Solo tu. Niky Moliviatis

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Название Solo tu
Автор произведения Niky Moliviatis
Жанр Книги для детей: прочее
Серия Los Hamilton
Издательство Книги для детей: прочее
Год выпуска 0
isbn 9788418013140



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H: Como es costumbre.

      Louis M: Veo que hasta te levantaste temprano en extremo. Ya tenías unos meses de ser un haragán de primera.

      Rees H: Ya era hora de regresar. ¿A qué hora termina tu turno?

      Louis: Tarde. No dormí nada, estuvimos en emergencias y estuvo crítico.

      Rees: Bueno, me cuentas si te veo mañana o me vas a ignorar como siempre.

      Louis: Idiota, trabajo como imbécil y tu hermana me exige el poco tiempo que tengo, pero sí. Nos vemos estos días.

      A la hora que llegamos a la pista mi corazón estaba acelerado como la mierda. Tenía tanto de no sentirme de esta manera. Los gritos, las chicas de tetas grandes y miniblusas caminando por todo el lugar importándoles poco el polvo que ocasionaban las llantas al dar vueltas en la pista de tierra. Cerré los ojos unos segundos escuchando el rugir del motor de numerosas motocicletas al mismo tiempo. No había mejor sonido que ese.

      —No puedes perder, Race —me susurró mi entrenador provocando que abriera los ojos.

      —Nunca pierdo. —Esa era una gran mentira, había perdido un par de veces en el pasado, pero desde que comencé a ser el campeón no dejé que nadie fuera adelante de mí.

      —Como sea, tienes una fila de chicas que quieren foto contigo. No seas mierda y ve a dar un poco de espectáculo.

      —Es mi momento de…

      —Race, necesitas de las fans. Estuviste fuera mucho tiempo y los patrocinadores no estaban contentos. Ahora, ve.

      Me acerqué a ellas dándoles mi mejor sonrisa. No voy a negarlo, esto me encantaba. Solo que necesitaba la paz antes de la carrera para tener mi mente en eso y solo en eso. Lo único bueno es que conocía esta pista como la palma de mi mano ya que solía entrenar aquí. ¿Lo malo? Muchos de mis contrincantes también lo hacían.

      Esperaba ver a Renny por algún lado, mi corazón me lo pedía y eso no era nada bueno.

      Me quité el casco sintiendo cómo las gotas de sudor descendían por todo mi rostro, estaba con la respiración malditamente acelerada. Mi corazón estaba a punto de salir saltando como un conejo en estado de ebriedad. Vi el tablero en el que me anunciaban una vez más ganador del torneo internacional de motocross Bai Whole London Race. Un título más para alardear ante todos estos novatos.

      Las chicas locas gritonas de faldas cortas me rodearon. En un pasado hubiera disfrutado tanto de esto, en un pasado, incluso, Louis hubiera estado presente, listo para tomar a una de mis chicas. Como cambiaban las cosas.

      Quién diría que estaría aquí, en media carrera de motocross viendo a la chica de tatuajes, pantalones bajos, zapatos enormes nada femeninos y blusa pequeña que enseña el ombligo. ¿Quién diría que esa mujer me tendría loco?

      —¡Race! —me gritó Billy Blen desde el otro lado de la pista—. ¡Fiesta en la fraternidad en tu honor, cabrón!

      Asentí, sabiendo que Renny Scott estaría allí. Ella era de esas pequeñas problemáticas que no se perdían una fiesta, menos una en mi honor. Cuando me acerqué al podio, después de haberme quebrado los huesos en la pista, estaba listo para ser premiado. Definitivamente me encantaba regresar a la pista y seguramente mis patrocinadores estarían contentos con el resultado sin mencionar que mi entrenador se tragaría sus palabras.

      Me colocaron la medalla de oro que decía «Campeón Internacional de Racing, Número Uno». Estaba acostumbrado a ser el número uno, nunca el dos. Esa es una de las razones por las que Charlotte se fue muchísimo a la mierda. Ella me dejó de segundo en su engaño y yo no aceptaba un dos por respuesta. El único dos en mi vida aceptable, era el hecho de que mi hermana gemela nació primero.

