Obras escogidas de Ireneo de Lyon. Alfonso Ropero

Читать онлайн.
Название Obras escogidas de Ireneo de Lyon
Автор произведения Alfonso Ropero
Жанр Документальная литература
Серия Obras Escogidas Patrística
Издательство Документальная литература
Год выпуска 0
isbn 9788416845095



Скачать книгу

      La piedra preciosa,

      La esmeralda, considerada de mucho valor,

      Es avergonzada por imitación artística en vidrio,

      Siempre que no está cerca el que tiene poder para demostrarlo y

      Detectar el engaño astuto.

      También, cuando una aleación de latón

      Es mezclada con plata, el que no es entendido

      ¿Cómo lo podrá averiguar fácilmente?

      Por tanto, para que nadie, por culpa nuestra, sea apresado como oveja por lobos, ya que el Señor nos ordenó guardarnos de éstos, suelen estar camuflados con la indumentaria exterior de piel de oveja (Mt. 7:15), y así hablan como nosotros, pero piensan de diferente manera, he juzgado necesario manifestarte, querido amigo, sus prodigiosos y profundos secretos, que no todos comprenden (Mt. 19:11), porque no todos tienen su capacidad; después de haber leído los comentarios de los discípulos de Valentín y haber profundizado en su doctrina. Informado así de estas doctrinas tú, a tu vez, las harás conocer a todos los que están contigo y les enseñarás a precaverse del abismo de la sinrazón y de la blasfemia contra Dios.

      Referiremos breve y claramente, tal como nos sea posible, la doctrina de los que enseñan el error. Comenzaremos por Ptolomeo y las gentes de su entorno, cuya doctrina es la flor y nata de la escuela de Valentín y suministraremos, según nuestras modestas posibilidades, los medios para refutarlos, mostrando que sus pareceres son absurdos, inconsistentes y en desacuerdo con la verdad. No es que tengamos por costumbre consignar algo por escrito o que estemos ejercitados en el arte de escribir discursos; mas la caridad nos obliga a manifestarte a ti y a los que están contigo las enseñanzas cuidadosamente encubiertas hasta ahora, y así sus doctrinas quedarán manifiestas, por la gracia de Dios: “porque no hay nada oculto que no haya de manifestarse, ni secreto que no haya de saberse” (Mt. 10:26).

      3. Tú no puedes exigir de nosotros, que vivimos entre celtas, y que la mayor parte del tiempo tratamos nuestros asuntos en dialecto bárbaro, ni el arte de la elocuencia que no hemos aprendido, ni la habilidad del escritor, que no hemos practicado, ni la elegancia de palabras, ni el arte de persuadir, que desconocemos; pero lo que, de manera sencilla, verdadera y en estilo vulgar, te hemos escrito con cariño, lo recibirás también con amor y lo desarrollarás por tu cuenta, como más capaz que nosotros, después de haber recibido de nosotros una especie de “simiente” y como unos simples “comienzos”, harás fructificar abundantemente en el oído de tu espíritu lo que hemos expresado nosotros en pocas palabras, y ofrecerás eficazmente a los que están contigo lo que tan pobremente hemos hecho conocer nosotros.

      De la misma manera que nosotros para responder a tu deseo ya antiguo de conocer sus enseñanzas, hemos puesto todo nuestro cuidado no sólo en manifestártelas, sino también en suministrarte el medio de probar su falsedad, así también pondrás tú todo tu cuidado en servir a los demás, según la gracia que te ha sido dada por el Señor, para que los hombres no se dejen arrastrar en adelante por la doctrina capciosa de estas gentes, que es como sigue.

      Constitución del Pleroma

      1. Había, según dicen, un eón2 perfecto, que era anterior a todo y moraba en las alturas invisibles e innombrables. A este eón le llaman Primer-Principio, Pre-Padre y Abismo (Bytho).3 Inabarcable en su manera de ser invisible, eterno e ingénito, se mantuvo en un total reposo y tranquilidad durante una infinidad de siglos. Con él coexistían Ennoía (Pensamiento) a quien ellos llaman también Gracia y Silencio. En un momento determinado, este Abismo tuvo la idea de emitir de sí mismo al Principio de todas las cosas; y esta emisión, que se le ocurrió hacer, la depositó a la manera de una simiente en el seno de su compañera Silencio.4 Habiendo ella recibido la simiente quedó embarazada y engendró al Entendimiento (Noús), semejante e igual al que le había emitido, y único capaz de abarcar la grandeza del Padre. A este Entendimiento llaman también Unigénito, Padre y Principio de todas las cosas. Con él fue emitida la Verdad. Esta es la primera y fundamental Tétrada pitagórica, a la que llaman asimismo, Raíz de todos los seres. Hay, en efecto, Abismo y Silencio, después Entendimiento y Verdad.

