Manual de psicoterapia emocional sistémica. Mercedes Bermejo Boixareu

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Название Manual de psicoterapia emocional sistémica
Автор произведения Mercedes Bermejo Boixareu
Жанр Документальная литература
Серия
Издательство Документальная литература
Год выпуска 0
isbn 9788426727718



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       4.3 Escuelas adscritas a la cibernética de segundo orden

       5. Hacia un modelo ultramoderno

       6. Bibliografía

       La lógica es un modelo pobre de causa y efecto.

       (Gregory Bateson)

      La Psicoterapia Emocional Sistémica está construida sobre las aportaciones que a lo largo del tiempo han realizado relevantes personalidades que provienen de ámbitos diferentes, tanto de la terapia familiar sistémica, como de corrientes humanistas y relacionales. Esta diversidad es, para los que trabajamos desde este modelo, un elemento identitario fácilmente identificable para aquellos que acuden a formarse con nosotros. Allí son testigos de la diversidad de estilos, de procedencias, de especialidades y de miradas que permanecen cosidas a través de una base común, que es el objeto de este manual, el Modelo Emocional Sistémico.

      El presente capítulo pretende aportar al lector un marco teórico que le permita comprender las bases sobre las que se cimenta la Psicoterapia Emocional Sistémica. Para llevar a cabo esta tarea resulta imprescindible reflexionar sobre las gafas a través de las cuales vemos y pensamos como escuela que a lo largo de los últimos años hemos ido creando este modelo de trabajo en la práctica clínica. Estas gafas nos permiten adoptar una mirada holística que nos ayuda a organizar ideas y nos prepara para inferir hipótesis circulares de trabajo. Nos estamos refiriendo al paradigma sistémico, que más que ser una pata del modelo de trabajo que abordamos en este manual, es juez y parte del mismo, envolviéndolo y apareciendo trasversalmente en muchas de las cuestiones que transmitimos. Por ello consideramos imprescindible hacer un breve recorrido de la evolución de la principal corriente de la que se nutre la psicoterapia emocional sistémica. En el siguiente capítulo veremos más en detalle otros enfoques, postulados y factores sociales que han hecho posible, y necesaria, la evolución de la práctica clínica hacia la Psicoterapia Emocional Sistémica.

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      Figura 1. Esquema cronológico del desarrollo de la terapia familiar.

      Las primeras referencias a la terapia familiar provienen de los años cincuenta aproximadamente y surgen, principalmente, en los Estados Unidos. Nace en tiempos convulsos, alimentados por acontecimientos como las guerras en las que el país estaba sumido o la proliferación del uso de drogas, que comenzó a extenderse en cada vez más sectores de la población, particularmente entre los jóvenes. Había un desencanto manifiesto por los valores clásicos que imperaban entonces y comenzaban a surgir movimientos que reclamaban cambios en las políticas, en la sociedad y en los derechos civiles.

      Todas estas circunstancias revertían en la salud mental de los individuos, y las instituciones psiquiátricas, cuya estructura y funcionamiento aún se inspiraban en las ideas de Thomas Kirkbride (1880), no estaban al margen de estos tiempos de cambio.

      Hablamos de la etapa en la que cobraba valor el DSM (Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales), cuya primera edición aparecía en 1952 (Del Barrio Gándara, 2009). Influenciado por el IDC (International Classification of Diseases) e impulsado por la OMS, junto a otras instituciones como el Ejército de los EE. UU. y el APA (American Psychological Association), buscaba responder a la falta de un criterio común en la psiquiatría a la hora de categorizar y entender estas problemáticas.

      Este intento no fue muy bien acogido por aquellos que, estando de acuerdo con la necesidad de objetivar los trastornos mentales, hallaban falta de consenso y ambigüedad en este primer intento y por los que, por otra parte, se mostraban muy críticos con la mirada categorial que se hacía de estos. Estos últimos alertaban de los peligros que conlleva el uso del psicodiagnóstico tanto para la profesión como para las personas que acuden a tratamientos, señalando las limitaciones que supone centrar el foco clínico en el síntoma y en su interpretación cartesiana, que divide a las personas en enfermos y no enfermos.

      Otro de los elementos sometido a crítica en la época fue el psicoanálisis, que era la principal corriente de la época, debido a las dificultades pragmáticas que entrañaba a la hora de aplicar sus principios teóricos a tratamientos eficientes. Muchos tratamientos no daban resultado y otros se extendían en el tiempo, lo que disminuía la posibilidad de asumirlos a nivel económico. Entre los críticos estaban, por un lado, los objetivistas, que criticaban la psicologización de los síntomas o la falta de evidencia científica, y por otro, los propios psicoanalistas, que buscaban nuevas fronteras en el campo de la salud mental para paliar las dificultades evidentes antes comentadas.

      Lo cierto es que, en este contexto, algunas personalidades del ámbito psiquiátrico comenzaron a explorar nuevos senderos, bebiendo de otras disciplinas y experimentando en la práctica clínica.

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      Figura 2. Visión centrada en variables intrapsicológicas.

      Tanto desde los esfuerzos del APA como de los aportes del psicoanálisis clásico imperante en la época, se abogaba por una visión centrada en factores intrapsicológicos. Algunos centrados en la conducta observable, otros empezaban a centrarse en aspectos cognitivos o bien estaban los que se adscribían a la corriente psicoanalítica.

      Estos últimos sí incluían en sus postulados aspectos relacionales, particularmente en la relación materno-filial; sin embargo, el objeto clínico de intervención era intrapsicológico.

      Por entonces comenzaban a surgir voces críticas dentro del psicoanálisis que empezaron a explorar otras vías.

      Nathan Ackerman, psiquiatra de corriente psicoanalítica, es uno de los primeros en centrar la atención en familiares (Ackerman, 1938). Para el autor, la familia es una unidad emocional de la que el individuo forma parte, con lo cual hay que diseñar estrategias específicas que la incluyan (Ackerman et al, 1970). La observación de los procesos interpersonales empezó a cobrar mucha relevancia en su trabajo e influyó mucho en los autores que contribuyeron a la creación de la disciplina familiar. Junto a uno de ellos, D. Jackson, fundó Family Process en 1962, la primera revista de terapia familiar.

      También los estudios sobre las relaciones de apego y su influencia en el desarrollo psicológico (J. Bolwy, 1949) contribuyeron a destacar la importancia de estudiar aquellas variables relacionales implicadas en el desarrollo de problemas de índole psíquica. De ahí que muchos profesionales desarrollaran propuestas de intervención interpersonales, como es el caso de Melanie Klein o Harry Stack Sullivan.

      Otra psicoanalista relevante fue Frieda Fromm-Reichmann, quien creó el término de «madre esquizofrenógena» (Fromm-Riechmann, 1948), que resultó ser revolucionario y controvertido a partes iguales y que centraba, una vez más, el foco en aspectos vinculares.

      Por último, entre los psiquiatras psicoanalistas que estaban realizando un viraje hacia elementos de carácter social, aparece en escena Milton Erikson, autor que ha inspirado a los pioneros sistémicos