      Levantando el puño al aire, celebré con mis seguidores el grito y canto de la victoria.

      «Por el uno que corre en mis venas, por el uno que nadie me quita, por ser malditamente invencible. ¡A la victoria siempre!».

      Bajé del podio pasando junto a Renny que no mencionó absolutamente nada, me di media vuelta tomando su brazo, me acerqué un poco y susurré con cariño.

      —Definitivamente el verde claro te luce —dije, bajando la vista a su pequeña camisa que se tallaba a la perfección en su busto. ¡Vaya! Era hermosa.

      —¿Te han dicho que hueles a sudor? —respondió con una cara de asco. ¡Ah, señorita! Te enseñaré a jugar.

      —Sé que mi sudor es el único aroma mezclado con sexo que quieres oler, pequeña rebelde. Te veo en la fiesta.

      Ignorando el hecho que quería correr, besarla, abrazarla y consentirla, respiré y seguí caminando como si no existiera. Odiaba hacerlo, pero de ese modo entendería cómo superar todo. Necesitaba lograr conocerla mejor y ella aún no me dejaba ver un poco de quién era ella.

      Este era mi reto personal. Uno que me costaría un riñón y la mitad del otro.

      Me acosté en el sillón pensando en la fiesta que tenía hoy en la fraternidad de motociclismo. Jamás se me hubiera ocurrido ir a un lugar como ese, pero Renny estaría ahí y mi orgullo no podía dejar de pasármela por la cabeza. Con el tiempo había hecho varios amigos en este mundo, uno que era muy diferente al de la élite ya que era el único que hacía motocross como deporte profesional.

      Una vez había ido a una fiesta de fraternidad y fue una locura, tenía 18 años y solo estaba pensando a quién besaría y cómo le entraría a la chica. No había necesidad de pensar mucho en eso, las mujeres todas borrachas se te tiraban encima con desesperación por tenerme —sin ninguna diferencia a la élite—. Era un caos donde hombres y mujeres se metían más alcohol del que podían aguantar y terminaban en el jardín vomitando todo. Era un asco.

      Pensé que jamás iba a repetir esta experiencia y aquí estaba, acostado en el sillón pensando qué debía ponerme. No podía ir de saco o de camisa formal como acostumbraba en la élite, esto era otro maldito nivel. Aquí dejaba de ser Rees Hamilton y me convertía en Race Hamilton.

      —Kyle, ¿crees que está bien ir? —pregunté a mi compañero de carreras, cada vez que teníamos una carrera de relevos, él era mi compañero de fórmula.

      —Te la vas a pasar bien, princesa. Créeme que esta fiesta será más tranquila que las demás. No es una de esas con sombreros y vestidos de monja a los que estás acostumbrado, esto es una maldita fiesta de la fraternidad de Londres en motociclismo, ¡te va a encantar!

      Estaba más que seguro de que no me iba a encantar ir a ver cómo hombres borrachos se aprovechaban de mujeres borrachas, con poco sentido común de alejarse de chicos tan patéticos como ellos. No es que estuviera lejos de la élite, aun cuando éramos más formales y con alta educación en etiqueta, más de algún imbécil como Adam —el exnovio de Holly—, se metía en la jugada.

      —Se sintió bien regresar —aclaré. Hace mucho que estaba deseando volver a una carrera, dos veces al mes había competencias de entrenamiento y cada tres meses empezábamos torneo. Si no estaba en carrera de velocidad, estaba en motocross o en freestyle, que eran mis carreras favoritas.

      —Ya era hora, Race, la tribuna te extraña. Estos cinco meses fueron la cagada más grande.

      Le di una sonrisa a este idiota.

      —¡Aww, corazón! —dije, haciendo voz de buena dama—, ¿me extrañaste?

      —Dije la tribuna imbécil, pero, sí, también te extrañé. Ver al idiota de Brat ganar las carreras y lucir su culo en toda la pista no es lo mejor del mundo. Maldito.

      Brat Minch, mi peor enemigo en la pista de motocross y freestyle. Era una mierda de uno noventa de estupidez, ganaba todas las carreras hasta que yo entre al juego. Mi vida eran las carreras de velocidad. Después de competir dos veces consecutivas