      El Unigénito, habiendo tomado conciencia de por qué había sido emitido, emitió a su vez a Verbo (Logos) y a Vida (Zoé), él era el Padre de todos esos que vendrían después de él, principio y formación de toda la Plenitud (Pleroma). Por el emparejamiento5 de Verbo y Vida fueron emitidos Hombre e Iglesia. Y he aquí la Ogdóada fundamental, Raíz y sustancia de todas las cosas, llamada entre ellos con cuatro nombres: Abismo, Entendimiento, Verbo y Hombre.

      Ahora bien, cada uno de ellos es en realidad masculino-femenino, es decir, andrógino, así al principio el Pre-Padre se junta, según la syzygia (pareja), a su Ennoia (Pensamiento), que ellos llaman también Gracia y Silencio; después el Unigénito, dicho de otra manera el Entendimiento, se une a la Verdad; después el Verbo a la Vida; y finalmente el Hombre a la Iglesia.

      2. Todos estos eones emitidos para gloria (doxa) del Padre, queriendo a su vez glorificar al Padre, realizaron emisiones por parejas (syzygias). El Verbo y la Vida, después de haber emitido al Hombre y a la Iglesia, emitieron otros diez eones, cuyos nombres son éstos: Bythio (Profundo) y Mixis (Mezcla), Ageratos (Unión) y Henosis (Inmarcesible), Autofies (Genuino) y Hedone (Placer), Akinetos (Inmóvil) y Syncrasis (Comunión), Unigénito y Makaria (Beata). Estos son, según ellos, los diez eones emitidos por el Logos (Verbo) y la Vida. El Hombre también ha emitido unido a la Iglesia doce eones, a los que dan los nombres siguientes: Paráclito y Pistis (Fe), Patrikos (Paternal) y Elpis (Esperanza), Metrikos (Maternal) y Agapé (Caridad), Aenos (Intelecto Perdurable) y Synesis (Entendimiento), Ekklesiástikos (Eclesiástico) y Makariotes (Beatitud), Theletos (Deseado) y Sofía (Sabiduría).

      3. Estos son los treinta eones de su error, seres rodeados de silencio y desconocidos, y este es su Pleroma invisible y espiritual con su división tripartita en Ogdóada, Década y Dodécada. Por eso dicen ellos que el Salvador –pues no quieren llamarle Señor– ha pasado 30 años sin hacer nada en público (cf. Lc. 3:23), revelando el misterio de esos eones. De igual modo también según ellos, la parábola de los obreros enviados a la viña señala muy claramente a los treinta eones. Porque unos obreros son mandados a primera hora, otros a la hora tercia, otros a la sexta, otros a la nona, y otros en fin a la undécima (Mt. 20:1-7).

      Ahora bien, sumando conjuntamente estas diferentes horas dan un total de treinta: 1+3+6+9+11 = 30. Estas horas, según ellos, indican los eones. Y he aquí cuáles son los grandes, admirables y secretos misterios, producidos por ellos, por no decir nada de las demás palabras de las Escrituras que bien podían haber sido adaptadas y acomodadas a su ficción.

      Perturbación y restauración del Pleroma

      1. Así, por lo que dicen ellos, su Pre-Padre no era conocido más que por el Unigénito o Entendimiento salido de él; para los demás eones era invisible e inasible. Según ellos, sólo el Entendimiento se deleitaba viendo al Padre y se regocijaba contemplando su inmensa grandeza. Y pensaba éste igualmente en cómo comunicar a los demás eones la grandeza de ese Padre, revelándoles cuán grande era y cómo era sin principio, incomprensible e invisible. Pero le retenía el Silencio6 por voluntad del Padre, porque ella quería llevar a todos los eones al conocimiento y deseo de búsqueda del mencionado Padre. Y todos los demás eones deseaban, con un deseo más o menos apacible, ver al Principio emisor