en su caso, del mismo modo que la materia, o materias, a las que puede adscribirse la obra por su contenido.
Aunque el objetivo del Proyecto no se centra en los testimonios manuscritos, incluimos una escueta relación de los mismos, creada, en gran parte, gracias a los datos ofrecidos en PhiloBiblon, instrumento indispensable. Mayor importancia tiene para nuestro trabajo la relación de testimonios impresos, que a veces plantean más dudas de las que podríamos pensar incluso en obras cuya difusión ha sido bien estudiada, como veremos en la Crónica popular del Cid. Incluimos en apartado diferenciado las ediciones facsímiles existentes y se facilitan los enlaces a ejemplares digitalizados, mientras que para su descripción tipobibliográfica se remite abreviadamente a un repertorio especializado. Sólo referiremos ejemplares que no figuren en las bibliografías consultadas; por ejemplo de la Suma de las corónicas cidianas se conservan al menos tres ejemplares conocidos: los custodiados en la Biblioteca Nacional de España, R-12192* y en la Russian State Library de Moscú, reseñados en USTC, y el consignado en el OPAC de la Staatsbibliothek de Berlín con la signatura 2” Qr 4192, que no se recoge en catálogos u obras especializadas.
Examinaremos los paratextos autoriales y editoriales, algunos muy importantes para entender el texto y proyectarlo sobre su entorno cultural. Así, la versión confrontada de las Introducciones latinas había sido encargada por la reina Isabel «porque las mugeres religiosas i vírgines dedicadas a Dios, sin participación de varones, pudiessen conocer algo de la lengua latina», y en ella se incluye una importante dedicatoria, considerada «menos el prefacio a un libro que un verdadero